La Torre de los Titanes estaba inusualmente silenciosa esa tarde. Starfire había salido a comprar ingredientes para uno de sus platillos tamaranianos, Cyborg estaba trabajando en una mejora para el T-Car, y Robin se encontraba en su oficina, revisando los reportes de misión. Raven, por su parte, se había refugiado en su habitación, como era habitual, buscando la paz en medio del caos diario.Chico Bestia estaba solo en la sala común, su mente distraída mientras jugaba a un videojuego. Pero, por primera vez en mucho tiempo, no podía concentrarse. Su mirada se desvió hacia la puerta de la habitación de Raven, y su corazón latió un poco más rápido. Había algo que le había estado rondando la cabeza, algo que no podía ignorar más. Llevaba tiempo sintiendo cosas por Raven, pero siempre había sido demasiado inseguro para admitirlo.
Pero hoy era diferente. Hoy sentía que tenía que hacer algo al respecto.
Dejó el control del videojuego a un lado y se levantó, respirando hondo para darse ánimos. Caminó hacia la puerta de la habitación de Raven y tocó suavemente.
—¿Raven? —llamó, esperando que no lo echara inmediatamente.
Pasaron unos segundos antes de que la puerta se abriera, revelando a Raven con su típica expresión neutra.
—¿Qué necesitas, Chico Bestia? —preguntó, aunque su tono era menos cortante de lo habitual.
—Quería hablar contigo… —empezó, sintiéndose de repente muy nervioso—. ¿Puedo pasar?
Raven lo miró con curiosidad, pero asintió, dándole paso. Entró en la habitación, donde la luz tenue y las velas encendidas creaban un ambiente cálido y acogedor. Era un contraste sorprendente con la imagen que Raven solía proyectar.
Chico Bestia se detuvo en el centro de la habitación, sin saber por dónde empezar. Raven, observando su incomodidad, decidió ayudarlo un poco.
—¿Qué es lo que realmente quieres decirme? —preguntó, cruzando los brazos mientras lo miraba con interés.
Chico Bestia tomó aire y decidió lanzarse.
—Raven, hay algo que he estado queriendo decirte desde hace mucho tiempo —empezó, sintiendo cómo su corazón se aceleraba con cada palabra—. Sé que no soy el más serio del grupo, y probablemente soy el que más te molesta… pero hay algo que ha estado en mi mente y en mi corazón, y ya no puedo seguir guardándolo.
Raven parpadeó, sorprendida por la intensidad de sus palabras. Esto no era típico de Chico Bestia, y por primera vez, sintió que algo importante estaba a punto de suceder.
—Continúa —dijo, intentando mantener su tono neutral, aunque su interés estaba claramente en aumento.
Chico Bestia bajó la mirada por un momento, como si buscara las palabras adecuadas, antes de volver a levantarla, decidido.
—Raven, desde que te conozco, siempre he sentido algo especial por ti —confesó, sintiendo que un peso se levantaba de sus hombros—. Al principio, pensé que solo era una atracción o una simple admiración, pero con el tiempo, me di cuenta de que era algo más profundo. Me di cuenta de que… te quiero.
Raven sintió que su corazón se detenía por un momento. Las palabras de Chico Bestia la habían tomado por sorpresa, y por un instante, no supo cómo responder. Nunca había esperado que él fuera tan directo, tan sincero. Pero antes de que pudiera reaccionar, él continuó.
—Sé que somos diferentes, que yo soy todo lo que tú intentas evitar: caótico, ruidoso, desordenado… pero aún así, no puedo evitar sentir esto por ti. —Chico Bestia dio un paso hacia ella, sus ojos llenos de una honestidad que rara vez mostraba—. Y sé que probablemente no sientes lo mismo, o que tal vez esto arruine nuestra amistad, pero no podía seguir sin decírtelo.
Raven se quedó en silencio, procesando todo lo que acababa de escuchar. Por un lado, sentía una gran confusión, pero por otro, había algo en el fondo de su corazón que resonaba con las palabras de Chico Bestia. Algo que había intentado ignorar durante mucho tiempo.
Finalmente, decidió hablar, aunque sus palabras salieron más suaves de lo que esperaba.
