Capítulo . Flor de ocho pétalos pt 1
Existía una cosa que Fernando le había pedido a Lance en forma de advertencia.
—No ingreses a ese lugar.
E incluso se lo dijo después de que Sergio volviera a Leven para seguir creando reflejos.
Lance, como cualquier persona normal tuvo demasiada curiosidad por aquello que se ocultaba detrás de la puerta de lo que parecía ser una bodega que el pelicenizo por lo visto tenía en el abandono.
El haberle dicho no entres, fue para el menor una invitación a hacer lo contrario, y cada que tenía oportunidad miraba con total atención aquella puerta, pero nunca la abría por el simple hecho de que siempre había algo que le hacía desistir, por ejemplo, el mismo Fernando.
Cuando por fin pudo estar completamente solo en casa, debido a que el guardián tenía que hacer una encomienda, Fernando no esperó más de media hora para que sus pies le guiaran hasta aquella misteriosa puerta, que a la realidad parecía una réplica exacta de la puerta del salón de los espejos.
"¿Qué es lo que hay aquí dentro?" se cuestionó de la misma forma en que le fue dicho tal instrucción que estaba pronto a romper.
Sintiendo la adrenalina tan alta como la de Oscar cuando Lando lo tacleó en el volcán llevó las manos a la cerradura, que para ser un lugar 'prohibido' no tenía siquiera un candado o una cadena, solamente giró y la puerta accedió sin mucho problema.
"Debería enseñarle algo de seguridad a Fernando."
Sacudiendo su cabeza para hacer a un lado esos pensamientos empujó con cuidado la puerta que poco a poco era iluminada por los rayos del sol y al llegar a la mitad, una luz se proyectó en su rostro de forma tan intensa que no le quedó más remedio que cerrar la puerta de golpe.
"Ahora ya entiendo por qué es fácil de abrir."
El deslumbramiento fue pasando y con ello, Lance volvió a abrir la puerta obteniendo el mismo resultado.
—¡Qué demonios!
Hastiado, se cubrió los ojos al tercer intento, de esa forma pudo abrir la puerta e ingresar sin ver absolutamente nada más que no fuera el suelo y cuando lo logró cerró de golpe la puerta generando ruido del cual no se preocupó al estar solo.
Pareció que el intenso brillo cesó en cuanto cerró la puerta, pues sus ojos no se sentían golpeados de tanto resplandor, dio un largo suspiro preparándose mentalmente para cualquier cosa terrorífica que pudiera encontrar en las cuatro paredes en que estaba, pero tan solo abrió los ojos estos se expandieron al máximo, tanto que podría parecer ojos occidentales y no los clásicos ojos rasgados que tanto le encantaban al guardián.
¿Cómo no hacerlo?
Si el brillo que lo había dejado ciego del deslumbramiento era causado por pedazos de carbón.
—¡Oh my God!
Y bueno... eran pedazos de carbón demasiados bonitos y deslumbrantes, cualquiera quisiera cargar, aunque fuera una pequeña parte y lo que sus ojos captaban eran muchos, en verdad, muchos pedazos de carbón.
Su curiosidad ya no se dirigía al material, sino el hecho de que Fernando lo tuviera sin tanta seguridad mas que una simple cerradura.
Sus pies le hicieron acercarse, todavía la luz del sol se colaba por la puerta entreabierta que no logró cerrarse por completo como él creyó. Sencillamente le era fascinante ese lugar.
Sus manos picaron por sostener, aunque fuera uno de aquellos pedazos de carbón de acomodo atómico tan perfecto y difícil de romper, pero sus ojos captaron en lo que parecía ser una mesa de trabajo en donde había un cuaderno y él como buen curioso optó por tomarlo en lugar de los muchos diamantes regados en el suelo.
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El Salón De Los Espejos [Chestappen]
Random-Sí, yo tampoco creería lo que dije -dijo entrando en razón-. Nadie en su sano juicio lo haría si digo que soy la pareja destinada de una persona que tiene más de siete siglos y custodia un salón de espejos que pueden llevarte a otros mundos. -*-*-*...