Capítulo 15

83 15 0
                                    

Capítulo 15. (Norte) Fuego líquido

—Hola.

Levantó la mirada enfocando a una chica sonriéndole con excesiva energía que podía percibirse desde metros y metros de distancia.

—Me dijeron que tu podrías ayudarme con un problema.

No le respondió, pero siguió mirándola, cosa que la chica tomó como que no la había ignorado y le estaba pidiendo decirle respecto a su problema.

—¿Podrías revisar mi motocicleta? He tratado de encenderla, pero no arranca —cuestionó sin borrar su sonrisa—. Te pagaré.

"¿Acaso tengo cara de necesitar dinero?"

Volvió a mirar el libro y suspiró notando que seguía ahí aguardando. Le resultaba increíble, pero cerró el libro y se puso de pie, tomó sus cosas sin decir absolutamente nada y se dirigió a la puerta en donde se detuvo para verla en el mismo lugar. Simplemente se limitó a quedarse ahí viéndola, acción que hizo reaccionar a la joven que rápido se dirigió a la puerta poniéndose frente a él para indicarle el camino hasta el estacionamiento, en cambio, los demás en la biblioteca estaba con la boca abierta por verla lograr algo imposible con la persona más fría y hermética de toda la universidad y tal vez de todo el valle.

Al parecer fue la única que habló porque cuando llegaron hasta la motocicleta, ella explicó lo anormal del vehículo y él se limitó a evaluarla hasta que encontró el defecto con unos cables a los cuales rápidamente arregló.

—Discúlpame por ser una molestia —comenzó la joven—. Pero en verdad no sabía a quién recurrir, y de todos en tu carrera eres el único que sigue en la universidad a estas horas, aunque no tengas clases —explicó—. Oh, que tonta soy, mi nombre es Karina. ¿Cuál es el tuyo?

"¿Es en serio?"

Bueno, su día había sido extraño desde un inicio. Aceptó las toallitas húmedas que la joven le daba para limpiarse las manos deseando que solo le diera gracias y pudiera irse a casa.

—Lando Norris. Adiós.

—Claro. Toma —extendió unos billetes a él—. Gracias.

Lando tomó un momento para ver a los billetes, luego suspiró yendo por su mochila y su chaqueta dirigiéndose a la salida dejando a la chica con los billetes en la mano.

—¡Mira una aurora boreal!

La exclamación detrás de él lo hizo detenerse y comprobar en el cielo que, lo que decía aquella voz irritante y aguda, era completamente cierto.

—¡Es hermosa!

"El portal."

Sus ojos siguieron la ruta de la aurora que terminaba en la misma dirección en que se encontraba el portal, su corazón se agitó al ver el brillo que este emitió dándole a entender que el guardián había llegado y debía estar ahí.

"Esto es raro, así no es nuestra aurora"

En mi mente muchos pensamientos cruzaron en fracciones diminutas de segundos, después abrió los ojos más de lo normal.

—Definitivamente no es Max.

Le importó poco dejar su mochila tirada al igual que la chaqueta para correr en dirección del portal.

—¡Lando!

La joven no pudo gritar de nuevo su nombre, porque él ya llevaba varios metros lejos cuando notó que ya no estaba. En su lugar, se percató de las cosas del pelinegro y las recogió cuestionándose si llevarlas a la biblioteca o devolvérselas personalmente al día siguiente.

El Salón De Los Espejos  [Chestappen]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora