Mactzil
No importaba cuánto intentara, hasta cuantos números contará, cuánta música escuchara, no podía dormir, gire en mi cama y voltee a ver a Santi envidiandolo por la facilidad con la que dormía.
no podía más, me levanté de la cama y salí de camino a la cocina,la abuela guarda la pasiflora en un cajón de la cocina eso ayudará.
Caminé sigilosamente por el pasillo, evitando hacer ruido para no despertar a nadie. Mis ojos se fueron ajustando a la oscuridad a medida que avanzaba, hasta que finalmente llegué a la sala donde la luz de la luna se filtraba a través de las cortinas. Mientras pasaba junto al sofá, una figura se asomó de repente, lo que me hizo llevarme la mano al pecho y contener un grito por el susto. Sin embargo, mi corazón se calmó al darme cuenta de que era Mauricio.
-hijo de,¿¡y vos que putas haces aquí!?- le grité en susurros aún recuperándome del susto.
-Me quedé viendo televisión y me quedé dormido- dijo somnoliento.
que mentira, pensé, la televisión estaba apagada, tenía sábanas y almohadas con él, él vino a dormir aquí. Mauricio me miró entendiendo que no le creía.
-no importa, solo vine por algo a la cocina porque no podía dormir- le explique.
-bueno te acompaño ahora porque me interrumpiste el sueño- dijo en un tono algo irritado.
Ambos fuimos a la cocina, prendí unas luces que estaban debajo de las estanterías buscando las infusiones mientras tanto Mauricio sacaba una bolsa de nachos de una alacena.
-¿y porque no podías dormir?- preguntó con la boca llena de comida.
-muchas cosas pasando por mi cabeza- le respondí, una vez más todos los eventos de hoy pasaron volando por mi mente, sacudió la cabeza apartando los eventos aun dudaba si la mitad pasó realmente, pero sentí el nuevo tatuaje de mi espalda picarme .
Fui a sacar una tetera y puse agua a calentar.
-¿Y tú por qué realmente dormías en la sala? -le pregunté.
-Es más cómodo -respondió, llevándose un nacho a la boca. Pero había algo en su mirada, una chispa de duda que me decía que había más.
-Sabes que puedes decirme lo que sea -le dije sonriendole, intentando darle confianza.
Se rascó la cabeza, como si estuviera buscando las palabras adecuadas. Finalmente, preguntó:
-¿Qué es lo que tú y tu papá dicen de las energías? Que afectan al ambiente y todo eso...
-Bueno, depende de las vibras que cada persona emite, afectan el ambiente de maneras que a veces ni nos damos cuenta -respondí, observando cómo su expresión se tornaba incómoda. Mauricio no era el más creyente en esas cosas, y podía entender por qué se sentía raro al preguntar.
-Eso mero, todas esas cosas... -dijo, su voz un poco más baja.
-Compartes cuarto con Daniel.¿Es por eso que preguntas? -me atreví a asumir, aunque sabía que podría estar cruzando una línea.
-Como decirlo... -empezó, su mirada se desvió hacia el suelo-. Si me incomoda y siento que si me quedo demasiado tiempo ya no podré salir... al cuarto me refiero, es sofocante.
La bolsa de nachos crujió en sus manos, y me di cuenta de lo tenso que estaba. Me acerqué y posé mi mano en su hombro, intentando reconfortarlo, pero Mauricio se alejó, dándome la espalda.
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Espejo de Obsidiana
FantasyMactzil creció sumergido en un mundo de mitos y leyendas, donde las historias de su padre danzaban en su mente como estrellas brillantes en la noche. Cada relato lo hacía sentir que era capaz de lo imposible. Su corazón ardía con un deseo inquebrant...