¿Puedes decidir conocer a alguien antes de que termine ese límite? Esa pregunta es fácil de responder para Jackson. el chico más atractivo y popular del instituto.
Jackson estaba decido a conocer a una chica de cabello castaño y ojos verdes aceituna...
¡Ay! Esta imagen no sigue nuestras pautas de contenido. Para continuar la publicación, intente quitarla o subir otra.
DEJEMOS ESTO HASTA AQUÍ.
CHRISTINE
—Christine, tienes que pasar la noche en el hospital hoy —me indicó mi madre preparando el desayuno—. Hoy no llegaré temprano.
—Yo tampoco —dice mi padre.
Tomó un sorbo de café y lo deja en la mesa. Yo estaba en la mesa viendo cómo ellos estaban haciendo el desayuno y sin pelear. Siempre eran discusiones con ellos y más sobre mí.
—Acompañaré a Tanya —obedecí a sus peticiones.
—Llegaré a eso de las tres para llevarte a casa, dejaré a tu madre en el hospital. Así no faltarás mañana —explicó mi padre.
Se sentó a mi lado, me miró con sus ojos marrones. Estaba aún con muchas dudas pero nunca le iba a responder ninguna. De tener una relación de padres e hijo, eso nunca pasará con la actitud que siempre me tienen.
—¿Estás bien? —me preguntó en voz baja.
Asentí, miré mis dedos mientras jugaba con ellos.
—¿Como está... Kellan? —preguntó—. Tengo tiempo sin saber de él.
—Está bien, el sábado lo vi.
—Me alegra —sonrió.
Hundí las cejas por ver esa cara sonriente. Mi padre nunca sonríe, más bien él es una amargado que no socializa. Creo que ya sé de quién salí.
Mi madre era más simpática pero nunca me tuvo la atención suficiente como a Tanya.
Ella siempre fue la preferida.
—Come —me ordenó mi madre.
Me dejó el plato en la mesa con un sándwich con mantequilla. Suspiré, sabía que no había alimento para nosotros, otra vez.
Esta vez pregunté con más calma—: ¿Tienen dinero para comprarme un almuerzo…?
—Lo siento, Christine —dijo mi madre sentándose.
Dejó dos platos más, el de mi padre y el de ella. Quedé callada ante su respuesta, no era algo que me quejara. No puedo contradecir lo que ya me había dicho.
—¿Como estás esa amiga tuya? —preguntó mi madre comiendo.
Mis ojos se abrieron con el asombro que me quedé muda. No sé cuánto pasó pero sé que nunca respondí, no me sentía preparada para decirle sobre ella o qué pasó. Estaba segura que no era algo que ellos tuvieran que saber.
