El sol asomaba su majestuoso brillo por las montañas nevadas, marcando el inicio de un nuevo día para emprender el viaje. Sin embargo, el ambiente en la tienda pesaba por el llanto de Bonny, quien abrazaba con fuerza al pequeño Semper. Cada lágrima que corría por su mejilla era acompañada por un llanto desgarrador; los clones de Bonny la miraban desconsolados, sin saber cómo ayudar.
"Por favor, cuídate mucho, mi pequeño," susurró Bonny entre sollozos. "Mi pequeño, mi lindo gorrión." Se separó un poco y, mirando los hermosos ojos rojos de Semper llenos de lágrimas, las limpió lentamente. "No pude proteger a tu madre, pero no cometeré ese error dos veces. No importa dónde o cuándo estés, mi poder llegará a ti cuando más lo necesites. Soy tu escudo, y siempre te protegeré." Le dio un beso en la frente mientras los clones recitaban un conjuro en un idioma incomprensible. Una luz tenue emanó de Semper, sellando la promesa cariñosa de Bonny.
El abuelo, preparando su mochila, miró de reojo a Bonny. Con una sonrisa y un abrazo, se despidió de la bruja.
Al salir de la tienda, el aroma a sangre y olores horribles e inexplicables golpeó sus sentidos. Algo andaba mal; había una extraña sensación en el aire.
"¿Dónde estamos? Esto no es la frontera de Herbaria," preguntó Druis, confundido.
La arquitectura de la zona era diferente. Salieron de la zona del mercado de sombras y se encontraron en una ciudad elegante, llena de humanos y semihumanos que caminaban en una sociedad tranquila. Los edificios de dos pisos estaban adornados con plantas que ofrecían vistas preciosas desde cualquier ángulo.
"Esto es Dormien," dijo el abuelo caminando con tranquilidad.
"¿Dormien? ¿La tierra sin dueño, la ciudad anárquica?" exclamó Zombri, asombrado.
El abuelo acarició la cabeza de Zombri. "Baja la voz, chico. Sí, estamos en Dormien, y aquí sí hay un rey." Sonrió el abuelo y siguió caminando. "Es el rey de los ladrones, el que ha levantado esta ciudad, lidera y protege los mercados de sombras y posee la red de información más grande del mundo. Airi y yo trabajamos en esa red de información un tiempo."
Los tres jóvenes miraban asombrados al abuelo, ansiosos por escuchar más de esa historia. Pero antes de que pudieran preguntar, un hombre con ropa humilde pero cómoda, piel blanca y cabello negro con toques blancos de la edad, se acercó. Sin previo aviso, tomó al abuelo de la camisa y lo lanzó contra una pared.
"¡Con que sigues con vida, maldi...!" gritó el hombre, pero fue interrumpido por dos golems de piedra que tomaron sus brazos. Con un chasquido de dedos de Semper, ambos golems rompieron los brazos del atacante. Su grito de dolor resonó por las calles llenas de gente que miraba asombrada.
Rápidamente, el abuelo reaccionó y, con una orden clara, dijo: "Suéltalo, Semper, y cúrale los brazos, ahora mismo."
El hombre recobró la conciencia en una recámara de un hotel. Al levantarse y sentarse en la cama, vio a un niño de pelo blanco y a un anciano con la cara quemada.
"¿Por qué debemos dejarlo ir? Intentó matarte," preguntó Semper, con la preocupación evidente en su voz.
"Mira, te explico, este hombre de aquí es..." El abuelo fue interrumpido por una voz ronca que retumbaba con elegancia. Un hombre con una pose refinada y honorable se presentó.
"Doroteo Earl Salvatore, un gusto, joven prodigio. Aunque todos me conocen como el honorable Rey de los Ladrones de Dormien."
"Cuánto tiempo sin verte, Salvatore. Te ves bien," dijo el abuelo, extendiendo su brazo para un apretón de manos.
"Viejo desgraciado," respondió Salvatore entre carcajadas. El apretón de manos dejó en evidencia una conexión de confianza y una gran historia pasada.
"Semper, este hombre es un antiguo aliado," explicó el abuelo. "Trabajamos juntos en tiempos difíciles y, aunque parezca rudo, tiene un corazón de oro y una mente brillante."
"¿Por qué intentó atacarte, entonces?" preguntó Druis, con curiosidad.
"Es una larga historia, luego que vayamos a cenar les comento." dijo el abuelo, sentándose en una de las sillas de la habitación. "Por el momento, vayan a explorar la ciudad con mucho cuidado, debo hablar con él."
Los tres jóvenes salieron, dejando solo al abuelo con Doroteo. Una vez la puerta se cerró, el rostro sonriente de Doroteo cambió a una mirada perdida y sombría, su elegante sonrisa había sido desvanecida por una mueca de tristeza. El abuelo suspiró y el ambiente completo de la habitación cambió; la tensión era aplastante.
"¿Qué te pasó, viejo amigo? Airi y yo te aseguramos el poder, ¿por qué estás así?" El abuelo adoptó una posición más seria mientras miraba los ojos casi llorosos de Doroteo.
"Fue algo muy complejo que ni yo esperaba," dijo Doroteo, aguantando las ganas de llorar.
Seis meses atrás
La plaza central se encontraba rebosante de decoraciones llamativas, y la plataforma central se iluminó mientras una figura poderosa y elegante subía a ella, con ropa de la más alta calidad y costuras con adornos brillosos. A su lado, una joven chica de cabello negro oscuro como la más profunda ausencia de luz portaba una mirada coqueta pero atemorizante, mirando a su alrededor con una sonrisa forzada mientras la gente la elogiaba.
"Un agradecimiento especial a todos los presentes." Alzó la voz un hombre frente a estas dos personas elegantes. "En presencia del rey Doroteo Earl Salvatore y su hija, la princesa Abril Earl Bloodfang." La euforia de todos en la plaza era estruendosa.
Con una gran sonrisa, el Rey pidió a las personas presentes hacer silencio. "Muchas gracias, ya son doce años que se cumplen de mi mandato en estas bellas tierras. El cambio ha sido tan significativo como vistoso, en la infraestructura, la economía y no solo eso, la seguridad de esta tan preciada y olvidada ciudad." Los aplausos y las alabanzas fueron un estallido de alegría y regocijo para todos. "Sé que ha sido un camino largo y difícil el que hemos recorrido. Hace diez años, la confrontación de la casa Delart y la casa Grownfall, o hace poco de dos años, cuando el reino del norte de Eldstígur quiso gobernarnos con mano de hierro porque somos tierra sin dueño." Personas entre la multitud bajaron la cabeza con tristeza. "Pero defendimos nuestra tierra libre con honor, y hoy no solo es una fecha especial por otro año que los guío. Hoy también es el segundo año en el que recordamos a esos guerreros que dieron sus vidas para que hoy pudiéramos sonreír, para que hoy pudiéramos gozar de nuestra libertad."
Entre la multitud que alzaba sus brazos entre aplausos y gritos de felicidad, se alzó una voz llena de furia que lanzó una acusación filosa. "¡Libertad que tú le has quitado a las jóvenes de aquí y las has usado para tu propio placer!" Lanzando unos cristales que alzaron imágenes de un cuarto lleno de chicas que habían desaparecido el último año, golpeadas y abusadas.
Otra voz se alzó con furia. "¿Así quieres liderarnos tomando lo que te plazca a costa de la inocencia de nuestras mujeres?"
Las personas miraban confundidas de dónde venían las voces. Cuando la primera piedra fue lanzada, impactando en la mandíbula del rey confundido y asustado, cayó de la tarima. Gente se lanzó sobre él; algunos lo defendían, otros intentaban golpearlo.
En medio de la confusión, miró a la plataforma, pero su hija no estaba por ningún lado. Ya no solo estaba confundido, sino que se encontraba preocupado. El pánico de todo el ambiente generó una confusión tan grande que el rey se había esfumado entre la multitud. La caída del rey de los ladrones había empezado.
Presente
"Lo siento mucho, amigo," exclamó el abuelo. "Pero ¿cómo has sobrevivido hasta ahora? y ¿qué has sabido de tu hija?"
"He sido rey de estas tierras mucho tiempo; es claro que la gente no iba a creer semejante acusación," bajó la cabeza. "O no todos, por lo menos." Suspiró. "Y de mi hija no he sabido nada. Mi guardia me busca y los capitanes de mi red de información fueron asesinados." Rompió en llanto. "No sé cómo hallaron a todos. Mis pobres compañeros no tenían por qué caer así." El llanto desgarrador emitía el dolor que sentía Doroteo.
El abuelo se acercó y puso una mano en el hombro de su amigo. "Vamos a encontrarla, Doroteo. Y vamos a descubrir quién está detrás de todo esto. No estás solo en esto."
Los dos hombres, antiguos aliados y amigos, se miraron con una determinación renovada. Sabían que su lucha no había terminado y que tenían una misión por delante.
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Bonsai: Una aventura heredada
FantasyEn un reino donde la magia y la aventura están entrelazadas en los rincones más oscuros y olvidados, un chico solitario encuentra consuelo en los relatos que su madre, una intrépida aventurera, trae consigo al regresar de sus misteriosas expedicione...