๑Capítulo nueve.

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Pueden ser palabras simples al igual que las acciones desinteresadas. Son como nubes que se desvanecen para dar paso al frío viento descontrolado; se van y vuelven a formarse. Eso es lo que pasa con mis palabras, pueden ser mentiras pasajeras, pero como las nubes que se acumulan en el calor; crecen y se hacen más grandes.

—Andrux.

—¿Desde cuándo lo sabes? —preguntó.

—¿Eso importa?

—Responde.

—Esa caja es mía, ¿creés que no la vería? —los ojos azules lo miraron intensos. —Tocaste mis cosas sin mi permiso.

—Yo...

—Quiero ver a mi papá, no quiero saber nada —Kenai fue directo antes de que Orion revelará más de lo que sus oídos se negaban a oír.

El silencio se hizo dueño de la habitación.

Esa noche se hizo eterna para ambos. Orion le prometió a Kenai salir del departamento y llegar la mañana siguiente. Charlotte tuvo una pijamada improvisada en un cine que habían reservado solo para ella y sus amigas.

Cuando Orion abrió la puerta de la entrada a primera hora por la mañana, Kenai ya se encontraba sentado en el sofá, esperándolo.

—Kai-

Kenai salto hacia él, besándolo intensamente.

—Buenos días —le dijo separándose de sus labios. —Hice el desayuno.

Los ojos violetas del alfa analizaron los ojos del contrario, confundido ante el comportamiento. Kenai tenía un parche en su mejilla que tapaba el moretón que se había formado ante el golpe del día anterior.

Kenai le sonrió, parecía estar más contento de lo común.

—¿Tu pap-?

—Eso está olvidado, recuérdalo —dijo Kenai, tomando su mano para guiarlo al comedor donde toda la comida ya estaba servida. —Tendre que lavar muchos platos después —cambió de conversación.

—Contratare a alguien para que lo haga, no te preocupes por eso.

Kenai le sonrió.

—Tan humilde —le dijo, tomando una cuchara de waffles para guiarlo a los labios del alfa. —¿Te gusta?

—Me encanta.

—Charlotte hizo una pijamada, debe estar cansada —dijo Kenai, acariciando en cabello rubio de su hermana. —Hoy está bien si se queda.

—La niñera estará todo el día —dijo el alfa a su lado. —Creo que debo contratarla a tiempo completo, así será mejor.

—No he pasado tiempo con ella en estos días —dijo triste, mirando el rostro dormido de la omega con ternura.

El alfa lo abrazó por la cintura trasera, postrando su mentón en el hombro del omega.

—¿Quieres ir está tarde al parque de diversiones?

Kenai sonrió.

—Podemos llevarla, puede meterse a todos los juegos que quiera y nosotros —beso su mejilla. —Practicamos para criar a nuestros hijos.

El cuerpo de Kenai se tensó.

—No bromees con eso —regañó, separándose del cuerpo del alfa. —Vamos al instituto.

Serendipity || LIBRO 2 Hijos de las sombras (+18)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora