Capítulo 17. Horizonte
Con la luz que emitió su portal, las nubes se despejaron y un bonito cielo se mostró, pero nada de eso le importó cuando estaba siendo buscado por alguien demasiado importante.
Dejó la comodidad de su silla y caminó hasta el portal dejándose ver al otro reflejo de mayor rango. Por supuesto, algo extrañado de que estuviera solicitando algo de él.
—Patricio.
El rostro del que le llamaba no aparentaba revelar ninguna emoción que Patricio lograra hacer una suposición de su llamado.
—¿Sí?
—Tú... —inició tallándose el cuello— ¿Crees que la luz perdida es nuestra pareja? ¿Aun lo crees?
—¿A qué viene esto? —preguntó confundido.
—¿Todavía estás seguro de ello?
Asintió algo dudoso, no porque no estuviera seguro, sino por la intensa mirada del contrario quien sacó aire de forma que Patricio creyó estar molesto por ello, pensó por un momento que debió hacerle esa pregunta al resto de los reflejos pilares y la mayoría estaba dándole la misma pregunta.
—Tal vez te molesta, pero respeta mi decisión.
—No estoy molesto.
Patricio arqueó la ceja cuestionando su respuesta, cosa que el contrario se limitó a rodar los ojos y mirarlo con una inusual expresión que solo se la atribuía a alguien más.
—De acuerdo, lo estoy —admitió—. Pero no contigo, sino con Lando.
—¿Lando? —preguntó algo sorprendido— ¿Acaso hizo algo mal?
Una simple mueca fue suficiente para matar su curiosidad y esperar a lo que el contrario tenía que decir.
—Él vendrá pronto, Pato.
—¿Quién? ¿Lando? —externó confundido—. Pero se supone que Pierre iba a viajar en estos días. Aunque últimamente mi portal está comportándose anormal, parece estar inestable, te puedo jurar que varios reflejos pilares en el salón se encuentran así y no es lo único que sucede con nosotros.
Las palabras del contrario no fueron externadas, sino que las tragó evitando desquitarse con quien no tenía culpa de su mal humor.
—Sospecho quién puede ser la causa de todo el desequilibrio —dijo el pelicenizo—, por ello te necesitamos. Lo siento Pato, los reflejos bases no podemos hacer nada, tú debes sanarlo. Eres el reflejo indicado para sanar el corazón de nuestra luz perdida.
Patricio abrió los ojos al máximo por la confesión del contrario. Dio pasos atrás hasta que sus manos sintieron el borde del muelle y su mente le llenó de posibilidades hasta que las piezas cayeron en su sitio pudiendo comprender que realmente se trataba de su pareja como creyó desde el inicio.
—¿Él está herido? ¿Qué está pasando?
—Lando Norris. Eso está pasando.
Ambos se quedaron en total silencio, Patricio cerró los ojos y apretó los labios antes de soltar lo que en su mente gritaba a los cuatro vientos.
"Ese idiota."
Lo sabía, Lando era el gruñón e incrédulo, más de lo que Mark era, sobre todo, le importaba más el hecho de tener un rango mayor a los espejos que formaban el borde del salón. Era por Lando que se denominaron espejos no importantes, cuando en realidad lo eran. Gracias a Lando pudieron comprobar eso de que en algún momento ni siquiera uno puede soportarse a sí mismo era totalmente cierto.
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El Salón De Los Espejos [Chestappen]
Acak-Sí, yo tampoco creería lo que dije -dijo entrando en razón-. Nadie en su sano juicio lo haría si digo que soy la pareja destinada de una persona que tiene más de siete siglos y custodia un salón de espejos que pueden llevarte a otros mundos. -*-*-*...