P.O.V: Regina Mills
¿Qué hago aquí? ¿Qué hago aquí? ¿Qué hago aquí? ¿Qué hago yo, Regina Mills, subida en el Jolly Rogers, acompañada de toda esta gentuza a la que, naturalmente, no soporto, y viajando hasta Neverland? ¡Neverland! ¿Qué se me ha perdido a mí allí? Ah, ya... mi hijo. ¿De verdad, Henry? ¿Cómo pudiste dejarte secuestrar por ese par? Tú eres más listo que ellos, te crie para que te convirtieras en un niño excepcional y lo eres. No puedo creer que te hayan separado de mi lado, tú eres mi ancla, la única persona que me importa y por la que sería capaz de cambiar. Eres mi luz, mi razón de vivir, la persona que me ha salvado de mí misma... ¿Qué voy a hacer sin ti?
Suspiro para relajarme y camino hacia la popa del navío, rodeando el mástil en el que veo apoyada a Emma. Está hablando con sus padres, pero está molesta. Creo que es por Neal. Ella les culpa por no haberla creído cuando les dijo que Tamara mentía y que probablemente era la mujer malvada a la que August hacía referencia antes de convertirse de nuevo en un niño y, honestamente, yo también lo hago. Esa mujer se ha llevado a Henry, y los Charming, con sus discursitos sobre trabajar unidos y vencer las adversidades, están más tranquilos que una rueda de repuesto. Escucho su discusión a escondidas, siguiendo su conversación como si de un partido de tenis se tratase, pero negándome a participar por miedo a recibir un fuerte pelotazo. Sin embargo, acabo pasando de largo.
Me acerco al borde del barco y apoyo mis brazos sobre la barandilla. Observo el horizonte, con la mirada ausente. El mar está distendido y oscila lúgubremente, con desgarradora mansedumbre y un mimetismo desconcertante... al menos de momento. Siento que Neverland sabe que venimos. De alguna manera, estas calmadas aguas anteceden la terrible bienvenida que este lugar nos depara. He oído muchas historias al respecto de esta tierra y sé que aguarda nuestra inminente llegada. El tiempo transcurre de forma distinta aquí que en el resto del mundo, la magia es impredecible y su líder, Peter Pan, es un joven terriblemente cruel. Cosas malas suceden en Neverland y preferiría alejarme lo antes posible de ese reino.
"¿Te gustan las vistas, querida?"
Me giro lentamente. Reconozco esa voz, es la voz de un hombre que está a pocos momentos de darme un discurso paternalista o una lección de vida que no he pedido.
"No demasiado, Rumple. Como comprenderás, no puedo disfrutar de nada si sé que Henry está en peligro"
"Lo entiendo" dice con la voz tenue y, acto seguido, apoya su espalda en la misma baranda que yo. "Le encontraremos" un par de minutos de silencio siguen a esa oración, hasta que Mr. Gold decide intervenir de nuevo. "¿Cómo te sientes?"
"No muy bien, solo quiero encontrarle"
"Lo sé, no hablo de Henry" sisea. "Me refiero en cuanto a Miss Swan y su magia"
"¿Otra vez con eso? Ya te hemos dicho ambas que está todo bien" insisto, no sé qué es lo que pretende que le diga. "No me siento extraña y mi magia está perfectamente" digo mientras elaboro una bola de fuego como demostración visual.
Me callo unos segundos, el zarandeo del buque me genera una ligera sensación de vértigo y desazón. Siento algunas náuseas subir por mi garganta, pero aprieto los labios lo mejor que puedo y resisto la tentación de arrojar mi malestar al mar. Mr. Gold me mira con una pequeña sonrisa ladeada. Cómo odio que haga eso.
"¿Mareada?" me pregunta esperanzado de que la respuesta sea que sí.
"Un poco" confieso. "Aunque nunca me han mareado los trayectos, en ningún tipo de transporte. Te recuerdo que viajaba durante horas en carruaje cuando me dirigía al castillo de verano y no tenía ningún problema"
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Más allá de Storybrooke [SwanQueen]
FanfictionEl desesperado lanzamiento de un hechizo por parte de Emma Swan y Regina Mills, desencadena una extraña serie de sucesos mágicos. Sin comprender las consecuencias de la unificación de sus magias, las madres de Henry se ven arrastradas a un viaje hac...