El traidor

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Narrador Omnisciente:

Es físicamente imposible que el tiempo se detenga, que la tierra deje de girar, que el aire desaparezca de la atmosfera, que todo se paralice a tu alrededor, que los sonidos dejen de existir; no hay forma de que eso suceda porque son principios fundamentales de la física, inviolables, afirmaciones irrefutables

No para Harley Quinn

Todo parecía indicar que el mundo había seguido su curso, veía a agentes correr, oia disparos, olía la pólvora, y por último sintió la dureza del piso cuando cayó de rodillas al lado de ese cuerpo a simple vista inerte; temblando estiro sus manos para tomar con suavidad el rostro de su niña, ensangrentado, con absoluto dolor en cada facción

La tierra dejo de girar, el aire despareció de la atmósfera dejando un vacío opresivo a su alrededor, el sonido se apagó, y lo único que escuchaba era el latido acelerado de su corazón retumbando en sus oídos

Todo estaba paralizado, excepto el dolor desgarrador que se apoderaba de su pecho, un dolor que ni el tiempo ni el espacio podían aliviar. Cada fibra de su ser deseaba que esto fuera una pesadilla, pero la cruda realidad la envolvía como una sombra

-Gaylie – susurro derramando lágrimas, acariciando con suavidad sus mejillas heladas, como cuando era una pequeña aterrada por las tormentas, y ella se quedaba a su lado hasta tranquilizarla y que vuelva a dormir

Como deseaba en este momento regresar a ese entonces

-Respóndeme, niña, sabes que odio cuando me ignoran – varias gotas cayeron en el rostro de la ensangrentada rubia – vamos, pinturita, háblame – imploro, sollozando, acomodando la cabeza de la más joven en su pecho, acariciando su cabello reseco por la sangre que aun corría, sintiéndose absoluta y totalmente perdida – juro que te dejare ganar todas las batallas, incluso puedo buscar a Teddy y traerlo contigo, sé que lo extrañas, tratare bien a la doctora, hare lo que sea, pero por favor, háblame Gaylie

-No – oyó un susurro ahogado y por primera vez en su vida, no le importo la dueña de esa voz, ni siquiera cuando la vio caer de rodillas frente a ella, intentando tomar a su niña pero no lo permitió, no lo haría, nada la alejaría de ella – niña – susurro Pamela derramando lágrimas, pasando suavemente el pulgar por su mejilla congelada – Gy, déjate de bromas, no es gracioso – movió su hombro, nada sucedió - ¡Gayle Marsh, despierta! – ordeno, nada, absolutamente nada - ¡DESPIERTA! – demandó colocándola en el piso, golpeando su pecho con una fuerza inusitada

- ¡¿QUÉ DIABLOS HACES?! ¡DEJALA! – lloro Harley empujando a Pamela, generando que caiga sentada, aprovechando para volver a atraer el cuerpo inerte de la más joven – Gaylie – repitió, sollozando, besando su cabello, abrazándola con fuerza mientras la mecía – no puedes dejarnos – rogo

Harley sintió como si el suelo se desmoronara bajo sus pies, cada segundo se estiraba en una eternidad, mientras sus manos temblorosas sostenían lo que quedaba de su pequeño y ahora derrumbado mundo

En su mente se aferraba a la esperanza desesperada de que Gayle abriría los ojos y le diría que todo era una broma cruel, pero no sucedió, el silencio desgarrador era lo único que predominaba en el ambiente

-La llevaremos al hospital – determino Pamela, luchando contra su propio dolor y desesperación, levantándose pese a sentir que la tierra temblaba bajo sus pies – mi amor, por favor, si queremos tener al menos una oportunidad debemos...

- ¡Cállate! – bramo, sollozando, escondiendo la cabeza en el cuello de la rubia más joven – pinturita

-No me gusta que le grites a Pam, Har – alzo la cabeza al instante, observándola, viendo que había abierto parcialmente los ojos que nunca se vieron tan opacos, casi sin vida

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