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Rain pisaba el tierra húmeda mientras su dueño montado le indicaba el caminó entre la multitud de árboles en el bosque.

El príncipe de cabellera de oro cargaba su arco detras de su espalda junto con el saco de flechas, y en lo único que pensaba era en que su instructor y buen amigo, Namjoon no lo alcanzará.

Kim Namjoon, su maestro de defensa, lo seguía con otro caballo pero el menor no se dejaría alcanzar tan rápido por lo que sujeto mejor las riendas de su yegua y se adentro más en el bosque.

Los gritos de su nombre resonaban en todo el amplio espacio verdoso y eso solo provocaba que le se le escaparan risitas.

— ¡Lord Park! ¡Por favor, venga aqui!

En ese momento Jimin se desvío del camino e hizo que Rain tomara el camino hacia el arroyo cerca de ahí.
Una vez que llegó se bajo y busco un lugar entre los arbustos altos para esconderse.

El príncipe podía escuchar los cascos del caballo de Namjoon aproximándose, el instructor y también mejor guerrero del reino detuvo su caballo cerca del arroyo y miró a su alrededor, su expresión seria pero también un poco divertida.

— Lord Park, sé que está cerca. No podemos pasar todo el día en esta búsqueda. —. Dijo con voz firme, aunque había un toque de indulgencia en su tono.

Jimin, aún oculto, tuvo que morderse el labio para no reír. Adoraba estos juegos de escondite, aunque sabía que eventualmente tendría que rendirse. Pero no todavía. No sin antes disfrutar un poco más de la emoción. Esperó a que Namjoon se alejara un poco más antes de deslizarse silenciosamente fuera de su escondite y volver a montar a Rain. Con una sonrisa traviesa, condujo a su yegua río arriba, esperando encontrar otro buen lugar para esconderse o, quizás, una manera de regresar al castillo sin ser detectado.

Namjoon, sin embargo, no era fácil de despistar. El maestro había entrenado a muchos y sabía leer los signos del bosque. Notó las huellas recientes cerca del arroyo y una pequeña rama rota que indicaba la dirección en la que Jimin había huido. Con un suspiro resignado pero una sonrisa en el rostro, Namjoon siguió las pistas, decidido a encontrar a su joven señor antes de que el sol empezara a ponerse.

Jimin disfrutaba de la brisa fresca mientras avanzaba por el río, pero sabía que no podía seguir escapando para siempre. Miró hacia atrás, asegurándose de que Namjoon no estuviera demasiado cerca. Sin embargo, cuando menos lo esperaba, un sonido familiar de cascos lo alertó.

— ¡Te encontré, Príncipe Jimin!-gritó Namjoon con una mezcla de alivio y diversión. Jimin giró su yegua para enfrentar a su maestro, una sonrisa aún juguetona estaba en sus labios.

— Está bien, me has atrapado, Namjoon —. dijo Jimin, levantando las manos en señal de rendición. Namjoon desmontó de su caballo y se acercó a Jimin, su expresión cambiando a una más seria.

— Mi lord, los escenarios para las pruebas que eligió se estan realizando. — Habló esta vez más serio.

Jimin fue perdiendo poco a poco su sonrisa en su rostro y su respiración agitada se fue disipando. Tan solo faltaban cinco días para que aquellos principes llegasen a Hoedong.

— En ese caso tendremos que volver, Kim.

Sin previo aviso y para sorpresa del guerrero, el príncipe tiro de las riendas de su preciada yegua y se alejo nuevamente del otro. Esta vez no se escondería, al contrario iría a ver aquellos escenarios que tanto habían trabajado los sirvientes por hacerlo lo más similares a lo que él pidió.

Namjoon sonrió para sí mismo y rápidamente montó su caballo, siguiendo a Jimin de cerca. Sabía que el príncipe estaba decidido a asegurarse de que todo estuviera perfecto para las pruebas. Al llegar al castillo, Jimin y Namjoon se dirigieron directamente hacia los terrenos de entrenamiento. Los sirvientes y constructores estaban ocupados, ultimando los detalles de los distintos escenarios.

