๑Capítulo dieciséis.

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Recorremos caminos desconocidos, vivimos, amamos y mentimos. 

Orion se miro en el espejo frente a él sin decir ni una palabra. El traje negro y elegante que vestía era su sello de esa noche. El anunció de su compromiso estaba por todas partes, en todos los periódicos, revistas y noticias. Decían que aun era muy joven para una decisión de esta magnitud, por lo que los rumores de que su intenso amor hacía el dichoso omega, debía ser inmenso para decidir casarse a tan temprana edad y con la rivalidad de sus padres empresarios. Una mierda que la gente inventaba con tal de pensar que esto realmente estaba bien.

Las punzadas en su pecho se hacían más dolorosas con el tiempo. Trato de disimularlas en las fiestas de sociedad a las que ahora debía asistir con su prometido, pero fue descubierto por su hermana que lo noto rápidamente.

—Estas pálido —susurró Cler a su costado.

—No es nada.

—Orion.

—Tomaré una copa más de vino, tal vez son los nervios.

La mirada violeta de su hermana lo siguió por un buen rato hasta que lo encaro de nuevo.

—Orion —masculló su hermana, tomándolo del antebrazo. —Debes ver un doctor.

El alfa ojivioleta soltó una risa corta y sonrió con sus ojos apagados.

—¿Estoy soñando o es que mi hermana parece preocupada por mi?

—Orion, no te vez nada bien. Llamaré al chofer-

—Ya lo esperaba —dijo con calma sin cambiar su expresión. —Es porqué no me veo bien para las fotos de los periodistas. No te preocupes, Cler. No voy a fastidiarte con mi presencia esta noche.

—No es lo que quise decir. Realmente estoy preocupada por ti.

—Claro y yo me siento fantástico.

°||°

—Mamá... —susurró entre sus sueños. Su piel brillante por el sudor, sus ojos oscuros y sus labios resecos, solo mostraban el deterioro de su salud. —¡Orion!

—Kenai —su madre llegó rápidamente hacia él con un paño frío. —Cariño...

—Orion... ¿Donde esta?

Los ojos de Xavier lo miraron con suavidad. Acarició la mejilla de su hijo antes de sonreírle con ojos húmedos.

—Kenai... Él no esta aquí.

La claridad volvió lentamente a la mente del castaño antes de que sus lagrimas empaparan su rostro. A veces era así, perdía la noción del espacio y tiempo, buscaba y esperaba lo que no podía tener en esos momentos. Sus noches de sueños se veían interrumpidas la mayor parte del tiempo cada que sentía que la oscuridad envolvía por completo todo su cuerpo. Toco su vientre con su respiración agitada y la calma llego a él con lentitud, mientras su madre lo abrazaba también.

—Esta bien, Kenai. Esta bien. Estas bien. Están bien.

La parte curvilínea de su vientre que se levantaba tan solo un poco, que a penas se hacía notable, se sintió como la calma que no podía sentir si no fuera por él o ella que lo mantenía cuerdo, como su ancla a la realidad.

Después del su celo y el rut de Orion, después de que se fuera y que los planes se mantuvieran en la cima antes de estallar y dejar todo lo demás atrás como una bomba de tiempo que no tardarían en estallar también. Porqué si él se había quemado sin ser nada ni nadie, ellos arderían.

Volvió a quedarse dormido de a poco.

—Tuvo otro colapso —susurró Xavier cuando el alfa rubio entro a la habitación.

Serendipity || LIBRO 2 Hijos de las sombras (+18)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora