Capítulo 10.

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Estoy tan jodidamente cerca que me estoy mareando. Estoy jodidamente cerca...

No es mi intención clavar mis uñas en su trasero, realmente no lo hago con esa intención, él gruñe contra mi cuello y se lanza hacía adelante, empalándome hasta la empuñadura. Dejo escapar un pequeño grito, pero Aizawa lo ignora.- Es así, ¿verdad?- eleva mis caderas más alto y hundiéndose más en mí.- Necesitas más.

Ya estoy asintiendo.- Follame.- La palabras son apagadas pero claras.

Aizawa maldice.- Nos van a atrapar.- se echa hacía atrás y me golpea la cabecera da un golpe sordo contra la pared, el sonido se siente mucho más fuerte de lo que realmente es, porque alguien podría oír, porque nos estamos delatando.

Lo vuelve a hacer.- Pero no te importa que te atrapen, ¿verdad? todo lo que te importa es meterte mi polla lo más profundo posible, pequeña puta sucia.

¿Cómo puede convertir palabras que deberían ser duras en algo que sea cariñoso? Al menos para mi, en este momento. No lo entiendo pero no voy a cuestionarlo. 

-¿Escuchas  a alguien que viene por el pasillo?- murmura contra mi oído.- Si abren esta puerta, no podrán fingir que estamos haciendo otra cosa que follar.- Su mano se tensa en mi boca y luego me folla más fuerte, el sonido de la carne chocando con la carne entrelazándose con la cabecera golpeando la pared.- Me importa un carajo, no voy a parar.

-No pares.- Me saco su mano de la boca como puedo para quejarme.

-No lo haré.- Sus dedos se clavan en mi mandíbula. No lo suficiente como para doler pero está perdiendo el control, ese conocimiento aumenta mi lujuria, él atrae mi orgasmo más cerca.- Tu coño es demasiado bueno, no puedo dejar de follarte, no importa quien entre en esta habitación, no hasta que vengas y te llene. Eso es lo que quieres, ¿no es así? Para que te folle toda la noche y luego te vayas a desayunar con tus padres toda llena de mi semen.

El orgasmo me arrastra. Grito contra su palma y me levanto, tratando de llevarlo más profundo, Aizawa comprende de inmediato lo que necesito. Él empuja mi pierna más alto y sigue follándome, un orgasmo, rodando de un segundo mientras me sigue por el borde, sus golpes se vuelven más y más hasta que se muele dentro de mí, llenándome justo como prometió. 

Espero que se mueva hacia atrás, que ponga algo de distancia entre nosotros pero Aizawa suelta mi pierna y se acomoda más firmemente entre mis piernas, con cuidado quita su mano de mi boca y se inclina hacia atrás lo suficiente para estudiar mi expresión, cualquiera sea la expresión en mi rostro debe ser suficiente para satisfacerlo porque desliza sus dedos por el cabello húmedo de mi sien.

-Eres terrible para seguir instrucciones 

-¿Perdón?- Una sonrisa se dibuja en las comisuras de sus labios.- No soy mala.

Le doy un apretón en el trasero y deslizo mis manos por debajo de su camisa hasta los músculos de su espalda, suspiro un poco y lo miro a los ojos.

-Realmente me gustaría que estuvieras desnudo, Aizawa. 

-Has sido desobediente desde le principio y sigues haciendo demandas.- Su mirada cae a mi boca, justo en el momento en el que me doy cuenta de que no me ha besado, algo parecido a la decepción se aloja en mi pecho aunque mi cuerpo prácticamente vibrando por el placer de esos orgasmos, se siente endeble en el mejor de los casos. ¿A quien le importa si no besa? Me esta dando lo que quería, pedir más es ser codiciosa.

Me siento extremadamente codiciosa en este momento.

Me lamo los labios, mirándolo observar el movimiento.- ¿Vas a castigarme?

-¿Crees que lo mereces?

-Probablemente.- no puedo evitar una risa vertiginosa.- después de todo te he decepcionado. 

El amigo de mi padre (Aizawa y tú)+18Donde viven las historias. Descúbrelo ahora