capítulo 15

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Para cuando Samantha llegó, el olor a comida caliente la recibió.

Frunció su ceño cuando notó que la casa estaba limpia, no había ni un solo sirviente allí para ellos. Caminó hacia el comedor y se topó con unas manos abrazándola desde atrás, su cuerpo se tensó; ¿Que querría ahora?

—Abril... ¿a qué se debe ésto? —se la quito de encima y se giró para ver a su esposa con una camisa entallada y un pantalón ajustado.

—Hola, amor —Abril se acercó, le quitó el saco y la corbata que llevaba —Preparé la cena. Seguí la receta de internet y estuve a punto de quemar la carne —rió bajo y dejó un beso rápido en su boca.

—No voy a firmarte el puto divorcio —dijo con los dientes apretados, mirándola a los ojos.

—No quiero eso —Abril le tomó ambas manos y se lo llevó hacia la silla —Quiero que estés conmigo, que comamos juntas, debes estar cansada....

Samantha sentía su cuerpo rígido, le costaba contenerse para no gritarle o alguna mierda por el estilo.

—¿Entonces qué quieres? —Samantha sentía que en cualquier momento Abril iba a clavarle una espina...... otra después de lo de Juan.

—¿Me dejas darte de comer? —Abril se sentó en el regazo de Samantha y apoyó la cabeza en el hombro de ésta.

Samantha llevó su mano a la mandíbula marcada de su esposa y la tomó duramente.

—Si estás jugando conmigo voy a matarte— gruñó y Abril se recordó que era una mujer herida, acarició aquella mano y sonrió como pudo.

—Te dije que eres mi único amante desde la noche en Los Ángeles —Abril besó la palma de aquella mano —Eres mía y yo soy tuya, Samantha.

Abril se acomodó, cortó un pedazo de carne para llevarlo a los labios de su esposa.

—Abre la boca, cariño, prueba lo que hice para tí.

—No quiero.

Abril la miro a los ojos... era una niña en el cuerpo de una mujer, necesitaba un amor... un amor verdadero.

—Bien, lo comeré yo entonces —sonrió y se llevó el trozo a la boca —Le coloqué picante.... y salsa.... no sé... es un sabor rico —Abril volvió a comer y jadeó de gusto.

Cuando giró la cabeza, Samantha estaba mirando sus labios, ella le acercó un trozo y rozo sus suaves labios.

—Solo un trozo, amor....

—No...

—Tu estómago hace ruido —rió Abril y besó su mejilla —Por favor....

Samantha gruño y abrió la boca de mala gana.

—Quiero hacerte el amor.... esta noche —susurró Abril —Sé que crees que no existe diferencia alguna pero la hay y quiero demostrártelo.

Samantha miró hacia el plato, sin decir nada, sin hacer gesto alguno, sin querer decir o hacer nada.

—¿Me dejarías?

El silencio se apoderó de todo, Abril notó que poco a poco (mientras las horas pasaban) Samantha bajaba la guardia.

—Las odio.... odio tus palabras —susurró Samantha y Abril la abrazó como pudo.

—Yo te amo... amo tus palabras y te amo a tí.

Cuando Abril elevó su rostro, unos labios chocaron con los suyos.

Samantha intentó tornar el beso apasionado, brusco... pero Abril apoyó su mano en su pecho antes de subirla hacia la mejilla para continuar con el beso que llevaban, lento, suave, despacio...

Demás fue para ambos que unos minutos después estuvieran en la habitación matrimonial, Abril sacandole la ropa suavemente, acariciando cada centímetro de piel expuesta, Samantha la miraba con miedo; atenta a cualquier cosa... ¿Por qué ella no lo notó antes?

—Te amo... déjame amarte.... —susurró y entonces una mano temblorosa de Samantha se levantó... la mano de aquel brazo reconstruido — Te amo... —acarició ese brazo, luego el otro.

Samantha sintió que una pared se rompía en mil pedazos mientras que su esposa besaba aquel brazo, aquel cuello.

—Abril... —intentó gruñir su nombre, sin éxito alguno.

—Déjame amarte —murmuró y le tomó la mano para llevarla a la cama y sentarla.

Samantha le quitó la camisa que llevaba primero, luego <después de un tiempo> desabrochó el pantalón de su esposa.

Por primera vez Abril fue acostada con delicadeza en aquella cama donde había pasado noches enteras llorando y sintiéndose sola, pero ahora... ahora lo que menos sentía era soledad. Ahora estaba acostada suavemente, sintiendo el peso sobre ella, disfrutando de aquellos besos en su cuello; acariciando la espalda de Samantha.

—Amor... —jadeó al sentir los dedos de su esposa en ella.

Abril susurró al suave al oído de Sam.

—Hazme el amor... hagamos el amor... yo no voy a herirte nunca...

Fueron minutos y minutos, que se transformaron en horas que Abril fue embestida, besada, tocada, todo aquello lentamente.

—Samantha... —gimió, moviendo sus caderas junto con las de Samantha.

—Ah... ah... —la voz de su mujer salía ronca, baja —Abril...

Aquellos cuerpos se amaron por un tiempo indeterminable y, cuando llegaron a la cima, Samantha escondió su rostro en el cuello de su esposa.

Samantha estaba llorando.... pero esta vez Abril estaba a su lado, abrazándola, sosteniéndola entre sus brazos.

—No te merecías nada de eso, mi amor— murmuró Abril, con sus ojos cristalizados.












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Mátame Lento 18+ - (Adaptación Rivari)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora