FIRGUN - CHARLES LECLERC GAY

3.

ADRIEL POV

Después de una noche llena de energía y baile en la discoteca, nos dirigimos de vuelta al hotel. Lando, Anne y yo estábamos agotados, pero todavía resonaban en nuestros oídos los ritmos de la música y las risas de la noche. Al llegar a la entrada del hotel, Lando lanzó una propuesta inesperada.

-¿Y si se quedan un día más en Miami? - sugirió, con una sonrisa traviesa en su rostro. - Quiero llevarlos a la playa y tengo un yate listo para mañana. Será un día espectacular.

Anne y yo nos miramos, sus ojos reflejaban la misma emoción y ganas de aventura que las mías. La idea de pasar un día más disfrutando del sol y el mar con nuestros amigos era tentadora, pero teniamos que regresar en la tarde a New York.

-Necesito un día de playa, y suena increíble - exclamó Anne antes de que pudiera decir algo. - Podemos quedarnos un dia mas, Adri.

Sonreí y asentí, confirmando nuestra decisión. Lando aplaudió y nos abrazó con fuerza.

-¡Perfecto! - dijo emocionado. - Será un día para recordar.

A la mañana siguiente, después de un desayuno ligero, nos encontramos con el grupo en el muelle. El sol brillaba en el cielo despejado, prometiendo un día perfecto. Lando, con su energía contagiosa, nos guió hacia un impresionante yate.

-¡Bienvenidos a bordo! - anunció mientras subíamos al yate. - Hoy será un día de relax y diversión.

La embarcación se deslizó suavemente sobre las aguas turquesas, y pronto nos encontramos en una zona tranquila, rodeados de la belleza del mar y el cielo. Nos instalamos en la cubierta, disfrutando del sol y las vistas espectaculares.

Charles Leclerc se unió a nosotros, y sentí una chispa de curiosidad en el aire. Durante la noche anterior, había notado la forma en que me miraba, y ahora estaba ansioso por conocerlo mejor.

-¿Te gusta navegar? - le pregunté mientras nos sentábamos juntos en la proa del yate.

-Es algo cotidiano para mí, lo estoy disfrutando. - respondió con una sonrisa sincera. - ¿Y tú? ¿Vienes a Miami a menudo?

-No tanto como me gustaría. - admití. - Pero siempre que puedo, disfruto de lo que esta ciudad tiene para ofrecer. Hoy es un buen ejemplo de eso.

Charles asintió y tomó un sorbo de su bebida. Hubo un momento de silencio cómodo entre nosotros, mientras observábamos las olas rompiendo suavemente contra el casco del yate.

-¿Sabes? - dijo de repente. - Anoche te vi bailando con Lando. Parecían estar muy conectados. ¿Han sido amigos por mucho tiempo?

-Sí, nos conocemos desde hace años. - respondí, sonriendo al recordar los buenos momentos compartidos. - Hemos vivido muchas aventuras juntos, y creo que eso nos ha unido mucho.

-Es un gran tipo. - comentó Charles, mirando hacia donde Lando y Anne reían con Carlos y Rebecca. - Y tú también lo pareces.

-Gracias, Charles. - respondí, sintiendo un calor en mis mejillas. - Me alegra haber tenido la oportunidad de conocerte.

La conversación continuó de manera fluida, intercalando risas y anécdotas personales. Rectifique lo fácil que era hablar con él, como si nos conociéramos desde hace mucho tiempo.

Más tarde, nos dirigimos a la playa. El sol estaba en su punto más alto, y las aguas cristalinas nos llamaban. Pasamos el tiempo nadando, jugando voleibol y disfrutando de la compañía. Las horas parecían desvanecerse en un parpadeo.

Al atardecer, todos nos reunimos de nuevo en el yate, esta vez para disfrutar de una cena mientras el sol se ocultaba en el horizonte, pintando el cielo de tonos naranjas y rosados. Lando tomó la palabra, levantando su copa.