Aspaviento de emociones

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P.O.V: Emma Swan

A solas. Esa expresión me encantaba hace unos minutos, pero ahora ha pasado a aterrarme. Estoy encerrada en una habitación con el espectáculo de mujer que es Regina Mills, quien, para colmo, solo me mira con sus impresionantes y achocolatados orbes de una forma tan profunda que mis entrañas no la pueden soportar. ¿Qué hago? ¿Digo algo? ¿No digo nada? ¿Qué espera ella? ¿Que saque el tema yo? ¿Pero qué tema? ¿El del beso? Ya sé, mejor no diré nada y la besaré de nuevo. Ese idioma lo entiende todo el mundo. ¡No, idiota, idiota! ¡Aprende a usar las palabras!

"Emma, puedo oír tus pensamientos desde aquí" verbaliza la reina con doloroso desdén. "Casi literalmente" bromea al recordar nuestra conexión. Suerte que al menos no puede leerme la mente. Espera... ¿Podrá? "¿Qué te carcome tanto que me estás poniendo a mí de los nervios?"

"¿A ti?"

"Sí, a mí. Me siento muy nerviosa de la nada y no sé por qué, así que asumo que debes ser tú. Tú estás nerviosa"

Cierro los ojos unos segundos e inspiro con fuerza. Mis pulmones se llenan de oxígeno y expulso el aire muy lentamente, consiguiendo transformar mi nerviosismo en tranquilidad. No puedo permitir que mi ansiedad afecte a Regina, ella no lo merece. Ella merece sentirse serena y yo estoy interrumpiendo su calma.

"Sí, tienes razón. Estoy un poco nerviosa" confieso al fin. "Supongo que no merece la pena mentir, no puedo esconderte nada dado nuestro vínculo"

La alcaldesa sonríe comprensivamente y creo que esta es la primera vez que la veo mirarme de forma tan genuina. Creo que siente cierta ternura por mí en estos momentos, por saber que puede leerme como un libro abierto. ¿Es así como yo miro a las personas cuando uso mi superpoder?

"No debes avergonzarte por ello, Emma. Te recuerdo que yo tampoco puedo ocultarte nada, ya sea por este vínculo o, simplemente, por tu infalible detector de mentiras que funciona mejor conmigo que con nadie"

"¿Así que lo admites?" sonrío victoriosamente.

"Tal vez" la morena voltea de forma gentil, sacándome la lengua en señal de flirteo. "Pero si lo cuentas, lo negaré"

Mi sonrisa se amplía ante el inconfundible coqueteo de la alcaldesa y decido, al fin, lanzarme y hablar del tema.

"Regina, sobre lo que pasó en el Árbol de los Remordim-"

"¡Ya estoy!" Henry entra abruptamente a la habitación, sin llamar a la puerta y, desde luego, sin previo aviso de su llegada. "Había mucha cola. ¿Cómo puede haber quince habitaciones y un solo baño?"

"Pues da gracias que no tienes que hacer tus necesidades por la borda"

"¡Emma!"

La alcaldesa gira nuevamente hacia mí, pero esta vez con una mirada de reproche que preferiría no volver a ver. He de admitir que se ve jodidamente sexy regañándome, pero aun así no me gusta ser la fuente de su molestia. Nadie quiere ser sermoneado por Regina Mills.

"No te preocupes por el vocabulario, he oído groserías peores salir por la boca de mamá" añade Henry y ya no sé si eso ayuda o desmorona mi defensa. La mirada felina que me dedica la morena resuelve rápidamente todas mis dudas.

"Oye, chico... así no me ayudas mucho"

"Pero-"

"Chut" Regina coloca autoritariamente su dedo índice frente a sus sellados labios y, con ese gesto, logra que tanto Henry como yo cerremos nuestras bocas indefinidamente. "Todos a la cama, ya"

"Sí, señora" bromeamos mi hijo y yo al unísono, dirigiendo nuestras respectivas manos a la frente para imitar el saludo militar.

A continuación, con una infantil risa bailando en nuestra mirada, el chico y yo obedecemos y nos disponemos a acostarnos. Henry se desprende rápidamente de su ropa, quedando únicamente en sus calzoncillos de Mario Bros, y se sumerge velozmente bajo las sábanas del camastro que va a compartir con Regina. Mientras yo misma me desprendo de mis botas café, observo a mi hijo acomodar su cabeza sobre la suave almohada y agarrar con fuerza la cobija. Se ve insoportablemente tierno y daría lo que fuera por dormir a su lado esta noche, pero tengo que ser fuerte y concederle ese privilegio a Regina. Nadie lo ha pasado peor que ella en esta aventura y merece más que nadie estar cerca de Henry, poder dormir abrazada a él, poder oler su aroma y compartir su profundo sueño con su hijo. Seguro que se ven terriblemente adorables.

Más allá de Storybrooke [SwanQueen]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora