Confesionario

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P.O.V: Emma Swan

¿Dónde se ha metido Regina? Sí, lo sé, es extraño que eso sea lo primero que diga tras separarme del abrazo en el que me sumerge Neal, pero es que estaba aquí hace un segundo. Además, están todos aquí: mis padres, Rumple, Hook, hasta la maldita de Tinker Bell, pero ni rastro de Regina. ¿La habrán secuestrado de nuevo? ¿Estará Pan detrás de su desaparición? No. Algo me dice que no. Una sensación de presión en el pecho me indica que Regina se siente afligida. Sí, ahora identifico sus sentimientos mejor que nunca, la alcaldesa se ha apartado voluntariamente de la multitud para aliviar su tristeza, pero... ¿Por qué? ¿Qué le ocurre? Ojalá este vínculo fuera más fuerte, así no tendría que arrancarle las palabras de la boca a una mujer con muros impenetrables.

Tras hablar unos breves minutos con Neal, llamo a Mr. Gold. Esos dos se mueren por ponerse al día y su conversación se convierte en mi mejor excusa para escabullirme entre la multitud y localizar a la otra madre de mi hijo. Miro hacia atrás emparanoyada. Juraría que me ha parecido ver a mi madre mirarme al salir, pero ahora ya no la veo. Olvídalo, Emma, son tonterías tuyas. Nadie te ha visto. Prosigo mi camino y no tengo que andar mucho trazo para ubicar a la reina, ya que advierto su preciosa melena azabache relucir entre la maleza de la selva. Me acerco a ella con cuidado, sigilosamente, y rozo su hombro con mis dedos para que no me dé la espalda.

"¡Ah!" exclama ella al sentir el frío de mis dedos sobre su piel, y se gira velozmente hacia mí. "Miss Swan, es usted..." suspira abiertamente aliviada, llevándose una mano al pecho. "No la he oído llegar, me ha asustado"

"Discúlpeme, Regina, no era mi intención" digo en un murmuro preocupado. "Aunque se ve usted muy tierna cuando se sobresalta"

Una inevitable sonrisa se asoma por los labios de la reina y eso me hace enormemente feliz. Al menos la he hecho sonreír en estas circunstancias tan devastadoras. Sin embargo, esa mueca no es lo único que se manifiesta en el semblante de la alcaldesa. Un ligero rubor sube por su cuello hasta instaurarse en sus mejillas, dotándolas de un precioso y natural tinte rosado que la hacen verse mucho más bonita de lo que de por sí es. No puedo creerlo, podría jurar que Regina se está sonrojando. ¿Ha sido por mí? ¿He sido yo? ¿Qué he hecho en esta vida para merecer tal bendición?

"¿Qué hace aquí? ¿No debería estar reencontrándose con su novio?"

"Neal no es mi novio, lo sabe perfectamente" a continuación, su mirada se vuelve tan triste como la que observé al llegar y, entonces, lo veo. Sus pómulos están ligeramente irritados, su iris de una tonalidad rojiza y sus pestañas húmedas. "Regina... ¿Ha estado llorando?"

"Creo que deberíamos volver"

Su respuesta no me convence en absoluto, sé lo que está haciendo y no se lo voy a permitir. Agarro su antebrazo con fuerza y la retengo para que no pase por mi lado. No hemos terminado de hablar.

"Le he hecho una pregunta" reitero con más seguridad. "¿Ha estado llorando?"

"Miss Swan, no quiere hacer esto" me advierte con un tono peligrosamente frío. "Suélteme y volvamos con los demás"

"No, sabe que a mí no puede engañarme. Conexión o no, sé cuando me miente"

"Se lo digo muy en serio, no me haga usar mi magia"

"No lo hará" respondo convencida. "No conmigo y menos si corre el riesgo de perder a Henry para siempre"

Inconscientemente, mi puño se cierra alrededor de su muñeca, para evitar así que se escabulla entre mis brazos y me deje aquí. Ahora bien, de eso me doy cuenta cuando aprieta los labios y suelta un pequeño quejido.

Más allá de Storybrooke [SwanQueen]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora