En la oscuridad, nació un amor

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En la Torre de los Titanes, la noche era tranquila y estrellada. La luna llena iluminaba el mar cercano, creando un reflejo plateado que parecía danzar con las olas. Dentro de la torre, los jóvenes héroes disfrutaban de un raro momento de paz. Chico Bestia estaba en la sala de estar, jugueteando con sus videojuegos. Aunque parecía concentrado en el juego, sus pensamientos vagaban hacia Raven, la misteriosa y reservada hechicera del equipo.

Raven, mientras tanto, estaba en la azotea, meditando bajo la luz de la luna. Su mente estaba clara, pero su corazón estaba inquieto. Había algo en Chico Bestia, algo en su alegría y su constante optimismo, que había comenzado a romper las barreras que ella había construido alrededor de su corazón. Decidida a aclarar sus sentimientos, Raven bajó a la sala de estar, donde encontró a Chico Bestia distraído.

-Chico Bestia, ¿puedo hablar contigo un momento? -dijo, con su voz suave pero firme.

Chico Bestia levantó la vista, sorprendido por la interrupción.

-Claro, Raven. ¿Qué pasa? -respondió, pausando su juego.

Raven se sentó en el sofá junto a él, sintiendo una rara mezcla de nervios y anticipación.

-He estado pensando mucho últimamente... sobre nosotros. -dijo, tratando de encontrar las palabras adecuadas.

Chico Bestia la miró con curiosidad, sus orejas ligeramente verdes se movían de interés.

-¿Sobre nosotros? -repitió, sintiendo que su corazón comenzaba a latir más rápido.

Raven asintió, tomando un respiro profundo antes de continuar.

-Sé que somos muy diferentes. Tú eres alegre, optimista, y siempre encuentras la manera de hacer reír a todos. Yo... soy todo lo contrario. Pero, a pesar de eso, he comenzado a darme cuenta de que... me importas más de lo que pensé.

Chico Bestia se quedó en silencio por un momento, procesando las palabras de Raven. Luego, una sonrisa cálida se extendió por su rostro.

-Raven, siempre me has importado. Incluso cuando eres sarcástica y distante, siempre he sabido que hay más en ti de lo que dejas ver. Y me encanta esa parte de ti que he llegado a conocer.

Raven sintió un calor reconfortante en su pecho. Las palabras de Chico Bestia eran sinceras y llenas de cariño.

-No soy buena expresando mis sentimientos, pero quiero que sepas que... también me importas. Más de lo que puedo expresar con palabras.

Chico Bestia se acercó un poco más, sus ojos verdes brillando con emoción.

-Entonces, ¿esto significa que podemos intentar ser más que amigos?

Raven sonrió, una rara pero genuina sonrisa que iluminó su rostro.

-Sí, me gustaría eso.

Chico Bestia no pudo contener su alegría. Abrazó a Raven, quien inicialmente se tensó, pero luego se relajó en su abrazo, sintiendo una paz que nunca había experimentado antes.

Justo en ese momento, la alarma de la torre comenzó a sonar, rompiendo el momento. Chico Bestia y Raven se separaron rápidamente, sus rostros reflejando preocupación.

-¿Qué pasa ahora? -preguntó Chico Bestia.

-Vamos a la sala de control. -dijo Raven, su voz de nuevo seria y enfocada.

Cuando llegaron a la sala de control, encontraron a Robin, Starfire y Cyborg ya reunidos.

-Parece que Slade está causando problemas en el centro de la ciudad. -informó Robin, mirando a sus compañeros. -Tenemos que detenerlo antes de que cause más daño.

-Vamos allá. -dijo Cyborg, activando su cañón de energía.

Los Titanes se apresuraron a salir de la torre, listos para enfrentar la amenaza. Mientras volaban hacia el centro de la ciudad, Chico Bestia no podía evitar pensar en el momento que había compartido con Raven. Aunque la alarma los había interrumpido, sus palabras seguían resonando en su mente, llenándolo de una renovada determinación.

La batalla contra Slade fue intensa. El villano había desplegado un ejército de robots que atacaban sin piedad. Los Titanes lucharon con valentía, pero parecía que por cada robot que destruían, dos más aparecían para tomar su lugar.

-¡Tenemos que encontrar la fuente de estos robots! -gritó Robin, lanzando sus batarangs a una docena de enemigos.

-Voy a buscar desde el aire. -dijo Starfire, elevándose con sus rayos de energía.

Mientras Starfire buscaba la fuente de los robots, Chico Bestia y Raven luchaban codo a codo. Chico Bestia se transformaba en diferentes animales, atacando a los robots con fuerza bruta, mientras Raven utilizaba su magia para detener a los enemigos y proteger a su compañero.

-¡Raven, cuidado! -gritó Chico Bestia, viendo un robot acercarse sigilosamente por detrás de ella.

Raven giró rápidamente, usando su magia para destruir al robot justo a tiempo.

-Gracias, Chico Bestia. -dijo, su voz mostrando un leve temblor que revelaba su preocupación.

-Siempre te cuidaré, Raven. -respondió Chico Bestia, sin perder el ritmo de la batalla.

Finalmente, Starfire localizó la fuente de los robots: una gran máquina oculta en un edificio abandonado. Con la información, los Titanes se reunieron y planearon un ataque coordinado.

-Raven, tú y Chico Bestia se infiltrarán en el edificio y destruirán la máquina desde dentro. -ordenó Robin. -Cyborg, Starfire y yo mantendremos a los robots ocupados afuera.

Raven y Chico Bestia asintieron y se dirigieron hacia el edificio. Al entrar, encontraron una serie de trampas y robots de guardia, pero trabajaron juntos, combinando sus habilidades para superarlos.

-Estamos cerca. -dijo Raven, sintiendo la energía oscura de la máquina.

-Sí, puedo oler el metal y la energía. -respondió Chico Bestia, transformándose en un lobo para olfatear el camino correcto.

Finalmente, llegaron a una gran sala donde la máquina estaba situada en el centro. Slade estaba allí, observándolos con una sonrisa maliciosa.

-Bienvenidos, Titanes. -dijo Slade, su voz llena de burla. -¿Realmente pensaron que podrían detenerme tan fácilmente?

-No subestimes el poder del trabajo en equipo, Slade. -dijo Chico Bestia, transformándose en un gorila y lanzándose hacia el villano.

La batalla fue feroz. Slade era un oponente formidable, pero Raven y Chico Bestia lucharon con determinación y coraje. Finalmente, Raven logró romper la protección mágica alrededor de la máquina, permitiendo a Chico Bestia destruirla con su fuerza bruta.

Con la máquina destruida, los robots se detuvieron, cayendo al suelo como marionetas sin hilos. Los Titanes habían ganado otra vez.

De regreso en la torre, después de asegurarse de que la ciudad estaba segura, Chico Bestia y Raven se encontraron nuevamente en la sala de estar. Estaban agotados, pero había una sensación de triunfo en el aire.

-Lo hicimos. -dijo Chico Bestia, sonriendo mientras se desplomaba en el sofá.

-Sí, lo hicimos. -respondió Raven, sentándose a su lado. -Gracias por cuidarme allá afuera.

-Siempre lo haré, Raven. -dijo Chico Bestia, tomando su mano. -Y no solo en las batallas.

Raven lo miró, sus ojos violetas brillando con una nueva luz.

-Lo sé. -dijo suavemente. -Y yo también estaré aquí para ti.

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