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Alexander estaba mirando a Niss detallando todo de ella, como si estuviera buscando la oportunidad de poder robarle un beso

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Alexander estaba mirando a Niss detallando todo de ella, como si estuviera buscando la oportunidad de poder robarle un beso.



—Niss–susurró su nombre mirando directamente a sus labios recorriendo su mirada hasta sus ojos con lentitud




—Si?–Niss respondió con su usual voz, suave y delicada, Alexander estaba nervioso, pensaba bien en cómo responderle–. Quisieras venir conmigo, con nosotros?





La propuesta de Alexander hizo que Niss volteara a verlo, estaba sorprendida por su petición, se quedo sin palabras, apenas lo conocía como para irse y abandonar a los demás...






Pero algo dentro de ella también deseaba ir y ver que cosas nuevas había o ver como es allá.





—Alexander, sabes que me encantaría ir pero yo ahora pertenezco aquí y si me llegan a ver que volví hacia ellos me cortarán la cabeza, sabes que piensan que traicioné a los míos por irme con ellos...





Mi mirada se posó en los simios que estaban conviviendo felices.








—Lo entiendo Niss pero hay algo dentro de ti que sabe que no perteneces aquí, dame la oportunidad de poder hacer que cambie tu idea...–murmuró agarrando con delicadeza la mano de Niss dándole una mirada tierna y cálida





—Yo...– una voz interfirió en nuestra conversación evitando terminar lo que iba a decir





—Niss.– la voz grave de Koba hizo que Alexander se sobresaltara del impacto que su voz hizo con el silencio que había unos segundos atrás




ella estaba acostumbrada a sus gritos.






—Iré en un segundo Koba.–dijo con una suave sonrisa para el, mirándolo directamente a sus ojos





—No te pregunté, hazlo.–gruñó apretando su puño con lentitud pero una fuerza notable, la ira lo estaba consumiendo detestaba a los humanos y peor aún que estén cerca de Niss






Alexander optó mejor en no intervenir en su conversación pues no quería tener un problema con el, porque ya tenía idea de cómo era pero deseaba con toda su alma que Niss aceptara.







—Koba, ya basta, deja de comportarte así conmigo fue suficiente.–protestó Niss con una sonrisa falsa y una voz un tanto sarcástica.




Koba parecía estar sorprendido por tal respuesta que ella le dio pues el estaba acostumbrado a que Niss obedeciera cada orden que él le daba.




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