R: Capítulo 1

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Capítulo 1. Vinagre de manzana

—Vamos Michel —pidió Arthur—, queremos verlo.

—Pero... no puedo —soltó inseguro y señaló a su espejo—, los sellos lo impiden.

—Emilian dijo que sin los sellos podrías activar todos —comentó Yuki—, tal vez funcione solo con los espejos principales. No tenemos nada que perder.

No muy convencido buscó con la mirada a Emilian, deseaba que solo se tratara de una broma y que solo eso pudiera hacerlo Sergio no él, pero Emilian no tenía ningún signo de estar bromeando. Hasta los reflejos de Max parecían estar a la expectativa. A ellos les resultaba increíble que Emilian siguiera dejándolos sin palabras.

—Emilian —llamó Pierre— ¿Realmente puedes hacer todo eso?

Sin dejar de mirar a Michel, el castaño le responde con su para nada dulce carácter.

—¿Por qué preguntas algo obvio? Se supone que eres el genio, Pierre.

"Maldito ermitaño, ni Michel lo pudo cambiar"

Pierre rueda los ojos volviendo su atención al centro del salón.

—¿No quieren activar sus propios espejos? —cuestiona Michl tratando de negociar—. Sería egoísta de mi parte activar todos.

—No voy a viajar, solo quiero verlo —refuta Jules—. O te muerdo la otra mejilla.

Michel negó llevándose la mano a la mejilla, cosa que a Pierre y los demás reflejos de Max les causa gracia, pero fue lo suficiente para que el pelirrojo por fin accediera.

—¿Qué se supone que tengo qué decir?

Emilian se acercó al pelirrojo, intercambiando palabras de las cuales Pierre dudó que muchas de ellas tuvieran que ver con la orden para activar los espejos. Finalmente, el castaño dejó a Michel solo, y este termina liberando lo que tanto quieren todos ellos.

—Espejo principales.

Sí en aquella orden todos ellos hubiesen vuelto a sus mundos, o al menos él y Yuki lo hubiesen hecho, las cosas hubieran resultado de otra forma.

Hojas en blanco, nada que se pudiera rescatar de ellas más que el olor de manzana. Un tenue perfume que a alguien había hecho enfurecer.

Tomó el penúltimo sobre y deslizó el abrecartas, llegando al mismo resultado, ninguna palabra o dibujo se encontraba, sino que se encontraba el papel totalmente en blanco.

Gimió frustrado de la broma que le estaban haciendo poniendo su cabeza sobre el escritorio.

—Voy a volverme loco.

Suspiró cansado disidiendo tomar la última carta. Yuki estaba molesto por todas ellas, que al final no resultaron ser nada. Y aunque las cartas si tuvieran algún contenido a él no le interesaría en lo más mínimo porque...

—Vinagre de manzana.

"¿Cómo no lo noté antes?"

Sin sacar esa última del sobre ya abierto se levantó del escritorio dirigiéndose a desatar las cortinas. Nadie debía saber lo que ocurriría, en especial su esposo embarazado.

El estudio se oscureció por un momento, pues la luz de una vela se esparció por el lugar, y algo ansioso Pierre tomó una de las tantas hojas en blanco sobre la llama sin que entrara en contacto directo.

—Admiradoras mi pie —murmuró atento a la hoja—. Preferiría eso a esto.

No son hojas en blanco perfumadas, de verdad son cartas, cartas secretas.

El Salón De Los Espejos  [Chestappen]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora