Mátame Lento 18+ - (Adaptación Rivari)

capítulo 10

08:30 a.m

Juan:

Adivina a quién me topé en al galería de arte.

08:30 a.m

Abril:

¿A quién te topaste?

08:31

Juan:

A Rocío, la pintora. Aunque no lo creas estoy con ella ahora, me invitó a un café.

Abril tomó una honda respiración antes de levantar la vista de su pantalla y mirar a Samantha.

—¿Ahora involucrarás a tu hermana?

—¿Vas a pelearte con Rocío por una mujer como ella?

Samantha no se veía ni un pelo afectada así que Abril decidió que ni sería ella la única herida y tampoco jugaría a ser la víctima en todo aquello.

—¿Acaso no quieres cambiar y no ser como tu padre?

La mano de su esposa se formó en un puño.

—Continúa así, hazme infeliz cuantas veces quieras pero siempre —se levantó de la silla para apoyar ambas manos en la mesada —Siempre voy a estar aquí para recordarte que eres la copia fiel del maltratador de tu padre, señorita Rivera. Siempre voy a estar aquí para hacerte recordar que pudiste haberlo hecho mejor.

—¡Ya cállate!

—¡No! ¡No lo haré, estoy harta de toda esta mierda!- ella misma comenzó a caminar hacia la puerta de salida antes de que Samantha la tomara de la mano y la hiciera girar rápidamente.

—Eres una mierda, Abril Garza, jugando a ser la inocente, la víctima... —Samantha fue interrumpida.

—¡Yo no juego a nada!

—¡Siempre vas a estar enamorada de mi, lo sé! —y con ese último grito, atrajo a su mujer y unió sus labios.

Samantha golpeó su pecho mientras que su esposa la obligaba a abrir su boca para recibir su lengua. Incluso intentó abofetearla, pero su contraria solo sostuvo su muñeca y la colocó nuevamente contra su pecho, la mordió el labio inferior y entonces Abril cayó en cuenta de que... Su esposa la estaba besando, solo la estaba besando.... y no de esos asquerosos besos con dobles intenciones, para fingir que la amaba.

Sus golpes cesaron cuando se dio cuenta que su mujer estaba besando su labio herido, lo hacia delicadamente antes de empujarla contra la puerta.

—Lárgate por la mierda de Juan —gruñó nuevamente y se giró para ir hacia el comedor.

Abril abrió la puerta y salió, fue hasta el garaje, subió a su auto y se quedó allí, con las manos en el volante, con su labio roto, su cabeza trabajando ante una posible trampa para su esposa, ante el ir por Juan y dejar a Samantha con una maldita pelea mental contra sí misma y obvio.... su pasado.

Ella no era tan sin corazón para irse y dejarla sola, pero tampoco pensaba que no se lo merecía después de todo lo que le hizo.

Su largo cabello despeinado fue peor cuando sus manos pasaron por el, su blusa negra ajustada fue acomodada hacia abajo después de revolver aún más su cabello, si es posible. Su frente cayó en el volante y suspiró al verse contraído a causa de la mujer que la noche anterior la hizo enfurecer por llamarle bajo el hombre de su amante.

La puerta del copiloto se abrió y rápidamente se cerró.

—Largo —susurró Abril y no recibió respuesta —¿Qué vienes a ver? ¿Cómo me retuerzo?

—No... tus.... tus palabras me hicieron recordar la primera vez que vi como papá golpeaba a mamá.... y luego a mí por intentar defenderla. Tus estúpidas palabras, las odio.

Abril se acomodó en su asiento antes de mirarla.

—No son ni las nueve de la mañana y ya me estás confundiendo... ¿A dónde vamos a llegar después de esto? Tienes que entender que me hiciste daño desde el primer momento y jamás voy a redimirme ante tí o mi enamoramiento hacia tí. No bromeo cuando digo que Juan me hace sentir cosas, es la verdad pero... ¿Nosotros a donde vamos a llegar si seguimos así? Por favor firmame el divorcio y nos hacemos felices a los dos.

—No te puedo dejar ir, Abril.

—Nos vamos a matar en vida, Sam.

—No va a ser la primera vez que lo haga.

—¿Qué quieres que te diga? ¿Mátame lento? —la pelinegra se giró en su asiento —No puedo hacer eso, Samantha, te amo y jamás dejaré de hacerlo, pero me amo más a mí misma y no puedo abandonarme ahora.

—Es increíble —suspiró y salió del auto con Abril siguiéndola por detrás.

—Dame una repuesta, Samantha, la necesito.

Samantha hizo una mueca y se giró, la miro de pies a cabeza.... Abril había cambiado, era sexy... ya no era la niña capricha con la que se casó.

—No lo sé, no quiero ser como mi padre pero es inevitable no serlo. Alguno de las dos hijas Rivera tenía que ser la jodida y te enamoraste de la hija equivocada — Samantha se encogió de hombros —No te voy a dejar ir, Abril.

—Al menos dime una cosa —Abril se aclaró la garganta —¿De verdad..... eres la causante de la muerte de tu padre?

—¿Debo negarlo?

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