—Chico Bestia… —empezó, buscando las palabras adecuadas—. No voy a mentirte. Esto me toma por sorpresa, y no sé cómo responderte. Siempre te he visto como un amigo, alguien en quien puedo confiar. Nunca pensé que tú…
Chico Bestia sintió que su corazón se hundía un poco, pero se obligó a mantener la calma. Sabía que esto era un riesgo, y estaba dispuesto a aceptarlo, sin importar la respuesta.
—Pero… —continuó Raven, haciendo que él levantara la cabeza—, no puedo negar que hay algo en ti que siempre me ha atraído. Tu energía, tu optimismo, esa luz que traes a nuestras vidas. Es algo que he intentado ignorar, porque… bueno, porque no es fácil para mí aceptar esos sentimientos.
Chico Bestia la miró, sus ojos llenos de esperanza.
—Entonces, ¿sientes algo por mí? —preguntó, con una mezcla de incredulidad y anhelo.
Raven asintió lentamente, como si cada movimiento fuera una lucha interna.
—Sí, creo que sí —admitió, sorprendida por la sinceridad en su propia voz—. Pero no sé si estoy lista para… lo que eso significa.
Chico Bestia sintió una mezcla de alivio y preocupación. Sabía que esto no sería fácil, pero la simple idea de que Raven pudiera sentir algo por él era suficiente para darle ánimos.
—No tienes que decidir nada ahora —dijo con una sonrisa suave—. Solo quería que supieras lo que siento. Y si alguna vez decides que estás lista, estaré aquí, esperando.
En ese momento, la puerta de la habitación se abrió de golpe, y Starfire apareció, con una gran sonrisa en su rostro.
—¡Amigos! ¿Por qué están aquí en la oscuridad? —preguntó alegremente—. ¡He preparado un delicioso banquete tamaraniano y todos debemos disfrutarlo juntos!
Cyborg y Robin estaban justo detrás de ella, mirándolos con curiosidad.
—¿Interrumpimos algo? —preguntó Cyborg, levantando una ceja al notar la tensión en el aire.
Raven y Chico Bestia se separaron rápidamente, ambos sintiendo un ligero rubor en sus mejillas.
—No, no interrumpieron nada —dijo Raven, intentando sonar indiferente mientras recuperaba su compostura.
Pero Starfire no se dejó engañar. Miró a ambos con una sonrisa aún más amplia.
—¡Oh, me alegra mucho que finalmente hayan confesado sus sentimientos! —exclamó, volando hacia ellos y envolviéndolos en un abrazo entusiasta—. Sabía que este día llegaría. ¡El amor es tan hermoso!
Cyborg soltó una carcajada mientras Robin sonreía discretamente.
—Bueno, bueno, parece que alguien tenía un plan todo este tiempo —dijo Cyborg, dándole a Chico Bestia un golpe amistoso en la espalda.
Chico Bestia rió nerviosamente, mientras Raven intentaba ocultar su incomodidad.
—Esto es… un poco más complicado de lo que parece —intentó explicar Raven, pero Starfire no la dejó continuar.
—¡No te preocupes, amiga! El amor siempre es complicado, pero también es maravilloso. Y ustedes dos merecen ser felices —dijo, soltándolos finalmente—. Ahora, vengan a la cocina antes de que la comida se enfríe.
Cyborg y Robin comenzaron a caminar hacia la cocina, pero Chico Bestia se quedó atrás por un momento, mirándola con una sonrisa sincera.
—Bueno, parece que no podemos ocultarlo más —dijo, encogiéndose de hombros.
Raven suspiró, pero una pequeña sonrisa se asomó en sus labios.
—Parece que no —admitió, y antes de que él pudiera reaccionar, le dio un suave apretón en la mano—. Gracias, Chico Bestia… por ser tan valiente.
Él sintió que su corazón daba un vuelco al sentir su toque, y supo que, sin importar lo que viniera después, había valido la pena. Con una sonrisa radiante, le devolvió el apretón.
—Siempre, Rae. Siempre.
Y con eso, ambos caminaron hacia la cocina, donde los demás Titanes los esperaban, listos para celebrar una nueva etapa en sus vidas.

ESTÁS LEYENDO
Historias de BBRAE
FanficAquí les traigo unos one-shot de la segunda pareja de los Jóvenes Titanes, lo digo en orden cronológico porque primero fue el de Robin y Starfire, bueno espero que sea de su agrado mis historias y sin más preámbulo comenzemos.