Bajo el mando de la tormenta

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En la vibrante ciudad de Jump City, hogar de los Jóvenes Titanes, el sol se ocultaba en el horizonte, bañando la Torre Titan en tonos anaranjados y púrpuras. Los titanes se habían enfrentado a innumerables amenazas, desde villanos interdimensionales hasta fuerzas cósmicas, pero esa noche, la paz reinaba.

Dentro de la torre, Raven se encontraba en su cuarto, meditando. El aroma de las velas y el suave murmullo de sus cánticos formaban un escudo de tranquilidad a su alrededor. Sin embargo, su concentración se vio interrumpida por un golpecito en la puerta.

—¿Raven? —Era la voz de Chico Bestia, tímida pero con una pizca de emoción—. ¿Puedo pasar?

Raven abrió los ojos, con una mezcla de curiosidad y sorpresa. —Adelante, Gar.

Chico Bestia entró, llevando una caja de pizza y una sonrisa nerviosa. —Pensé que quizás te gustaría tomar un descanso. Tengo una película y tu pizza favorita.

Raven levantó una ceja, pero no pudo evitar esbozar una pequeña sonrisa. La bondad y el entusiasmo de Gar siempre lograban traspasar sus barreras. —Está bien, pero solo una película.

Gar encendió la televisión y se sentó a su lado, manteniendo una distancia respetuosa. La película comenzó, pero pronto ambos se encontraron más interesados en la compañía del otro que en la pantalla. La noche transcurrió entre risas y conversaciones ligeras, revelando poco a poco partes de sí mismos que normalmente guardaban bajo llave.

Con el tiempo, estas noches se convirtieron en un hábito. Cada vez, Chico Bestia se aseguraba de traer algo que sabía que haría sonreír a Raven, ya fuera una nueva película, un libro de poesía o simplemente su compañía. Raven, por su parte, empezó a disfrutar de estos momentos, encontrando en Gar un amigo y confidente que no esperaba.

Una noche, después de una dura batalla contra un enemigo especialmente poderoso, Raven estaba agotada tanto física como emocionalmente. Se retiró a su habitación, intentando procesar el caos que había ocurrido. Poco después, Chico Bestia apareció en su puerta, preocupado.

—Raven, ¿estás bien? —preguntó suavemente.

Ella asintió, pero las lágrimas comenzaron a rodar por sus mejillas antes de que pudiera detenerlas. Sin decir una palabra, Gar se acercó y la abrazó con ternura, ofreciendo un consuelo silencioso que ella nunca supo que necesitaba. En ese momento, algo cambió entre ellos.

Con el paso del tiempo, su amistad se transformó en algo más profundo. Ambos se dieron cuenta de que se habían enamorado, pero el miedo a perder lo que tenían les impedía confesar sus sentimientos. Fue una noche de tormenta cuando finalmente se sinceraron.

Raven y Chico Bestia estaban en la azotea de la torre, observando las luces de la ciudad y el rugido del trueno. Gar tomó la mano de Raven, sintiendo su nerviosismo.

—Raven, hay algo que necesito decirte. —Tomó una profunda respiración—. Te amo. No sé cuándo empezó, pero no puedo imaginar mi vida sin ti.

Raven sintió su corazón acelerarse. Las palabras que tanto temía escuchar ahora eran su mayor deseo. —Yo también te amo, Gar. Siempre he tenido miedo de abrirme a alguien, pero tú... tú eres diferente.

Se abrazaron bajo la lluvia, encontrando en el otro la fuerza y el amor que nunca supieron que buscaban. Desde ese día, su relación floreció, enfrentando juntos cada desafío y celebrando cada victoria.

A medida que pasaban los años, Raven y Chico Bestia se convirtieron en un pilar fundamental del equipo y de la vida del otro. Su amor, nacido en la adversidad y forjado en la amistad, se convirtió en una fuente de inspiración para todos los que los rodeaban.

Así, en el corazón de Jump City, dos almas encontraron la paz y la felicidad en los brazos del otro, demostrando que, incluso en el mundo de los héroes, el amor siempre puede prevalecer.

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