Capítulo XIV

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Había cumplido 12 años poco antes de la muerte de su progenitor. Los últimos momentos con su papá fueron en una habitación del hospital viendo las noticias sobre las nuevas armas nucleares que Corea del Norte había lanzado al océano.

Tweek todavía recordaba la apariencia de su padre: demacrado, pálido, intubado, las agujas penetrando su ya desgastada piel para darle a su cuerpo los nutrientes necesarios y de vez en cuando, un tanque de oxígeno para mantenerlo vivo.

Se sentía mal por no saber qué hacer por él: sabía que no podía ayudarlo a mejorarse, por el contrario, lograr hacerle olvidar el dolor haciéndolo reír, ¿pero cómo hacerlo si ambos sabían el inevitable final que le esperaba a Richard? Optó en solo quedarse a su lado esperando a que su tiempo tardará en terminarse. No quería decirle adiós al hombre que lo vio crecer y lo cuido, un lugar vacío en la mesa estaba por llegar y eso le aterraba.

La mano de su padre revolviendo su pelo lo interrumpió de sus pensamientos, su padre tenía una pequeña sonrisa en sus labios. Se acomodó en el espacio que hizo el hombre en la cama y siguieron viendo el televisor frente a ellos.

Esta vez cambiaron de canal a uno de comedia de humor barato, pero que saco risas a ambos. Las palabras no eran necesarias, solo la compañía del otro bastaba para atesorar el momento.

-Me gusta tener estos momento contigo.- Murmuro Tweek apoyando su cabeza en el brazo de su papá.

El hombre volteo a su lado y solo sonrió mientras volvía a revolver el cabello de su hijo de forma tierna.- A mi también, ojalá tu madre también estuviera aquí...- Expresó con tristeza Richard al no tener a su esposa al lado en sus últimos momentos de vida.

-Dice que no soporta verte así.- Respondió agarrando uno de los dulces de la mesa de al lado.

-Típico de ella.- Suspiro el hombre para redirigir su atención a Tweek.- Por favor, cuida de tu madre y se fuerte por ambos. No tiene la mejor actitud o carácter, pero es muy frágil su alma y corazón.

-¿Es cómo una tortuga, no?-

-Sí.-Dijo Richard mientras seguía mirando la televisión.- duras y rígidas por fuera pero frágiles y sensibles por dentro.

-¿Quieres que la llame?-Preguntó a punto de pararse para salir de la habitación.

-Sí, quiero que me acompañe una ultima vez-Exclamó su padre conteniendo las lágrimas.

Tweek asintió y salió de aquella habitación. Su madre estaba afuera sentada, su rostro no expresaba ninguna emoción. Le expresó lo que parecía ser el último deseo de su padre y la mujer no tardo en entrar a la habitación.

Se quedó a fuera sentado, por lo que pudo calcular menos de una hora hasta que su madre salió con lágrimas en los ojos y luego volvió con doctores entrando a la habitación y sacando la camilla en la que estaba su padre ya muerto.

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La muerte de Richard ya era algo que ya veía venir Helen, por eso cuando ya había organizado el funeral una semana después del fallecimiento de su esposo, no lo saco desprevenido a Tweek.

Luego de las palabras y la bendición del cura, procedieron a enterrar el ataúd de su padre. Junto a su madre y conocidos cercanos que les acompañaban en su perdida empezaron a llorar y abrazarse unos a otros.

Era la primera vez que Tweek veía a su madre derrumbarse de esa forma, llorar hasta más no poder, no era para nada aquella mujer de carácter roble sólido que solía ser.

|Abandoname Mañana|Creek |Donde viven las historias. Descúbrelo ahora