Jimin observó con atención, evaluando cada aspecto.

— Príncipe Jimin, hemos recreado el campo para llevar a cabo sus pruebas tal como usted lo describió, — argumento uno de los jefes de construcción, inclinándose ligeramente. — ¿Hay algo que necesite ajustarse?

Jimin caminó entre las estructuras, observando los obstáculos y las áreas designadas para las pruebas de combate y estrategia. Cada detalle parecía haber sido cuidado con precisión.

— Está muy bien. — elogió Jimin, asintiendo.

Namjoon se acercó, observando también el progreso.

— ¿Estás seguro que quieres estas pruebas para ellos? —. Preguntó Namjoon al príncipe, le resultaba muy raro que el menor estuviera tranquilo y aceptando su casamiento arreglado, casi como si ansiara a que llegara aquel día.

— Sí, es mi deber como príncipe asegurarme de elegir a la persona adecuada para mi y para el reino.— habló con seriedad. — Estas pruebas no solo evaluarán sus habilidades físicas, sino también su carácter y su capacidad para liderar. Es esencial que Hoedong tenga un futuro rey fuerte y capaz.

Namjoon asintió, comprendiendo mejor las motivaciones de Jimin.

— Entiendo, mi lord. Las pruebas que has diseñado sin duda revelarán mucho sobre los candidatos.

Jimin solo respiró profundamente, consciente del peso de sus decisiones.

— Solo espero haber tomado la decisión correcta, Namjoon. —. confesó ocultando su ansiedad y descontento pero decidido en lo que tendría que hacer.

— Estoy seguro de que así es, mi lord. Con todo esto que se esta armando conseguirá al mejor príncipe para usted y mejor futuro rey para el reino.

Jimin sonrió y sus ojos se achicaron.

— Entonces, que comiencen las pruebas. —. Respondió con voz firme.

Finalmente, luego de que pasaran los cinco dias, llegó el día de la llegada de los príncipes. Jimin observó desde lo alto del castillo mientras los cinco carruajes se acercaban por el camino principal. La emoción y la anticipación llenaban el aire, junto con un ligero nerviosismo por lo que el futuro podría traer.

Los siervos y sirvientas estaban atareados procurando que todo se vea presentable, los pueblerinos de Hoedong estaban reunidos en las afueras de las grandes puertas de entrada del castillo para ver a las visitas reales llegar. Hasta sus padres y hermanos estaban emocionados por a aquellos hermosos y fuertes caballeros que estaban interesados en la mano del menor de los Park.

La puerta de su aposento fue tocada y luego de que diera el consentimiento para que puedan pasar vio a Kim Namjoon entrar, inmediatamente abandonó la ventana por donde estaba viendo llegar a los otros príncipes.

Al entrar el guerrero de la familia real notó de inmediato la expresión preocupada y nerviosa en el rostro de Jimin mientras se acercaba con cautela.

— Jimin ya-

Sus palabras se cortaron por el repentino abrazo que el príncipe le dió y robó. Namjoon no se lo negó y también lo abrazo, acarició suavemente la espalda de Jimin, transmitiendo calma con su presencia.

— Jimin, ya es momento de bajar a saludar a los príncipes. —. Dijo Namjoon en tono sereno pero firme.

Jimin se separó lentamente del abrazo,
— Enseguida bajo. —. Contesto recuperándose de sus sentimientos que lo estaban afligiendo.

— Te veo abajo, no tardes.

Y sin más el maestro de defensa se marchó dejándolo solo en su aposento nuevamente. Inmediatamente Jimin repaso sus planes, se puso una capa para el frío encima de su traje fino elegido para esa ocasión, presentarse ante los candidatos recién llegados.

Antes de irse por la puerta su mirada se desvío a su gran y apreciado arco que estaba guardado en lo alto de su estantería.

Todavía no era el momento.

Destino Flechado ↑Kookmin↓Donde viven las historias. Descúbrelo ahora