Un Amor Para Siempre, (Wakasa Imaushi)

Capitulo: 70

«fiesta en la casa Sano»

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Era la fiesta de Emma, había invitado a la mayoría de los amigos de Draken, el abuelo sano les había dado permiso de hacer la fiesta en la casa con la condición de no romper nada por supuesto...

– ¡te dije que lo pusieras en la mesa Mikey! – le regaño ella

– bien – rodeó los ojos él fastidiado

Yo sonreí, estaba en la cocina ayudando a picar unas frutas que Emma habia comprado para la fiesta

– ¿Necesitas algo más? – pregunto Izana llegando a la cocina

Observe que Izana y Mikey traían la misma camisa, ¿Se pusieron de acuerdo?, O es una gran casualidad

– ¿Por qué traen la misma camisa? – les pregunté

Ellos dos se mirando y suspiraron y rodearon los ojos

– Sahori, es obvio que no es la misma camisa, la mía es blanca y la de él es roja – explico Mikey

– lo dices ¿solo por qué cambia el color? – reí para molestarlos

– Emma nos regaló una camisa para usarla hoy, no pensamos que nos regalará la misma a ambos – me hizo saber Izana

– se ven adorables – les dijo ella mirándolos

– es obvio que se me ve mejor a mi – comento Mikey

– es obvio que no te has visto bien en el espejo – respondió Izana

Empezaron a discutir entre ellos, a mi parecer los dos se veían tan guapos,

– oigan ya basta... – pidió Emma – Mikey ve acomodar la mesa que te ordene, y izana lleva esto –

– si – le respondieron ambos

Mikey se marchó, Izana se acercó a dónde estaba picando la fruta y agarró un poco en su mano para comerlo, yo lo mire de mala manera y el sonrió divertido

– ¡Deja de comerte la fruta! – regaño Emma – y lleva esto para la mesa –

– si patrona – molesto él y se marcho de la cocina

– me desesperan – murmuro ella frustrada, yo sonreí al escucharla – llevaré esto – me hizo saber

Yo asentí y ella se fue de la cocina, seguí picando las frutas, mire hacia atrás y me metí una fruta a la boca, las fresas estaban deliciosas y jugosas, de repente sentí que me abrazaron por la espalda y pusieron su mentón en mi hombro

– ¿Vas a tardar mucho? – pregunto Manjiro

– ya casi termino – respondí

Él empezó a besar mi cuello con delicadeza

– no hagas eso aquí – regañe

– ¿Por qué no? –

– alguien podría vernos – respondí

– ¿Y? –

– y... No sabré que decir – añadí y me voltee para verlo de frente

– bien... Puedes decir que me amas y te mueres por mi –

Yo solté una risa por aquello que había dicho

– ¿Por qué tengo que decirlo yo? – lo mire divertida