capítulo 05

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Cuando ambas se quedaron solas, Samantha tuvo el descaro de acercarse a su esposa y dar un beso en su frente.

—Adelante, trata de arreglar eso ahora, Abril —sonrió Samantha.

Abril se alejo y la abofeteó.

—Eres un maldita idiota. Me tienes aquí a tu lado sin siquiera tocarme, solo como un puto trofeo. ¿Por qué no me dejas? Mujeres no te faltan, maldita mierda —Samantha frunció el ceño —Soy feliz con Juan, no te pido nada porque lo tengo todo con el. ¡Déjame ya!

—¿Dejarte? ¿Y arriesgar mi imágen? —Samantha rió— Y a pesar de que creía que no tenías sentido del humor.

Abril se giró para irse solo para sentir la mano de Samantha sobre el antebrazo propio. El agarre fue lo suficientemente fuerte como para hacerla jadear de dolor.

—Samantha..... suéltame.....

Su mujer la jalo hacia ella duramente antes de hablarle bajo.

—Escúchame bien, Abril. Cuando entremos sonreirás, fingirás ser lo más feliz del mundo y no te lo haré pagar.

—No —gruño Abril quitando su brazo a pesar del dolor —¡Ya no quiero fingir más! ¡Lo que hiciste hoy fue suficiente para mi! ¡Ya no quiero ser un ment...! —y sus gritos fueron callados cuando Samantha la tomó de la cintura y la besó.

Abril, en la bruma de su odio y de su asco, escuchó un par de tacos y unas voces bajas antes de que se alejaran y Samantha la soltó.

—Te lo estoy advirtiendo, Abril.

Esta limpió su boca con el dorso de su mano antes de girarse.

Esa noche, después de la fiesta, Abril durmió en el cuarto de invitados. Luego de años rogando por el amor de Samantha y siendo ignorada, ahora era Samantha quien fue ignorada y desafiada.

Por supuesto, la primera noche ni siquiera lo sintió. Ni siquiera la primera semana.

Cuando se cumplió el mes, Samantha se sentía completamente molesta.

¿Quien se creía Abril para ignorarla? La chica se movía por la casa como si estuviera completamente sola.

Es más, mientras la veía cada vez más distante de ella, notaba a su esposa mucho más... ¿Linda? ¿Rebelde? ¿Atractiva?

Comenzo a dejarse el cabello sin arreglar, por lo que este tomaba unas preciosas ondas, rizando las hebras oscuras que se partió al medio.

Blusas blancas de vestir solo con algunos botones abrochados que dejaban ver su bras, haciendo que la blusa le quedara como un abrigo... ya ni se esforzaba en ocultar las marcas de las noches anteriores.

Ahora, a Samantha, ya no la llenaba completamente el estar con mujeres. Así que fue un poco más allá y se acostó con hombres... obteniendo el mismo resultado de antes.

Estaba más enfadada, su rostro era el doble de bello y duro que antes. Se pasaba horas en el gimnasio tratando de bajar la tensión que acumulaba en su cuerpo.

Y esa tarde cuando iba llegando del gimnasio a las diez de la noche, Abril iba bajando con una camiseta mangas largas y cuello en "V", jeans ajustados y unas zapatillas negras.

El cabello igual de despeinado y hermoso, Su piel radiante, su cuello con marcas visibles a lo lejos.

—¿A dónde vas? —gruño Samantha, deteniéndose en la puerta.

—¿Acaso yo te pregunté a dónde ibas estas tardes? —respondió Abril, el ruido de las llaves sonando desde su mano.

—Responde. Una pregunta no es una respuesta —gruñó la que se suponía era su esposa, tomándola de la muñeca antes de que ella se liberara... ¿A caso tenía delineador negro en sus ojos?

—Ok, ¿a dónde voy? Juan me invitó a cenar hoy y como últimamente sales más seguido pensé en que no quiero dormir en una cama fría y la de Juan es caliente, muy caliente.

—¿Cómo te atreves a...? —gruño Samantha y Abril la interrumpió.

—¿Cómo me atrevo? De la misma forma en la que tú lo hiciste todos estos años. ¿No te fue difícil verdad? A mi tampoco me resulta difícil.

—Abril, al menos aparentaba una imagen feliz.

—¡Oh! ¡Voy a sonreír no te preocupes por ello! —respondió Abril y Samantha se sintió acabada.

Cerró la puerta y con una fuerza extremada mente ridícula y sin saber como lo hizo subió a su mujer a su hombro mientras que ella le golpeaba la espalda gritando que la bajara.

Peor fue momentos después, cuando la tiró en la cama junto con su celular a su lado.

—Llámale a Juan —gruño Samantha, quitándose su abrigo —Dile que esta noche la pasarás en casa de tu mujer.












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Mátame Lento 18+ - (Adaptación Rivari)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora