El valor de sentir

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P.O.V: Emma Swan

Estoy en un sueño. Tengo que estarlo. No puede ser real que yo, Emma Swan, me encuentre tan cómodamente acostada en una cama con Regina Mills. Mi cuerpo cubierto al completo de preciosas manchas carmesí con la forma de sus labios, mis brazos aferrados al cuerpo casi desnudo de la alcaldesa, mis caricias dedicadas con absoluta devoción y fogosos besos siendo constantemente intercambiados entre ambas. Sí, tengo que estar soñando.

"¿Emma?" la reina se separa unos pocos centímetros de mis labios y su voz angelical murmura mi nombre.

"¿Sí, preciosa?" ella se sonroja ligeramente y recuesta su cabeza sobre mi pecho.

"Nada, yo solo... te sentía ausente"

"Jamás podría estar ausente estando contigo" respondo velozmente, recolocándome mejor en la cama y estrechando a la morena más fuerte entre mis brazos. Ella se acomoda sobre mí y yo comienzo a acariciar su espalda con las suaves yemas de mis dedos.

"¿Qué estamos haciendo?" murmura en un suspiro y hasta siento su fresco aliento sobre mi pecho.

"Lo que deberíamos haber hecho hace mucho tiempo" respondo mientras la piel en su espalda se eriza debido a mi contacto. "Hemos pasado por mucho, Regina... ambas, pero creo que por fin estamos frente a algo bonito"

"¿Tú crees?" cuestiona levantando ligeramente su barbilla, para mirarme a los ojos.

Joder... qué hermosa es.

"Por supuesto, ¿Tú no?"

"Sí... creo que sí" susurra, recolocándose de nuevo en su cómoda posición y pasando una pierna por encima de las mías. "Tengo miedo" confiesa de repente.

"¿Miedo? ¿Por qué miedo, hermosa?"

"Por todo esto" la siento temblar ligeramente al formular estas palabras, por lo que la acerco más a mí, si es que eso es humanamente posible, y la abrazo con fuerza. "Me dices estas cosas tan bonitas, me llamas preciosa, hermosa y... no lo sé. Siento que lo tienes todo muy claro, mientras que para mí todo es... confuso" suelta un lánguido suspiro antes de proseguir. "Por no mencionar que seguimos conectadas y eso me asusta... mucho"

"Te entiendo, Regina, de verdad" decido cambiar mi apelativo cariñoso hacia ella por su verdadero nombre para no agobiarla, pero no creo que dure mucho. Cada vez que la veo absolutamente resplandeciente, tengo el deseo apremiante de hacérselo saber. "Ninguna hemos sido nunca expertas en expresar nuestros sentimientos y ahora nos encontramos con que no podemos ocultarnos nada la una de la otra. Es difícil, lo sé, pero juntas podemos con todo. ¿Lo sabes, verdad?"

"Sí..." la escucho no muy convencida. "Como con el diamante en Storybrooke"

"Exactamente, nena" respondo dándole un beso en la frente. "Como con el diamante en Storybrooke" repito algo más bajito.

"Me gusta..." susurra algo avergonzada, lo advierto por el tono de su voz y por la pequeña sensación de bochorno que me consume a mí en lugar de a ella. "Nena, hermosa, preciosa... me gusta como suena"

"Pues puede ir acostumbrándose, su Majestad" sonrío coqueta, mientras sujeto su nuca con mi mano y acerco su rostro hacia el mío. "Puede ir acostumbrándose..." repito en un tono mucho más seductor que el anterior, justo antes de invadir su boca con la mía y comenzar con su lengua una silenciosa batalla por el control.

Mmmm. Sí, esto es total y absolutamente el paraíso. Los carnosos labios de Regina encajan a la perfección con los míos, su sabrosa lengua se corresponde con la mía, nuestros aromas se compaginan y nuestros cuerpos se entrelazan entre ellos. Nos separamos, nos escrutamos con fuerte emoción y regresamos al apasionante trabajo que ejercemos sobre este camastro.

Más allá de Storybrooke [SwanQueen]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora