capítulo 13

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Abril la vio acostada a su lado, desnuda, relajada... como si fuera una niña indefensa, como si no fuera la misma chica que mató a su padre unos años atrás. Pero eso no era lo realmente importante en esos momentos, no.... lo importante era que tenía que trabajarla para que pudiera ir a un psicólogo, o en esos momentos, a un psiquiatra.

Samantha necesitaba pastillas para controlarse, para calmar sus demonios. Para Abril le parecía irónico que una persona tan atractiva, sexy, tierna y poderosa, también fuera la persona más enfermiza que conociera en toda su vida.

Se levantó suavemente, fue al baño cometiendo la menor cantidad de ruido posible y entonces se metió al baño. Necesitaba sacarla de sí, necesitaba borrar sus caricias, los besos de su boca y su cuello, incluso.... incluso tenía que borrar de sus sentidos porque aún podía sentir los dedos de su contraria en ella embistiéndola; manipulándola.

Cuando terminó su baño, tomó su celular y salió al balcón. Llamó a Juan primero.

—Abril... ¿estás bien? Necesito verte —la desesperación en la voz de Juan era más que evidente.

—Sí, estoy bien pero necesito decirte algo. Es para terminar con todo ésto y poder ser felices, los dos, muy lejos de aquí.

—¿Vas a terminar con lo nuestro?

—Solo detenerlo, por un tiempo, hasta que pueda arreglar a Samantha.

—¿Arreglarla? ¿Abril aún crees que esa sádica tiene solución?

—Aún tengo esperanza —Abril tragó saliva... había un detalle que Juan nunca supo; el hecho de que Abril aún seguía enamorada de esa descarada mujer.

—¿Y qué va a pasar conmigo?

—Estaremos en contacto, lo prometo —un silencio pasó, dos silencios... hasta que Juan se volvió a escuchar.

—Al menos regresa pronto, estaré mejor sabiendo que estás bien.

—Lo prometo

Al cortar la llamada, Abril se giró para ver a su esposa dormir en la cama, esa mujer era un jodido misterio, un jodido y completo acertijo.

Tomó su celular y mandó un mensaje a Rocío, hacían cerca de catorce meses que no hablaban pero lo necesitaba. Le manó un mensaje con una simple frase: "¿Conoces a un buen psiquiatra?"

—¿Qué haces ahí? ¿Ya te vas a suicidar porque te toqué? —la voz burlesca de Samantha hizo a Abril sentir nauseas.

Caminó hasta ella, tirando su celular antes de sentarse a horcajadas en su regazo y besarla apasionadamente, mordiendo su labio inferior y lamiendo el mismo.

—Estaba esperando a que mi mujer se despertara... has sido muy buena conmigo en esta hora anterior.

—¿Qué te traes entre manos? —Samantha acarició el pecho contrario antes de llevar su mano a el cuello y presionar levemente.

—Nada malo, solo quiero mimarte un poco —Abril tomó aquella mano y besó la palma de la misma —Te dije que sé complacer muy bien a mis amantes ya ahora solo tengo uno, y ese uno eres tú, Sam.

El celular de Samantha sonó, Abril se levantó para alcanzárselo y Samantha lo recibió para atender la llamada.

—Señora Vicky..... no, lo siento. Decidí que no es material para tí... —una risa ronca —Vicky, vas a casarte con la única heredera... ese tipa tiene un trasero de sueños...

Lisa sonrió y se dedicó a acariciar a Samantha todo lo que la sabana dejaba a la vista.

—Lo siento pero no. Es mía y se acabó, nos vemos Vicky —corto la llamada y acomodó su espalda y su cabeza en la cabecera de la cama para cerrar sus ojos y disfrutar de las caricias de Abril.

—Estás jugando con fuego Abril, otra vez.

—¿Y tú me vas a quemar? —el tono de vos de Abril sonó bajo, dándole un toque seductor

-Voy a calcinarte, Abril.

Y la alarma de Abril se encendió... ya a esta altura no sabía si era metafórico o literal. Aún así seguir el juego.

—Entonces seré muy feliz si eres tú.

Samantha la tiro en la cama y solo la abrazó.

—Hiciste las cosas bien, ahora es tu recompensa.

Abril sintió los brazos de Samantha abrazarla y soltó una "broma".

—¿Y si sigo así conseguiré el divorcio?

—Jamás te dejaré, jamás Abril —Samantha la abrazó un poco más fuerte.

Abril solo cerró los ojos y fingió que estaba bien, que estaba tranquila, que no había problemas.

Durmieron hasta las ocho de la mañana del día siguiente.

Cuando el sol salió, el celular de Abril sonó en el sofá donde la había tirado la noche anterior y éste cuando despertó, se dio cuenta que estaba acurrucada entre los brazos de Samantha, como si buscara un calor un calor que esa persona no le daría nunca.

Elevó su vista y se dedico a recorrer cada parte de aquel atractivo rostro. En efecto, su mujer era una rompe corazones, siempre lo sería... pero las demás amantes nunca conocieron el verdadero rostro de esa persona tan bello como el rostro de un ángel.

Un ángel caído... era una buena frase para dedicársela a la mujer a su lado.

—¿Por qué no me ayudas, amor? —susurró bajo, tratando de no ser lo suficientemente ruidosa para despertarla.

—¿Por qué siendo como eres no arruina mi loco enamoramiento por tí, Sam?




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Mátame Lento 18+ - (Adaptación Rivari)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora