Así son los Aidualc.

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–Quizás no te has dado cuenta, pero mamá no reconoce a Emilia– dijo Oriana mirando a su hermana mientras sostenía una taza de té caliente en sus manos.

—¿Qué dices? —preguntó Karen con el ceño fruncido.

–Mamá habla con ella porque la hace sentir bien, pero no la reconoce.

–La llama por el nombre y...

—A mí también e inclusive a ti, pero no nos reconoce, Karen. Solo quiero que sepas que debes hablar con Emilia.

-Hablaré.

Después de hablar con su hermana, Oriana se dirigió a la habitación de su madre; allí estaba Zulma con Emilia encismadas en una amena lectura.

—No, no pares, Emilia, sigue leyendo, amo, cuando alguien lo hace como se debe.

Emilia miró a su abuela: – ¿Estás de acuerdo, abuela?

—Si digo que no, se quedará de todos modos.

Emilia largó una carcajada sonora, y una vez controló su risa siguió con la lectura.

"Sisará, una vez enterado de que Bastian iría a la batalla, preparó sus hombres y sus carros de acaballo para poder ir al monte Bersol; allí se debatirían por defender cada uno sus tierras.

Una vez en la batalla, cuando ambos ejércitos se trenzaron, el "Dios no conocido" hizo caer una nube de confusión sobre el ejército de Sisará y sus soldados no sabían a quién atacar, por ende empezaron a matarse a ellos mismos. Cuando Sisara vio esa escena, salió huyendo de allí tomando el camino que lo llevaba lejos del campo de batalla. Cuando iba a medio camino, vio una carpa en medio de la nada, se metió en ella y dentro había una mujer, llamada Jade, ella lo escondió detrás de unas cortinas, él aprovechando su buena voluntad le pidió un poco de agua, ella le dio a beber leche, dándole a entender que confiara en ella, ya que le convidaba algo tan preciado. Sisará tranquilo, de que la mujer cuidaría de él, y apoyó la cabeza en tierra, pues se había quedado dormido.

Jade lo miró dormir, ella y su marido pertenecían a los Aidualc pero habían decidido apartarse de ellos, por su rebeldía. Mientras los pensamientos surcaban su mente, Jade tomó un martillo, una estaca y sin dudar clavó la estaca en la cabeza de Sisará, lo mató así sin más, pues su sangre le gritaba, recorriendo sus venas frenéticamente, que era lo correcto.

Bastian de un momento a otro entró a su tienda en busca de información, Jade lo llevó hasta el interior y le mostró que había terminado con la amenaza."

—¡No puede ser! ¿Quién sería tan retorcido para ser una cosa así? -preguntó atónita Oriana.

—Así son los Aidualc.

Los AidualcsDonde viven las historias. Descúbrelo ahora