Mactzil creció sumergido en un mundo de mitos y leyendas. Cada relato lo hacía sentir que era capaz de lo imposible. Pero ahora, este espejo negro objeto de su nueva obsecion. ¿Le dará lo que quiere? Pero, ¿qué es lo que realmente quiere?
Mientras...
El olor a sangre era nauseabundo, y a pesar de que los cadáveres de gallinas eran recientes, había un tercer aroma que no lograba identificar. Vi a Mauricio volviendo solo, y una parte de mí se sintió aliviada de que Mactzil no estuviera con él, pero la otra se preocupó por Mauricio. Era peligroso estar afuera de noche, y si los coyotes estaban cerca, la situación se complicaba aún más. Enrique no parecía sorprendido de ver a Mauricio solo, sin Daniel.
-sigamos el rastro- dijo Danna- o al menos busquemos por donde se metieron.
Apuntamos con las linternas, siguiendo el rastro. El siseo de las serpientes sonaba como murmullos en la oscuridad, la sangre nos llevó hasta la cerca, que estaba hecha trizas. No era alta, estaba construida con palos amarrados con alambres de púas, y se notaba que algo, ya fuera un coyote o no, había arrancado varios de esos alambres como si cuando entro hubiera sido un remolino, la mitad de la sangre no era de gallina a si que lo que haya sido debe seguir enredado en alambres lo que daba oportunidad de atraparlo.
El olor se sentía más fuerte aquí.
-¿Qué clase de animal hizo esto?- se preguntó Mauricio incrédulo.
-esto parece más hecho por una persona o personas- dijo Enrique.
Las manchas de sangre seguían más allá de los árboles cercanos, y vi una serpiente escabullirse entre los arbustos. Tenía que seguirla. Danna me miró, sabiendo lo que pensaba.
-es mejor seguir de día- sugirió Danna- será peligroso caminar de noche estando en un cerro.
Todos estuvieron de acuerdo y comenzaron a dar la vuelta, pero yo me quedé, sintiendo de nuevo el tercer aroma más claramente. Cambié mi visión; colores verdes, morados y amarillos llenaron el paisaje, pero el rojo era un indicio de él. Tenía suerte de que solo fuera uno; no estaba lejos. Podía ver su figura retorciéndose mientras cambiaba de forma. Estaba a punto de salir corriendo antes de que se escurriera, pero Danna tomó mi mano, sacándome de mi pequeño trance.
-Aco -dijo mirándome con sus ojos celestes, estando en la oscuridad parecían dos perlas brillantes- ¿qué ves?.
-Vi a alguien, no está muy lejos -respondí, volviendo a mirar, pero ya no estaba-. Estaba cerca... pero capté otro aroma.
-¿como a que?
-Mora- aún sentía algo de ese aroma en el aire, pero no lo suficiente como para poder seguirlo.
-Podremos seguir mañana, es peligroso de noche- dijo Danna,apretando mi mano con preocupación.
Asentí y le di un beso en los nudillos antes de regresar.