Prólogo

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 El oscuro manto de la noche se desplegó sobre la ciudad, envolviéndola en su abrazo gélido. Las estrellas titilaban en el cielo como luciérnagas perdidas en la inmensidad cósmica, mientras la madre luna nos observaba desde la distancia con su luz protectora. Mis ojos descendieron hacia la urbe, que parecía un reflejo del firmamento con sus incontables luces parpadeantes. La mera idea de que ellos llegaran a arrebatarlo todo y destruir lo que tanto amábamos me inundaba de rabia.

-ahi estas

mire a quien me sacó de mis pensamientos, el chico me hacía señas para que lo siguiera. Ya era tiempo.

Al entrar al salón, el sacerdote ya tenía en fila a los jóvenes elegidos. Tome mi puesto en la fila de chicos. Nuestras familias y maestros nos miraban expectantes, nosotros alzamos la cabeza con orgullo listos para empezar. El sacerdote se arrodilló frente al espejo posó sus manos en la obsidiana luego de un momento se paró alzando las manos al cielo.

-¡Oh Ajaw Tz'ikin, Soberano de los Pájaros!-comenzó el sacerdote y todos lo siguieron- ¡Oh Corazón del Cielo, Corazón de la Tierra! Ajaw presente en el cielo, presente en la tierra, en los campos y en las sendas, cerca de los ríos, en el mar y en la ciudad: Escucha mi voz, guía a estos jóvenes, asistelos en su andar.

Los jóvenes empezaron a avanzar, el sacerdote se hizo a un lado para que el primero pasará mientras seguía con sus rezos, el sacerdote tomó el cuchillo ceremonial.

-Guialos en su camino, ayúdalos a que rompan sus límites, ayudalos para que alcancen su grandeza, ayudalos a que mejoren para auxiliar a otros, a nuestras familias y comunidades, y a nuestros semejantes- dijo y prosiguió a cortar las palmas del primer muchacho.

El muchacho se arrodilló y colocó sus manos en el espejo de obsidiana en cuestión de segundos el muchacho cayó inconsciente, uno de los ayudantes logró atraparlo antes que golpeara el suelo y junto a otro lo llevaron a una habitación aparte, y a si fue conforme los jóvenes pasaban.

entonces llegó mi turno.

-¡Ajaw Tz'ikin, Soberano de los Pájaros!- volvio a decir el sacerdote- ¡Ajaw, Corazón del Cielo, Corazón de la Tierra!- el sacerdote cortó mis palmas, mi sangre se escapó de mis manos y algunas gotas cayeron al suelo.

Mi corazón golpeaba mi pecho al son del tunkul . Vi mi reflejo en el espejo negro difuminarse.

-Brindarles fuerza, concédeles sabiduría, dotalos de determinación- decía el Sacerdote

Dotame de fuerza, concedeme sabiduria, dotame de determinacion, repetia en mi mente

-No te retires, no los desampares, ayúdalos en su trayecto, ayúdalos a crecer, a obtener conocimiento para ayudar a los demás.

No te retires, prometo sacrificar todo de mi,no me desampares, ayúdame en mi trayecto, ayúdame a convertirme en un verdadero guerrero, ayúdame a vengar a mis hermanos caídos.

coloque mis manos en la fría obsidiana.

Corazón del Cielo, Corazón de la Tierra, espejo humeante escuchen mis súplicas.

Espejo de ObsidianaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora