Era un día típico en la Torre de los Titanes. El sol bañaba con su luz las ventanas de la sala de mando, y el sonido de los teclados de Cyborg mezclado con las risas de Starfire llenaba el espacio. Pero en medio de toda la familiaridad, había una tensión silenciosa que sólo unos pocos podían percibir.Chico Bestia se encontraba en su forma humana, sentado en el sofá, jugando a un videojuego. Sin embargo, su mente no estaba concentrada en la pantalla. Su mirada se desvió, como tantas veces antes, hacia una figura en la esquina de la habitación: Raven. Ella estaba inmersa en uno de sus libros antiguos, rodeada por una aura de misterio que siempre la acompañaba.
El joven titán verde dejó escapar un suspiro, uno tan sutil que apenas fue perceptible. Su corazón latía con fuerza, pero no por la adrenalina del juego, sino por algo mucho más complicado. Sabía que estaba enamorado de Raven. Lo había sabido desde hace tiempo, desde esos momentos de tensión silenciosa cuando sus miradas se cruzaban inesperadamente, cuando sus manos se rozaban por accidente, o cuando un ligero tropiezo hacía que se cayeran y quedaran uno encima del otro. Pero había algo que siempre lo detenía: el miedo al rechazo.
Raven, por su parte, sentía una confusión similar. Cada vez que Chico Bestia estaba cerca, su corazón latía de una manera que no podía controlar. Pero no era sólo su corazón lo que la preocupaba, sino también su mente. ¿Cómo podía alguien como ella, llena de oscuridad y caos, ser digna de alguien tan brillante y alegre como Chico Bestia? Ella se convencía a sí misma de que no lo merecía, de que sus cualidades sombrías y su naturaleza reservada la hacían inapropiada para él.
Sin embargo, esos momentos que compartían, aunque breves, la llenaban de una esperanza que no quería admitir. Cada vez que sus manos se rozaban, cada vez que sus ojos se encontraban, sentía una chispa que la asustaba y la emocionaba a partes iguales.
Los demás Titanes no eran ajenos a esta dinámica. Robin, siempre atento a los detalles, había notado cómo Raven y Chico Bestia actuaban el uno con el otro. Starfire, con su corazón bondadoso y sensible, había visto las miradas furtivas y las sonrisas tímidas. Incluso Cyborg, aunque solía enfocarse más en sus proyectos tecnológicos, no pudo evitar darse cuenta de la extraña tensión que existía entre sus dos amigos.
Una tarde, mientras los Titanes estaban reunidos en la sala común, Robin se acercó a Starfire y Cyborg, susurrando para que nadie más lo escuchara.
—Creo que deberíamos hacer algo al respecto —dijo Robin, mirando de reojo a Raven y Chico Bestia, quienes se encontraban en lados opuestos de la habitación.
—¡Oh, sí! ¡Debemos ayudar a nuestros amigos a expresar sus sentimientos! —exclamó Starfire, emocionada.
—Estoy de acuerdo, pero tenemos que ser sutiles —añadió Cyborg, esbozando una sonrisa traviesa—. No podemos ser demasiado obvios, o lo arruinaremos.
—¿Entonces qué propones? —preguntó Robin, cruzándose de brazos.
Cyborg miró hacia Raven y Chico Bestia y luego sonrió de manera astuta.
—Tengo una idea...
Al día siguiente, Robin anunció que tenían una misión fuera de la Torre, algo que necesitaba toda la atención del equipo. Pero había un pequeño detalle: Chico Bestia y Raven tendrían que quedarse en la base para "mantener la vigilancia".
—Robin, ¿es realmente necesario que nos quedemos? —preguntó Raven, intentando ocultar su incomodidad.
—Totalmente necesario —respondió Robin, con una seriedad que no dejaba lugar a dudas.
Chico Bestia, aunque algo desconcertado, no pudo evitar sentirse un poco emocionado. Después de todo, cualquier oportunidad para estar cerca de Raven era bienvenida, aunque fuera en circunstancias tan peculiares.
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Historias de BBRAE
FanfictionAquí les traigo unos one-shot de la segunda pareja de los Jóvenes Titanes, lo digo en orden cronológico porque primero fue el de Robin y Starfire, bueno espero que sea de su agrado mis historias y sin más preámbulo comenzemos.