La primera ronda, inesperadamente, la ganó el judío tramposo.
—Gordo, eres muy lento. Un zombi muy lento.—una risita se escapó de sus labios mientras me miraba a los ojos. Yo solo amenacé con meterle mi dedo de en medio por el culo. —Calma, culón. No es para tanto.— Resopló con burla. —Bueno ahora sí, ¿Verdad o reto?
Yo soy muy, pero muy valiente. Sin embargo, escoger reto sería muy peligroso, conociendo que tan tramposo es Kahl. Nadie sabe que alberga esa cabecita judía pelirroja.
—Verdad.
El judío sujetó su propio mentón, una digna pose de un filósofo de la antigüedad.
—Mm, ¿Por qué me secuestraste a mí y no a otro de los que venían conmigo?
Carajo, una pregunta fácil de responder, pero en mi mente. No puedo simplemente contarle todo mi plan secreto al judío.
—Porque judíos sueltos son amenaza.— dije mirando al suelo, en un tono leve y denso.
—¿Sabes? Ya no me sorprende que seas un gordo racista. Aun así, es incorrecto, no puedes simplemente catalogar a un grupo de gente como una amenaza cuando en realidad no te han hecho nada.
Acerqué mi mano a mi boca, empecé a mover mis dedos en forma de burla como diciendo "blablablá." El judío solo me miró con frustración.
—Mejor sigamos, culón.
En la próxima partida, el judío ganó la primera ronda. Saco piedra y yo saqué tijeras, ¡HARÁ QUE MIS BOLAS EXPLOTEN!
—Es solo un juego, gordo. No te enojes. — dijo con una sonrisa victoriosa, regodeándose.
Luego empatamos.
¡DE NUEVO EL MALDITO JUDÍO CHUPA BOLAS!
Pise el pie del judío, él me miró abatido mientras parecía querer reír.
—Gordo, no seas agresivo. Solo es suerte.
En realidad no creo que sea solo suerte, ese judío tiene magia.
—¡No magia judía!
Me vio estupefacto y negó con la cabeza mientras reía, ¿Ahora se burla de mí? Me las pagará.
—No soy un hechicero, ¿Verdad o reto, E?
—Verdad.
—¿Qué es lo que más te gusta de mí?— Preguntó sonriente, sus esmeraldas mirándome atentas y esperando una respuesta.
¿Qué carajos? ¡No responderé una pregunta tan marica! Ese judío me está jodiendo, lo hace a propósito.
Maldita sea, ¿Qué digo? No puedo simplemente decirle que me gusta cuando se enoja, eso hará que se aleje y arruine mi plan.
Así que, de mi boca, no salió nada. Me mantuve en silencio y crucé mis brazos.
—¿Qué? ¿Prefieres reto?— preguntó en un tono de burla. A lo cual negué mi cabeza con una sorprendete rapidez. —Bueno, bueno, entendí. Entonces responde la pregunta.
Lo vi avergonzado. Puto judío.
Mi índice señaló sus esmeraldas y ellas me miraron con perplejidad.
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El intangible corazón del chico come cerebros [Cartyle]
أدب الهواةEn la oscuridad de un mundo en el que la vida como la conocemos es historia, E, un muerto que ni siquiera recuerda su propio nombre, deambula en busca de cerebros. Para así probar los recuerdos de aquellos que viven sintiendo, aquellos que carecen d...