capítulo 12

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Cuando aterrizaron y buscaron un hotel, Abril decidió que fuera lo que fuera no iba a ser entregada a otra persona que no sea Samantha.... ni ahora ni nunca... pero Samantha estaba enferma y para tratar con un enfermo tienes que ser el doble o saber en qué punto golpear.

Abril no estaba enferma, lo sabía era un hecho.... pero creía saber en dónde golpear a su esposa para, evitar acostarse con alguien a quien ni conocía.

La perta de la habitación se abrió y se cerró, ella tragó saliva y suspiró antes de salir del baño con solo una bata después de bañarse.

—¿Qué estás haciendo? —gruñó Samantha y Abril contó hasta cinco antes de dejar caer la bata.

—Esperándote a tí, no quiero que otra persona me toque... —Abril se acercó hasta ella, puso sus manos en su cuello y le acarició la nuca —Si estoy contigo solo estoy contigo, ¿verdad? ¿Por qué me quieres compartir? —Abril hizo un puchero y la atrajo para besar esos labios que tanto odiaba y de la que, creía ella, ya no estaba.

Sintió las manos de Samantha en su trasero mientras que la hacía más hacia atrás, hasta caer en la cama. le mordió el labio inferior y entonces la enredó entre sus piernas, hizo que ambas se giraran en la cama Abril, colocándose a horcajadas sobre ella

—Escucha, Samantha... —suspiro Abril cuando sintió las manos de Samantha en sus caderas —No quiero que nadie que no seas tú me toque... voy a terminar con Juan... solo tú serás mi mujer... y podrás tocarme —Abril apoyó su pecho sobre el de Samantha y ésta solo mordió sus labios.

—Solo me dices lo que quiero escuchar... nada de lo que dices es verdad, y tú lo sabes...

Abril besó aquel cuello, más específicamente en aquel lugar que volvía loca a Samantha, pero claro eso no lo iba a admitir, mordió y marcó ese lugar mientras que las caderas de Samantha se movían.

—¿Crees eso de tu esposa?

—¿Y vas a dejar de luchar de la nada? — Samantha elevó sus caderas y la vio cerrar los ojos —¿Ah?

—Te tengo miedo... —jadeó Abril, la verdad saliendo solo un poco —Pero me encantan las chicas así... me encantas tú... —y con eso dicho, desabotonó la camisa de su mujer para empezar a desabotonar sus pantalones y quitar su ropa interior.

Samantha la observaba mientras esperaba que Abril se deshiciera de su ropa.

—Y ahora te lo voy a demostrar —lo último que vio fue la cabeza de Abril desaparecer, antes de arquear la espalda y soltar un suspiro.

Abril no pensó lo que estaba haciendo, la poса cordura que le quedaba la perdió desde que le quitó la ropa a Samantha. Empezó a hacer lo que cualquier persona hubiera hecho, besaba cada parte de su esposa.

—Abril... —gimió Samantha, elevando sus caderas para que entendiera donde la necesitaba más.

—Mhm... —jadeó Abril antes de dar una última lamida y separarse, mirándola sudorosa con el cabello revuelto, respirando irregularmente, con los ojos cerrados y por supuesto, ella, fingiendo una sonrisa tierna.

Samantha se levantó, solo para besarla de una manera muy brusca, Abril siguiéndole el juego se dejó besar, ambas lenguas jugando entre ellas, eso la estaba torturando.

—Date la vuelta —gruñó Samantha y Abril solo rió bajo e hizo lo que le ordenaron, acomodándose cuando volvió a acostarse.

Abril tragó saliva antes de volver a llevar sus labios a la zona sensible de Samantha, sintiendo los dedos de su esposa en su interior, al mismo tiempo que tomo esa pequeña protuberancia palpitante.

—Mmh... —jadeó, Abril quiso detenerse, sin éxito ya que su esposa hizo un poco de presión, ambas movieron sus caderas hacia arriba.

No iba a mentir, en sus jodidos cinco meses en que había estado con Juan, nunca habían hecho el 69, pero eso sí, probaron muchas cosas que les brindaron un placer increíble, aún así... en esos momentos...

—Samantha... —gimió cuando no puedo seguir con su trabajo.

—Ahora estás lista... —jadeó Samantha y Abril, sumida en la bruma de placer, se olvido de aquello.... se olvidó el por qué estaba haciendo aquello.

—Por favor... por favor después de esto no me entregues a nadie —susurró antes de que sintiera una intrusión ahí abajo.

El rosto de Samantha era toda una poesía, muy distante a la enferma que había sido en el carro. Cuando movió sus caderas contra los dígitos de Samantha, los gemidos de la mencionada salieron graves y roncos.

—Sigue así... sigue... así... —Abril tomó el rostro de Samantha y definitivamente, por voluntad propia, Beso sus labios ferozmente. Giró su rostro y la mano libre de Samantha le sujetaron la cadera duramente. —Dime que soy tuya.... que no me darás a nadie... dime que soy tuya... ah..... Samantha.... —cerró sus ojos y apoyó la cabeza en el hombro que tenía delante.

Samantha la giro en la cama y siguió embistiendo de la misma manera, Abril escuchando repetidas veces un:

—Eres mía... solo mía...













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Mátame Lento 18+ - (Adaptación Rivari)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora