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: ₊˚⋆☾⋆⁺ dime que será : ₊˚☾⋆⁺

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pov carre

El sol de la mañana entraba a raudales por la ventana cuando abrí los ojos. Sentí el peso y la calidez de Sara a mi lado, aún dormida. Me quedé quieto, disfrutando del momento, hasta que ella se removió y abrió los ojos lentamente.

- Buen día,  -dije sonriendo.

- Holaaa-respondió con una voz ronca de sueño, estirándose en la cama.

Nos quedamos en silencio unos minutos, disfrutando de la calma de la mañana. Finalmente, Sara se incorporó y se pasó una mano por el pelo, despeinada.

- ¿Desayunamos algo? -preguntó.

- Dale, ¿qué te gustaría?

- Mmm, unos mates y unas tostadas estaría genial.

Nos levantamos y nos dirigimos a la cocina. Mientras preparaba los mates, Sara se encargaba de las tostadas. La rutina de estar juntos así se sentía tan natural, como si hubiéramos estado haciendo esto toda la vida.

- ¿Qué planes tenés para hoy? -pregunté, sirviendo el primer mate.

- No sé, había pensado en quedarme en casa y ver alguna serie. ¿Vos?

- No tengo mucho planeado. Si querés, podemos hacer algo juntos.

-Dale -dijo, sonriendo mientras aceptaba el mate.

Terminamos de desayunar y nos acomodamos en el sillón del living, buscando algo para ver en la tele. Después de un rato, nos decidimos por una serie que ambos teníamos ganas de empezar.

- Che, esta serie está buenísima -dijo Sara, emocionada por la trama.

- Sí, no puedo creer que no la hayamos visto antes -respondí, compartiendo su entusiasmo.

Pasamos el día entre risas, comentarios y algún que otro mate. La química entre nosotros era innegable, y aunque trataba de mantener mis sentimientos bajo control, cada vez se hacía más difícil.

Más tarde, decidimos salir a dar una vuelta por el barrio. El aire fresco nos revitalizaba mientras caminábamos sin rumbo fijo, charlando de todo y de nada a la vez.

- ¿Sabés? Me encanta pasar tiempo con vos, Rodri -dijo Sara de repente, mirándome con una expresión sincera.

- A mí también me encanta estar con vos, Sara -respondí, sintiendo un calor reconfortante en el pecho.

Continuamos caminando hasta llegar a un parque. Nos sentamos en un banco, observando a los niños jugar y a las parejas pasear. El ambiente era tan tranquilo que casi parecía irreal.

- ¿Alguna vez pensaste en qué pasaría si... -empezó Sara, dudando un momento antes de continuar-, si nuestras vidas cambiaran de repente?

Mi corazón se detuvo un segundo. La miré, tratando de entender sus palabras.

- ¿Cómo decís? -pregunté, tratando de sonar casual aunque mi mente iba a mil por hora.

- No sé, Rodri. Es solo que... a veces siento que hay tantas posibilidades en la vida, ¿no? -dijo, desviando la mirada hacia el suelo.

Tomé una profunda respiración, sintiendo una mezcla de alivio y ansiedad.

- Sí, hay muchas posibilidades. Y creo que es genial que podamos explorar algunas de ellas juntos -dije, tratando de mantener la conversación ligera.

Ella levantó la mirada y sonrió.

- Sí, tenés razón. Somos afortunados de tenernos el uno al otro.

Nos quedamos en silencio, observando el parque. En ese momento, me prometí que, aunque aún no estaba listo para confesar mis sentimientos, haría todo lo posible para mantener nuestra amistad. Sabía que, eventualmente, llegaría el momento adecuado para hablar de lo que sentía. Pero por ahora, solo quería disfrutar del presente y de la compañía de Sara, sin complicaciones.

- ¿Volvemos? -preguntó ella después de un rato.

- Dale, vamos -respondí, levantándome y ofreciéndole una mano para ayudarla a ponerse de pie.

Caminamos de regreso a casa, charlando sobre cosas triviales y riendo como siempre. A veces, lo mejor era simplemente estar ahí, juntos, viviendo el momento sin pensar demasiado en el futuro.

Dime que será Donde viven las historias. Descúbrelo ahora