Capítulo XVI

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Era la primera vez en tantos años que hablaban, si se podía decir así a su interacción, sin que la conversación acabará en golpes. Se sentía extraño, más aún cuando la persona que odiaba estaba sentada a su lado.

–Estás ocupando todo el asiento. –reclamó el pelinegro.

–Que no quepas no es mi culpa. –

Los sentimientos de rencor, amargura y frustración no estaban presentes, por ahora. Tweek no sabía cómo actuar frente a Craig, solía mantenerse distanciado o hostil cuando estaban juntos, sin mencionar que la mayoría de las veces se sentía amenazado por el pelinegro.

Miró el atardecer cayendo a través de la ventana, intentando ignorar esa sensación insólita que crecía en su pecho. No sabía qué era ni tenía ganas de descubrirlo. Algo en su corazón le dolía, y era Pete Thelman.

Tweek se sentía como un gran idiota, Butters trato de advertirle desde el inicio sobre Pete, los rumores ya eran señales de que algo no andaba bien con el gótico, pero él siempre hizo la vista gorda.

No quería tratar de evitar a Pete por el resto del año o hasta que se graduaran, simplemente no podía hacer como si el gótico no fuera importante en su vida. Pero tampoco pretendía ser testigo de los comportamientos agresivos de Pete.

Sacó su celular del bolsillo y lo desbloqueó. En su emisor había varios mensajes y llamadas perdidas del gótico. Al principio, eran saludos y preguntas frecuentes sobre si se encontraba bien. Con el paso del tiempo, la desesperación se volvía evidente en los mensajes, en los cuales empezaba a exigirle respuestas y a llamarlo. Luego, eran mensajes en los cuales lo insultaba, llamándolo egoísta, hasta que al final terminaba amenazándolo y a llamarlo desenfrenadamente.

Más de 300 mensajes y 45 llamadas en una semana, Tweek tenía miedo, miedo de que su relación con Pete hubiera terminado ese día. No quería perderlo y mucho menos decirle adiós después de todo lo vivido con él desde el día que se conocieron. En su mente empezaba a buscar soluciones, planes que iban de la A hasta el Z para seguir al lado de Pete y ayudarlo con sus impulsos violentos.

El sonido de las llantas del bus frenando hicieron reaccionar a Tweek, quien tenía la mirada perdida. Ya habían llegado a su vecindario. Con un gesto rápido, metió la mano en su bolsillo, palpando en busca de su billetera. Su corazón se hundió, había vuelto a perder su billetera.

Tragó en seco, sus dedos rebuscaban inútilmente en los bolsillos vacíos mientras el pánico comenzaba a subir por su pecho.

Craig, se dio cuenta de su inquietud, notando el nervioso tamborileo de sus dedos y cómo empezaba a sacar sus pertenencias de la mochila sobre el asiento, esparciendo bolígrafos y papeles por el lugar.

–¿Te pasa algo? –cuestionó, sacado de onda por su comportamiento errático.

Su pregunta detuvo el momento de angustia de Tweek. No recibió respuesta por parte de él, solo una mirada que reflejaba su frustración y un gesto de manos señalando que andaba en la miseria.

Craig entendió al instante, se río por la forma en la que él comenzaba a ceder ante sus pensamientos caóticos. Se levanto de su sitio, cargando la mochila sobre su hombro, dejándolo lidiar con su problema monetario.

Luego de causar un pequeño caos en el lugar y buscar su dinero sin éxito, Tweek se desesperó. Empezó a recoger sus pertenencias, que estaban regadas alrededor suyo, de forma apresurada, arrojándolas de vuelta a la mochila

Una vez logró cerrar su mochila, se levantó tambaleándose en dirección al conductor con paso vacilante. Trataba de mantener la calma mientras secaba el sudor de sus manos con la manga de su chaqueta.

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