Amistad a prueba de fuego

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En la torre de los Jóvenes Titanes, la tarde transcurría tranquila. Raven estaba en su habitación meditando, intentando encontrar el equilibrio y la paz interior que tanto valoraba. Mientras tanto, Chico Bestia estaba en la sala común, jugando videojuegos y disfrutando de su tiempo libre.

De repente, un estruendo sacudió la torre. Raven abrió los ojos de golpe y salió rápidamente de su habitación. Chico Bestia dejó caer su control y se puso en alerta. Ambos se encontraron en el pasillo principal.

—¿Qué fue eso? —preguntó Chico Bestia, su tono mezclando curiosidad y preocupación.

—No lo sé, pero deberíamos investigar —respondió Raven con su habitual serenidad.

Juntos, siguieron el sonido hasta el laboratorio de Cyborg. Al entrar, encontraron a Cyborg rodeado de chispas y humo, tratando desesperadamente de apagar un pequeño incendio en una de sus máquinas.

—¡Necesito ayuda aquí! —gritó Cyborg, señalando una válvula que estaba a punto de explotar.

Sin perder tiempo, Raven utilizó su telequinesis para estabilizar la válvula mientras Chico Bestia se transformaba en un elefante para ayudar a mover los equipos pesados lejos del fuego. Trabajaron en perfecta sincronización, demostrando una vez más por qué eran un equipo formidable.

Una vez que el fuego estuvo bajo control, Cyborg suspiró aliviado.

—Gracias, chicos. Estaba tratando de mejorar el sistema de energía, pero parece que algo salió mal —dijo, rascándose la cabeza.

Raven y Chico Bestia se miraron y sonrieron. A pesar de sus diferencias, siempre podían contar el uno con el otro.

—Supongo que nuestras habilidades son útiles para algo más que luchar contra villanos —bromeó Chico Bestia, volviendo a su forma humana.

—Sí, incluso para apagar incendios causados por amigos torpes —respondió Raven con una leve sonrisa, mostrando su característico sentido del humor seco.

El incidente no solo reforzó su amistad, sino que también les recordó que, sin importar los desafíos, siempre podían contar con el apoyo mutuo. Juntos, eran más fuertes y capaces de enfrentar cualquier cosa que se les presentara.

Al final del día, la torre estaba en calma nuevamente. Raven volvió a su meditación y Chico Bestia a sus videojuegos, sabiendo que, pase lo que pase, siempre tendrían a sus amigos a su lado.

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