Capítulo 23

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Capítulo 23. Flor de ocho pétalos pt 2

Si bien a Daniel le encantaba las pinturas que creaba Jules, en algún momento comenzó a tener celos de ellas al obtener toda la atención del castaño.

Ya no sabía cómo obtener a Jules, aunque fuera un momento completamente para él y sus propósitos. Literalmente recurrió a todas las maneras, pero su diva o se la pasaba pintando o se la pasaba viajando a los demás mundos, como, por ejemplo, el Sureste y Sur a los que más frecuentaba.

Todo porque el rey de Leven les había permitido a Sergio como a sus reflejos principales viajar las veces que desearan durante todo un año, y eso comenzaba a tener a cierto reflejo guardián con un tic ante tantas visitas, como la de Oliver cuando Jules no viajaba.

Ese angelical rubio poco a poco adquiría más la personalidad de Jules en lugar que su inocencia fuera transmitida hacia este. O tal vez esa era también su verdadera personalidad disfraza de inocencia, él jamás entendería por completo a Oliver, ni a Jules, mucho menos a Sergio.

Existían dos posibilidades, o Sergio ya no tenía mucha inocencia o era demasiado manipulable para que Oliver actuase así, pero retomando el tema, Daniel agradeció profundamente cuando Max le informó sobre el veto de Liam, porque significaría que Jules estaría con él por varios días, claro, eso pensó hasta que el castaño se encerró para pintar y él... tan solo se quedó desilusionado con un anillo de diamantes en la mano sin poder llegar al anular para el que fue creado.

—Lindura...

—Ahora no, Daniel —interrumpió el castaño—. Estoy pintando.

Esa frase la había escuchado siete veces en las ultimas cuatro horas, y en el día anterior apenas pudo verlo en la cena en donde prefirió escucharlo hablar hasta por los codos de todo lo que encontraba fascinante de los diez mundos a los que podía ir y venir, luego lo tuvo en completo silencio, pero porque Jules estaba durmiendo.

—Te pagaré si me das cinco minutos de tu tiempo.

Sin embargo, Jules negó con su bonita cabeza sin dejar de mover el pincel en el lienzo.

—Ya te los di mientras me observaste en silencio hace cinco minutos —respondió indiferente— ¿Acaso te estás muriendo? Porque ya sabes que el enfermero es Sebastian, no yo.

El contrario rodó los ojos tratando de contener su molestia y no volver a cargarlo como saco de papas al igual que aquella vez en que se enteró de aquel despreciable sujeto que pudo tener la atención de su pareja... no, mejor dicho, de su esposo.

— Vengo como un cliente —dijo como último recurso— ¿Me escucharás?

El menor suspiró alejando por fin el bendito pincel al igual que la paleta con pintura para por fin levantarse de aquel banco mirando al guardián.

—Entonces ¿De verdad deseas un cuadro?

Algo inseguro asintió por la intensa mirada de su castaño.

—S-sí.

"Esto es una pérdida de tiempo."

No solo Daniel, sino Jules lo pensó, solo que ninguno pudo ser capaz de externarlo, aunque claro, Jules lo expresó con sus gestos.

—De acuerdo.

Movió el lienzo que llevaba pintando dejándola para más tarde y en su lugar colocó otro lienzo en blanco sobre el caballete.

—¿Deseas algo en particular o quiere que le haga un cuadro de lo que yo desee?

Los próximos cinco segundos transcurrieron en silencio, cosa que a Jules le hizo esbozar una sonrisa burlesca por cómo Daniel parecía quedarse en blanco.

El Salón De Los Espejos  [Chestappen]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora