Puedes hablar

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                                                                                       Mactzil

- oh tuméen nuxi' Hura-Kan, s-sabes hablar-vacile

-¿no debería?- dijo la criatura ladeando su cabeza.

su voz era algo chillona, aguda como la de una niña. De entre todas las cosas el hecho que hablara me sorprendió. Habia leido cuantas historias sobre criaturas, perros negros que hacechan por la noche, garzas con cabezas de espejos negros, etc, pero en ninguna habia algo sobre ocelotes alados, ese tipo de criatura solo vendria de la imaginacion de Pedro Linares, le veia mas parecido a una esfinge pero las esfinges tenian cabesas humanas, cuerpo de leon y no siempre alas, me encontraba sobrepensnaod, mi mente dio varias piruetas antes de  volver a hablar.

-y-y y que eres exactamente?

-ammm no se -dijo inocentemente.

Mi mente seguía dando vueltas, he vivido cosas raras toda mi vida siempre que pienso que el universo ya no puede sorprenderme me da nuevas pruebas. La ocelote empezó a moverse por el cuarto subiéndose al mueble poniéndose en frente del espejo.

-¿tu saliste de ahí pero como?- también vi mi reflejo, ahora se veía normal pero sentia algo, no me habia dado cuenta antes pero el espejo emitía fuertes energías, veía luces de colores bailaban a mi alrededor que de a poco iban desapareciendo

Me crucé de brazos  para no tentarme a tocarlo de nuevo no vaya a ser que deje salir otra cosa, retrocedí.

-No se, fue como estar dormida y luego despertar- explicó la ocelote tocando la superficie del espejo- se siente como mmmm- pensó, buscando con qué palabras podría describirlo- como  pasar por una cascada.

-¿Quieres decir que el espejo es una puerta?,¿de que?- mire el espejo viendo cada detalle el marco era de oro puro por lo que podía decir estaba adornado con los días del calendario antiguo, pero tenía varios glifos mezclados me era difícil poder leerlo, tenía glifos como el del día Imix pero tambien tenia otros como el calli, casa en náhuatl, los idiomas estaban tan mezclados que no sabía si formaba oraciones o si solo nombraba los días.

-y si lo averiguamos-sugirió la ocelote apoyándose sobre sus patas traseras tocando la superficie del espejo con las delanteras.

Seguía dudando, pero la curiosidad me estaba matando desde adentro aun así pensé seriamente en que es lo que haría a continuación si tratar de pasar o dejarlo y buscar otra forma.

-Mactzil!

Escuche a mamá llamarme desde las escaleras. Entre en pánico,?!que iba a explicarle!?. Me asomé por la puerta de la casilla mirando a la puerta de las escaleras podía ver a mamá asomándose.

-e-eh tú quédate aquí- le dije a la ocelote- prometo regresar pero quédate por favor - le pedí, la ocelote pareció entender la situación y se fue a esconder entre las cosas, cerre rapido la puerta echándole llave.

-¡Mac! la cena ya está lista, ¿tienes hambre?- me preguntó mamá desde la puerta de las escaleras.

-e-eh si- intenté no parecer extraña manteniendo un rostro serio pero al parecer no funcionó del todo.

Mamá me miró como si supiera mis verdades buscando lo que escondía. Mantuve mi rostro sin emoción para no dejar ver mi nerviosismo.

-¿Pasó algo?

-no ma, ¿por qué?

Mamá me miró entrecerrando los ojos, yo evité su mirada y la pase de corrido rogando internamente porque no pensara mal.

Espejo de ObsidianaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora