Nota: Este capítulo fue escrito antes del prólogo de Simulanka, en el que Kaveh deja de cabeza Sumeru dibujando círculos a un libro, por lo que el sistema bibliotecario de la casa de la Daena aquí descrito es netamente ficticio y alternativo al canon.
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Al día siguiente, Kaveh despertó poco antes de las diez de la mañana. Estaba en la habitación de Alhaitham quien a pesar de haber compartido cama para poder cuidarlo se durmió dándole la espalda durante toda la noche. Pero actualmente estaba ya en su trabajo.
Kaveh se levantó, se dio una ducha rápida y tras pasar un rato arreglándose frente al espejo fue a la cocina a buscar una merienda. Pasó tanto rato alistandose que a esas alturas el desayuno ya era más un almuerzo. Pero estaba contento a pesar de todo. La fiebre y gripe había bajado, tenía tan sólo un remanente de flemas y toda la tarde libre ya que ese día no tenía entrega pendiente o proyectos cercanos por entregar, ya no le urgía tomar comisiones como desquiciado para pagarle la cuota a Dori.
Pensaba comer algo y luego salir a dar una vuelta por la ciudad de Sumeru. Quería aprovechar de ir a la vidriera donde suele encargar sus diseños para las ventas, vitrales y azulejos para reparar lo que quebró en su cuarto, ya lo había planeado.
—Él se esforzó para cuidarme cuando enfermé, me hizo sopa y me acompañó en todo momento—Habló Kaveh mientras servía su comida—Es hora de que yo haga las cosas bien y trate de llevar una vida tranquila, o al menos darle a él su tranquilidad
Una vez que se dispuso a salir, se preocupó de llevar la llave de la casa para no tener problema una vez más por olvidarla .Antes de salir debió cerciorarse de tenerla en sus cosas, tomó su maleta y salió de la casa. Merhak llevaba consigo un plano con el diseño de la ventana que el mismo arquitecto había hecho a mano. El dueño del local le dijo que su encargo estaría listo durante la tarde y que pase a buscarlo después de las dieciséis horas.
Kaveh aprovechó de cargar también junto con sus planos algunos materiales para trabajar en el exterior y unos cuantos libros que debía devolver hace mucho a la Casa de la Daena. Quería empezar a ser más responsable para no meter en problemas a su novio, llevar una vida tranquila y evadir los problemas pequeños. Esa era su forma de pagar todo lo que Alhaitham hizo por él para no sentirse culpable por una deuda millonaria que liquidó para que viva tranquilo.
Mientras tanto Alhaitham había llevado una mañana tranquila en el trabajo rechazando solicitudes mal redactadas y tras almorzar salió de su oficina, se alejó de las dependencias de la academia para ir al café Puspa a pasar el resto de su jornada leyendo despreocupado por mera diversión, de seguro que los eruditos y estudiantes estaban vueltos locos buscando al escriba como de costumbre, pero así estaba bien para él.
Tampoco es que lo fueran a sancionar, después de todo era el funcionario más competente de la academia y eso que solía evitar el contacto social, yendo de un lado a otro siendo imposible de localizar, pero respondiendo mejor que nadie con diligencia en sus responsabilidades laborales.
Hizo una pausa a su libro de poesía de Liyue para echar un vistazo a un documento del trabajo que se suponía que debía revisar en los archivos de la Casa de la Daena pero en su lugar lo llevó a la cafetería. Se trataba de una lista del inventario de textos que serían llevados a la nueva zona común del desierto para que las personas lean de forma gratuita.
Notó que varios títulos de la lista estaban ahí no porque a la academia le interesara compartir el conocimiento contenido en sus páginas, sino que buscaban dar de baja esos libros para hacer espacio a nuevos textos. Los sabios engreídos que usaban el conocimiento solo para darse estatus personal creyeron que lo mejor para desechar esos libros era trasladarlos a una zona de menor interés intelectual.
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Floreciendo desde el corazón ✿ HaiKaveh ✿
FanfictionKaveh y Alhaitham no se llevaban del todo bien y ya era suficiente para ellos ser roomies, ahora además tendrían que colaborar en un proyecto del desierto, pero tras un accidental beso bajo las ardientes arenas comienzan a florecer los sentimientos...