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—Quedarme?, de ninguna manera tú lo dijiste es tu hogar, tu manada, tu familia- alardeó al pensar en quedarse con César

—Niss...Tu eres mi familia- expresó con una voz tenue y tranquila

—César —volví a pronunciar su nombre para protestar—, los simios desconfían de mí. No pueden volver a vivir con miedo —insistí esta vez con señas, ya que le resultaba difícil hablar.


—Confío en Niss —respondió él también con una seña, pero sus ojos se encontraron con los míos y esbozó una pequeña sonrisa.

Le devolví la sonrisa, de repente se escuchó el crujido de una rama rompiéndose.

Ambos volteamos hacia el origen del ruido.

—Hijo —habló César con una sonrisa—, ella es Niss, una gran persona.

El hijo de César me miró con desconfianza e incomodidad.

—Sabía que era tu hijo, es igual a ti —reí al recordar a un César joven.—¿Cuál es tu nombre? El mío es Niss. —intenté una pequeña sonrisa para él, pero solo me miraba con disgusto.

—Padre, Rocket encontró más rastros detrás de la cascada —anunció el hijo de César, su voz llena de urgencia. Me ignoró por completo, como si mi presencia fuera un simple fantasma en su mundo.

César dio un pequeño suspiro.

——No está acostumbrado a ver humanos, y menos después de lo que Koba comentó —explicó César. Tomó mi mano y la sostuvo con ternura, antes de soltarla con un roce apenas perceptible de nuestros dedos.

La reacción del hijo de César me dejó confundida, pero lo comprendía. Yo era una desconocida en su territorio, y peor aún, una humana, algo que para los simios resultaba profundamente detestable.

César caminó hacia la orilla de las escaleras junto a su hijo, y ambos comenzaron a descender. El joven dio una última mirada a la humana que contemplaba por última vez el vasto paisaje.

Era realmente sorprendente contemplar la posibilidad de convivir con él. Desde que se anunció la aparición del virus, no volví a tener noticias suyas y su ausencia se volvió un vacío que no lograba llenar. Me di cuenta de que debía ganarme la confianza de su hijo y de su manada si quería acercarme nuevamente a el, pero la incertidumbre y la nostalgia me invadían por completo.

Me esforcé por descender las imponentes rocas que se alzaban como murallas,  la empinada era bastante difícil.

¿porque no solo pusieron unas cuerditas? Como en Tarzan.

Los simios me observaban con cautela, algunos con miedo en sus ojos y otros mostrando su desaprobación ante la decisión de César. Era comprensible, después de todo, yo era una desconocida para ellos. Sin embargo, estaba decidida a demostrarles que no sería ningún peligro para ellos.

Me acerqué a Maurice, quien se encontraba tranquilamente comiendo un fruto.

—Maurice —pronuncié su nombre con cariño al sentarme frente a él—. Me alegra volver a verte.-arrugue mi nariz mientras esbozaba una sonrisa


El orangután se levantó con tranquilidad y me abrazó, gesto que me sacó una sonrisa antes de darle unas palmaditas reconfortantes en su espalda.

—Te he extrañado mucho, Maurice —expresé con una sonrisa, observándolo con nostalgia—. ¿Qué has estado haciendo todos estos años?


Maurice y yo pasamos muchos momentos juntos cuando era pequeña , gracias a mi tío que trabajaba en un circo donde lo conocí . Es complicado para mí asimilar que toda mi familia se dedicaba a hacerle daño a los simios, ser consciente de esa conexión me llena de miedo . Me preocupa que esa parte oscura de mi pasado pueda traicionarme en algún momento, poniendo en riesgo la relación que he construido con Maurice y con los demás.

Maurice respondió con un ulular y gestos significativos.

—Enseñando a los simios más jóvenes lo que deben saber acerca de nuestra manada —explicó con sabiduría.


—Es grandioso hasta donde han llegado, estoy feliz que sean libres y que tengan una vida digna de vivirla- sonreí yo podía hablar bien ya que ellos entendían pero no podían pronunciar muchas palabras

De repente vi a César en una fogata con su hijo y muchos más simios a su lado, Estaban sacándole filo a sus lanzas.

—César no perdió ni un segundo, ¿verdad?. —le guiñe un ojo a Maurice, sin apartar la mirada de la escena en la que César y su hijo trabajaban con determinación, demostrando su destreza como verdaderos líderes.

Maurice hizo un ulular con  una sonrisa a tal comentario

—Ha hecho que esto sea una gran familia- Maurice respondió con señas

—Lo sé-dije sonriéndole a Maurice regresando mi mirada hacia César y su hijo

𝐓𝐑𝐔𝐒𝐓 𝐌𝐄 ✔️Donde viven las historias. Descúbrelo ahora