Entre Bocetos y Dibujos

126 19 5
                                    

—¡Casa sola y encargo libre!

Exclamaba Kaveh, la suerte por fin alumbraba tras las nubes de la tristeza cotidiana.

Alhaitham estaría fuera una semana por el asunto de la restauración de ruinas, por lo que estaría a sus anchas en la casa, y tras varias propuestas rechazadas finalmente el gremio de pescadores decidió darle libertad creativa a Kaveh para el trabajo que le habían encargado: Tres cuadros grandes que simbolicen la ciudad de Sumeru para usar como paneles decorativos en un evento de recaudación de fondos para nuevos insumos del gremio.

No ganaría casi nada, pero el hecho de tener carta blanca para su proyecto era más que suficiente. No más propuestas rechazadas ni discusiones sin sentido, ahora podría expresar sus verdaderos sentimientos como artista junto a los conocimientos de estética, composición y teoría del color que tan bien sabía aplicar.

Reunió todos sus materiales y se dispuso a trabajar, pero ahora había otro problema que no contempló. La libertad creativa es un poder que conlleva una gran responsabilidad. Al no tener una guía o referente del cual apegarse corría el riesgo de que el trabajo final fuera rechazado, o de inspirarse expresándose en lo personal y que el resultado final no le guste a sus clientes.

Comenzó a rebuscar en sus libretas de dibujo un poco de inspiración, ya que al sobrepensar en el resultado comenzaba a cuestionarse muchas cosas y eso le hacía descartar miles de bocetos.

Encontró en medio de la última libreta el dibujo de su infancia que Alhaitham le había llevado hace una semana. Los trazos no eran del todo firmes y las sombras estaban coloreadas al azar, el dibujo lo hizo a los diez años, pero no podía dejar de mirarlo.

—Que niño tan adorable con ese gorrito de Haravatat que le quedaba grande—Sonreía al ver el dibujo—Eras tan bonito, no eras... lo sigues siendo, solo que más pesado

Sonreía mientras hablaba para sí mismo.

—Creo que tengo una foto de ese mismo año, voy a buscarla entre mis cosas

Y así Kaveh pasó de trabajar en su proyecto a pasarse la tarde buscando en cajas antiguas aquella fotografía. Sacó una caja grande con cosas de sus años de infancia como estudiante de la academia, tal vez la inspiración que necesitaba para representar la ciudad de Sumeru era la semilla dentro del corazón de ésta: Los niños de la academia, el futuro de la nación dendro.

Aunque eso era una idea vaga que tenía como excusa para buscar la fotografía que se tomaron juntos por el atardecer con un daguerrotipo que Kaveh tomó de una de sus clases de la escuela Kshahrewar de tecnología. Dio vuelta la caja entera dos veces y no pudo encontrarla, en eso cayó la noche y finalmente dejó de buscar.

—Que extraño, se que esa foto no la tiré, tal vez Alhaitham sepa dónde está, aunque responda mal siempre encuentra todo, él es tan increíble

Se quedó en silencio y suspiró, sí que era increíble. La persona que más lo hacía rabiar a diario también era el centro de su inspiración. Ahora que no estaba cerca lo extrañaba y quería tenerlo de vuelta.

—De seguro si le pregunto me respondería una estupidez como "Para que tienes los ojos" que se yo, pero de todos modos la encontraría por mi

Se sentó con una libreta y comenzó a dejarse llevar.

—Si lo pienso bien, Alhaitham en sí es muy estético, su cabello gris verdoso me recuerda a las montañas que abrazan el contorno de la ciudad, también tiene una visión dendro

Comenzaba a plasmar en el cuaderno todas sus ideas aprovechando la gran inspiración.

—Sus ojos, no solo parecen el verde del bosque, tienen ese borde rojo ardiente del desierto con el amarillo de las grandes arenas

Siguió dibujando mientras anotaba los conceptos de la nación a los que asociaba a su roomie.

—Nunca antes me había fijado, pero su atuendo sigue la línea gráfica de los vitrales arquitectónicos de Sumeru y la paleta de colores también...

Siguiendo su inspiración, pasó la noche haciendo dibujos y pasadas las cuatro de la madrugada se puso a plasmar en el lienzo final el diseño de los cuadros para el trabajo y así pasó dos días trabajando en el lienzo grande para luego llevarlo al montaje.

Kaveh logró entregar a tiempo el trabajo, recibiendo elogios por lo bien representada que estaba no sólo la ciudad de Sumeru, si no que la nación en sí a través de esos tres cuadros con siluetas masculinas y ropas minimalistas con los conceptos locales.


・ :* . ⌒✧──────✧ ⌒. *: ・

Como éste capítulo es más cortito, les dejaré una doble actuación, gracias a quienes siguen esta historia, son poquitos pero aún así  se agradezco en el alma♡

Floreciendo desde el corazón ✿ HaiKaveh ✿Donde viven las historias. Descúbrelo ahora