En silencio y miradas

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[Segunda parte]

La Torre de los Titanes estaba tranquila una vez más. El equipo había terminado sus tareas y se dispersaba para disfrutar de un merecido descanso. Raven se encontraba en la sala común, sentada en su sillón favorito, leyendo un libro sobre antiguos hechizos. Chico Bestia, como de costumbre, no estaba muy lejos. Sin embargo, hoy no estaba interesado en videojuegos o en molestar a Cyborg. En cambio, estaba observando a Raven desde la cocina, preparando un batido.

Desde su confesión, las cosas entre ellos habían cambiado. Había una nueva conexión, una comprensión silenciosa que se manifestaba en pequeños gestos y momentos compartidos. Ambos sabían que algo especial estaba creciendo entre ellos, aunque ninguno se había atrevido a ponerle un nombre.

Chico Bestia se acercó con dos vasos de batido, una leve sonrisa adornando su rostro verde—. Hey, Rae, te traje uno de tus favoritos, batido de frutas del bosque.

Raven levantó la vista de su libro y aceptó el vaso con una pequeña sonrisa—. Gracias, Gar. Eres muy atento.

Gar se sentó en el sillón junto a ella, disfrutando de la cercanía sin necesidad de palabras. Bebieron en silencio, compartiendo un momento de calma que no necesitaba ser roto.

Después de un rato, Gar dejó su vaso en la mesa y miró a Raven—. ¿Te gustaría dar un paseo? Está una noche perfecta.

Raven asintió, cerrando su libro y dejándolo a un lado—. Sí, me vendría bien un poco de aire fresco.

Ambos se levantaron y salieron al balcón de la torre. La vista de la ciudad iluminada por las luces nocturnas era impresionante. Se apoyaron en la barandilla, observando las calles desde la altura.

—Sabes, nunca me canso de esta vista —dijo Gar, rompiendo el silencio.

Raven asintió—. Es tranquilizante. Nos recuerda por qué hacemos lo que hacemos.

Chico Bestia la miró de reojo, admirando cómo la luz de la luna resaltaba sus rasgos. Sin pensarlo, extendió su mano y, con una mezcla de nervios y determinación, tomó la de Raven. Ella se sobresaltó ligeramente, pero no apartó la mano. En cambio, entrelazó sus dedos con los de Gar, sintiendo una cálida corriente recorrerla.

—Gar… —comenzó, sin saber exactamente qué decir.

—No tienes que decir nada, Rae. Este momento es suficiente.

Raven lo miró, sus ojos encontrándose con los de él. En esa mirada compartida, había una promesa tácita, una aceptación de lo que ambos sentían pero aún no podían expresar completamente con palabras.

Pasaron unos minutos así, en silencio, simplemente disfrutando de la presencia del otro. Finalmente, Gar rompió el silencio—. Rae, ¿te has dado cuenta de cuánto hemos cambiado desde que nos conocimos?

Raven sonrió levemente—. Sí, Gar. Hemos pasado por mucho. Y tú… tú me has ayudado más de lo que crees.

Gar parpadeó, sorprendido por su sinceridad—. ¿En serio? Pensé que la mayoría del tiempo solo te molestaba.

Raven soltó una pequeña risa—. Bueno, también haces eso. Pero de alguna manera, tus bromas y tu persistencia me han ayudado a abrirme. Eres… especial para mí, Gar.

Chico Bestia sintió su corazón acelerarse. Aunque sabía que había algo entre ellos, escuchar a Raven decirlo en voz alta era diferente—. Tú también eres especial para mí, Rae. Más de lo que puedo expresar.

Raven apretó ligeramente su mano, como confirmación de sus palabras. La noche continuaba, y el frío viento nocturno los rodeaba, pero no importaba. En ese momento, solo existían ellos dos, juntos en su pequeño rincón del mundo.

Gar decidió ser valiente una vez más—. Rae, he estado pensando mucho en nosotros. Sé que no es fácil para ti abrirte, y no quiero presionarte. Pero quiero que sepas que estoy dispuesto a esperar. Porque lo que siento por ti es real y profundo.

Raven lo miró, sus ojos violetas llenos de una mezcla de emociones—. Gar, yo también he estado pensando en nosotros. Y aunque aún tengo mis miedos y dudas, sé que quiero intentarlo. Quiero ver adónde nos lleva esto.

Gar sonrió, sintiendo una ola de felicidad inundarlo—. Entonces, ¿te gustaría ser mi novia, Rae?

Raven lo miró fijamente, dejando que sus palabras calaran hondo. Finalmente, asintió—. Sí, Gar. Me gustaría ser tu novia.

Chico Bestia sintió una alegría indescriptible. Sin poder contenerse, soltó una risita nerviosa y apretó la mano de Raven con más fuerza—. No sabes cuánto significa esto para mí, Rae.

Raven sonrió, sintiendo una calidez que no había sentido en mucho tiempo—. Creo que lo sé, Gar. Y te prometo que haré todo lo posible para que esto funcione.

Se quedaron allí, en el balcón, abrazados por la noche y por la nueva promesa que habían hecho. Las estrellas brillaban con fuerza sobre ellos, como si también celebraran su nuevo comienzo. En ese pequeño rincón del mundo, dos corazones se unieron en silencio y miradas, listos para enfrentar el futuro juntos, paso a paso.

[Fin]

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