La amenaza

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Narrador Omnisciente:

Un Audi oscuro con vidrios polarizados se encontraba aparcado frente al centro comercial de la ciudad, dentro había 2 hombres vestidos totalmente de negro, observando fijamente como si pudiera ver a través de las paredes

Una habilidad que le encantaría poseer pero como cualquier humano corriente no tenía, con lo que si contaba era el acceso a las cámaras de seguridad del lugar, mismas que miraba distraído, al menos hasta que esa que no debería ser su hija, apareció en escena

Es un sacrilegio que por nuestras venas corra la misma sangre

Era lo que el hombre pensaba mientras detallaba a esa mujer que durante años disfruto atormentar, intentando evitar, según él, con los métodos correctos, que se convirtiera en el fracaso que era actualmente

Una mujer débil, fácilmente manipulable, indigna del apellido que le correspondía; quería acabar con ella, con todas las que se encontraban en ese sitio de comidas rápidas y fue exactamente lo que ordeno

- ¿Con todas, señor? – pregunto dubitativo el chofer

El hombre permaneció unos segundos en silencio, considerando en desfundar su arma, esa fiel compañera que iba con él a todos los sitios, y acabar de una vez con tan inútil servidor, fue claro al decir "las quiero muertas a todas"

No había necesidad de repreguntar; sin embargo no podía seguir matando a sus lacayos o alguien descubriría que ellos estaban tras todo esto, ocultos en las sombras, solo ayudado por su mujer

-Las quiero a todas muertas – repitió entre dientes, utilizando todo su autocontrol, mismo que perdería si volvía a preguntar una estupidez

-Entonces así será, señor – dijo el temeroso chofer, observando por el espejo esa mirada que portaba siempre antes de cometer un asesinato, rogando no ser su próxima víctima – pero llevara tiempo, al menos un par de meses

Tiempo que el intentaba comprarles para de alguna manera evitar, tan trágico final

-Llevo décadas esperando, un par de meses serán como un suspiro en comparación – nuevamente observo las imágenes de las cámaras, viendo a ese niño que jamás reconocería como su nieto, heredero de su impero, no, él tenía un solo heredero aunque no mereciera llamarse así - ¿qué sabemos de Lucy Lane?

-Sigue recluida en la prisión del F.B.I., señor, nuestros contactos no puede hacer nada por ella sin delatarse – inútiles, se sentía rodeado de inútiles

-Si habla estaremos perdidos, acaben con ella, Kal lo comprenderá – ordeno

Poco le importaba si el muchacho lo comprendía o no, en definitiva vivía en un engaño que el mismo creó; se había enamorado de la mujer menos indicada, una trepadora insignificante sedienta de poder que encontró un objetivo fácil

Primero lo había intentado con aquella que no merecía llamarse su hija, pero al parecer algo aprendió y la alejo a tiempo, sin embargo, pese a sus deseos y añoranzas, el chico no era tan inteligente

-Aún no tiene fecha de juicio, señor – el culposo conductor apretó el volante en un intento de disipar sus nervios – no podemos acabar con ella hasta ese entonces, nuestro contacto...

- ¡Entonces pongan una bomba en el F.B.I.! – bramo ya sin poder contenerse, desenfundando el arma - ¡al igual que en L-corp., los hoteles Renaissance, el hospital Luthor-Prince y toda la ciudad, quiero verlos estallar! – coloco el arma en la sien de su conductor, sonriendo al notarlo temblar – es tu familia, o ellas

-Me encargare de las bombas, señor – se odiaba por esas palabras, pero haría hasta lo imposible por mantener a su familia a salvo, motivo por el cual termino trabajando para él, solo para protegerlos a ellos, sin saber que hacia un pacto con el mismísimo Lucifer – cuando el golpe final esté listo, todo estallara ante sus ojos

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