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CHARLES POV

El día había transcurrido como un sueño. Los colores vibrantes de Santorini, la calidez de la compañía y la serenidad del mar Egeo crearon un oasis de paz, algo que había necesitado desesperadamente después de meses de carreras y obligaciones. Pero mientras la noche caía sobre la isla, sentía que el día no había terminado; una especie de electricidad flotaba en el aire, como si algo estuviera a punto de suceder.

Después de la cena, regresamos a la villa, riendo y bromeando mientras el sol se escondía en el horizonte. Sin embargo, Lando, siempre el entusiasta de la diversión sugirió salir a explorar la vida nocturna de Santorini.

—Vamos, chicos, no podemos estar en Santorini y no salir a disfrutar un poco de la vida nocturna —dijo Lando, sus ojos brillando con emoción.

Anne, que hasta ese momento había estado estirándose en la terraza, se incorporó rápidamente al escuchar la propuesta.

—Me encanta la idea. He oído que hay una discoteca cerca de aquí que es increíble —dijo, ya buscando su teléfono para verificar la ubicación.

Observé a Adriel, que parecía debatirse internamente entre la idea de salir o quedarse en la villa. Una parte de mí sabía que, cualquiera que fuera su decisión, yo lo seguiría.

—¿Qué dices, Adri? —le pregunté, notando cómo sus ojos se iluminaban con la posibilidad de salir.

Adriel sonrió, esa sonrisa que me hacía sentir un poco más ligero.

—Está bien, ¿por qué no? Podría ser divertido.

Y así, la decisión estaba tomada. Nos preparamos rápidamente, cada uno eligiendo un atuendo casual pero apropiado para una noche de fiesta. Mientras me vestía, no podía evitar observar a Adriel más de lo que probablemente debería. Llevaba una camisa blanca que contrastaba perfectamente con su piel bronceada, y su cabello estaba ligeramente despeinado, en ese estilo que parecía desordenado, pero en realidad estaba calculado con precisión.

Sentí un nudo de nerviosismo en el estómago, uno que no estaba seguro de cómo interpretar. Era una sensación nueva, desconocida, que había comenzado a surgir cada vez que Adriel estaba cerca.

Finalmente, todos estábamos listos y salimos de la villa, caminando por las calles adoquinadas de Oia en dirección a la discoteca que Anne había encontrado. La brisa nocturna era fresca y agradable, y el sonido distante del mar añadía un toque de serenidad a la noche.

Cuando llegamos a la discoteca, el lugar estaba vibrando con energía. La música electrónica pulsaba en el aire, mezclada con las risas y las conversaciones de la gente que llenaba el espacio. Luces de colores giraban en patrones hipnóticos sobre la pista de baile, creando una atmósfera electrizante.

Anne y Lando fueron los primeros en dirigirse a la pista de baile, riendo mientras se movían al ritmo de la música. Arthur no tardó en unirse a ellos, y pronto se perdieron en la multitud. Adriel y yo nos quedamos un poco atrás, observando el ambiente mientras nos dirigíamos al bar.

—¿Qué quieres tomar? —le pregunté, inclinándome hacia él para hacerme escuchar sobre el ruido.

Adriel me miró, una sonrisa juguetona en sus labios.

—Sorpréndeme —respondió, sus ojos brillando bajo las luces intermitentes.

Pedí dos copas y le pasé una. Brindamos sin decir nada, simplemente compartiendo un momento de complicidad antes de que ambos tomáramos un sorbo. El alcohol quemó suavemente al bajar por mi garganta, pero era un tipo de calor que disfrutaba, especialmente en una noche como esta.

FIRGUN - CHARLES LECLERC GAYDonde viven las historias. Descúbrelo ahora