Contemplando El Horizonte

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—Está muy bonito el modelo de restauración de ruinas ¿Verdad?—Habla Kaveh con un grupo de estudiantes de la escuela de tecnología—Top 3 monumentos nacionales junto con el re-diseño del faro de Puerto Ormos y obvio, el palacio Alcazarzaray

Alhaitham miraba a lo lejos con el ceño fruncido como Kaveh alardeaba del diseño final de remodelación de las ruinas aprobado por la academia y que ya había comenzado con la obra gruesa. No le molestaba verlo alardear, incluso presumía las botellas que se bebía.

Le estaba molestando que tanta gente le preste atención y lo halaguen. ¿Qué le pasaba, acaso estaba celoso?

No podía creerlo, era como volver a las inseguridades de la adolescencia cuando Kaveh se acercaba mucho a otras personas en la academia para hacer trabajos o hablar trivialidades. Se suponía que había superado aquello pero, ¿por qué le volvía a doler?

Mientras lo miraba alardear como un tarado se dio cuenta que desde el beso del oasis nada había vuelto a alinearse. No, eso no fue un beso, Kaveh estaba delirando de la hipertermia, le faltaba el aire y quiso darle respiración.

Pero siendo honesto, Alhaitham si lo sintió como un beso, sobre todo porque estuvo a punto de confesar que la razón por la que no lo había lanzado ya a la calle era porque Kaveh se había convertido en la persona más importante de su vida, la única a quien dejaba entrar a su círculo de confianza y con quien no necesitaba fingir ya que lo conocía tal cual era incluso en sus peores momentos.

Alhaitham perdía su mirada en el horizonte, era consciente de sus sentimientos, el problema era expresarlos de la manera correcta, teniendo en cuenta que las relaciones interpersonales no le eran relevantes, pero que a Kaveh sí le importaban mucho al punto de ser muy expresivo y sentimental. El hecho de tener personalidades tan opuestas era lo que los llevaba constantemente a discutir.

Pero los opuesto se atraen. Cuántas veces no leyó Alhaitham esa frase cliché pensando que estaba sobre valorada. Ahora temía que por dejar pasar tantos años alguno de esos aduladores se interese en Kaveh y termine perdiendo su oportunidad.

Estaba tan absorto en sus pensamientos mientras contemplaba el horizonte en la academia, que no notó que hace mucho el grupo que rodeaba a Kaveh se disolvió y ahora era él quien estaba a su lado mirándolo en silencio.

Sonreía al ver su rostro perderse entre el cielo. Era idéntico a la pintura del trabajo de pescadores. Un hermoso lienzo inspirado en Alhaitham con el horizonte perdido en su nostálgica esencia.

—¿Todo bien?—Preguntó Kaveh—Te ves muy preocupado, tu carita te delata

—Kaveh, no hables como un niño


Porque eres muy adorable


—Mejor no hubiera preguntado si me ibas a responder así—Kaveh miró hacia el otro lado y suspiró—Bien... es bonito estar de vuelta en la ciudad

—Si

—Si

Ambos estaban muy nerviosos, mirando hacia el lado contrario apoyados en la baranda a la salida de las puertas de la academia. Una vez que se voltearon a verse a los ojos nuevamente dejaron salir la torpeza que guardaron durante tantos años.

—Alhaitham

—Kaveh

Dijeron sus nombres al unísono. Ambos estaban muy nerviosos al comenzar a aceptar sus sentimientos.

—No no, di tú

—Tú hablaste primero, Kaveh

—Bueno

—Bueno

Ambos se quedaron en silencio viendo el horizonte. Lentamente rozaron sus manos sin decir palabra alguna, solo estar el uno junto al otro parados frente al atardecer tal y como hace años les era suficiente. El cielo anaranjado, el sol perdiéndose al fondo de las montañas y el mar. Los barcos llegando a la ciudad de Sumeru y varios hongos elementales saltando felices a lo lejos reflejando la caída de la noche.

Una vez que oscureció, Alhaitham se volteó y suspiró.

—Iré a casa, ¿me acompañas?

Kaveh sonrió, le estaba pidiendo caminar juntos a casa. Aunque literalmente estaba a la vuelta de la academia, no pudo evitar sentirse muy contento.

—¿Te molesta si te muestro algo primero?

—Si es el lienzo del gremio de pescadores puede verse desde aquí al horizonte

—¿Te gusta?

—Que pregunta tan absurda

Kaveh bajó la mirada, nuevamente se iba a desilusionar, pero cuando estaba por rendirse, escuchó a Alhaitham.

—Claro que me gusta, nunca me habías dibujado tan guapo

—¿Y quién dijo que ese eres tú?

—Eres muy obvio, Kaveh

Ambos caminaron a casa mientras discutían, esta vez de forma más amistosa y ligera que de costumbre.

—Pero puede ser un dibujo de la arconte Dendro

—No, claramente es un varón

—¿La arconte dendro y el rey Deshert fusionados en un concepto visual?

—No le des más vueltas, es claro que me dibujaste a mi

—Ni que fueras la gran cosa para estar retratado ahí

—Soy el escriba y el héroe de Sumeru después de todo, aunque haya sido como personaje secundario

—¡Pero siempre dices que esos títulos no importan!

—Importan si me retratas sin mi consentimiento, se puede ver desde el horizonte, tendrás que pagarme derechos de imagen

—Jaja ¿Ahora le estás copiando a Dori?

—No, pero a demás de la renta, me debes derechos de imagen

—Jaja Haitham, eres peor que Cyno cuando intentas bromear

Mientras ambos se perdían ciudad abajo camino a casa, Nahida, quien había salido junto con Wanderer a dar un paseo nocturno los observaba sonriendo. Mientras tanto, el joven con sombrero los miraba fijamente a la distancia simulando con la lengua una mueca de asco debido a lo meloso del ambiente, Nahida rodeó los ojos al ver su expresión y siguieron adelante con su caminata.



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Ya están comenzando a florecer sus sentimientos  ¡¡¡yipee!!!

Muchas gracias a los poquitos lecotres que tengo, los aprecio mucho ya que esta obra la he hecho con cariño. Y Gracias a mi pana Umbineko que siempre me deja comentarios en las historias.



Floreciendo desde el corazón ✿ HaiKaveh ✿Donde viven las historias. Descúbrelo ahora