Mactzil
De camino al cuarto para poder descansar, aún me dolía la mano hacia todo lo posible para no rascarme la palma por la incomodidad que sentía.Mientras caminaba por el pasillo, algo llamó mi atención: una puerta estaba entreabierta. La curiosidad me impulsó a asomarme, y allí, en una mesa desordenada, estaba papá concentrado en la computadora.
Aprovechando la oportunidad, decidí acercarme y preguntarle sobre los coyotes. Me preguntaba por qué nunca me había contado nada al respecto; tal vez podría ayudar en algo. Con un ligero suspiro, me armé de valor y toqué suavemente la puerta.
-toc toc
Papá alzó la mirada y sonrió al verme. Lo tomé como un pase de entrada
-Ix mac, ¿necesitas algo mi princesa?- pregunto antes de que su sonrisa se desvaneciera al ver mi mano cambiando a un semblante preocupado- ¿que te paso en la mano?.
-nada solo un incidente de jardinería-respondí, agitando la mano como si eso lo hiciera menos importante- ¿tú que haces?
-algunas cuentas, esperando correos-dijo reclinándose en su silla-¿pero qué te trajo a mi?
-¿Sabes de los coyotes?- lance la pregunta como si nada, esperado que eso le restara importancia pero Papá se quedó en silencio por un momento lo que me confundió pero al final el respondió.
-si, la abuela me contó algo. La verdad me pidió algo de ayuda-confesó- le conseguí algunas cosas.
-oh genial, ¿y en qué puedo ayudar?- pregunte con cierta emoción en mi voz.
Quería hacer algo además esto podría ser una experiencia de aprendizaje para mi, pero papá me miró seriamente y mis esperanzas fueron bajando.
Quería hacer algo además esto podría ser una experiencia de aprendizaje para mi, pero papá me miró seriamente y mis esperanzas fueron bajando.
-Mac es una situación peligrosa no son simplemente espíritus o malas energías son Ruwäch q'ij-me advirtió con voz grave. En mi mente, traduje sus palabras: nahuales, rajawales, chuleles... brujos cambiaforma en general. No son malos pero tampoco son buenos yo diría que son bastante grises aunque algunos no. Muchos tienen el afán de vivir para hacer males y vivir de ellos.
-y no ayudaré solo a la abuela -añadió.- me contrataron será bueno para empezar y conseguir algo de dinero mientras nos acomodamos.
Eso me sorprendió, ¿Por qué no me había contado antes?, La curiosidad me picaba.
-ok, si necesitas algo-empecé a ofrecerme, pero él me interrumpió con un gesto.
-Mactzil es mejor si te mantienes lejos-dijo con firmeza antes que siguiera insistiendo.
-ok pero,¿qué pasa exactamente?- "?porque no me cuentas la verdad?".
-No tengo toda la información, no sé todo- admitió papá, pero su tono me hizo dudar de su sinceridad. Su mirada se desvió hacia la pantalla de su computadora, de nuevo-. Pero no te preocupes -añadió, intentando calmarme-. Ahora estoy ocupado. ¿Puedes irte, por favor?
-¿Mamá sabe? -le pregunté, tratando de mantener la conversación viva.
-Sí -respondió con calma, sin apartar la vista de la computadora.
Si mamá sabía, no iba a hacer mucha diferencia preguntarle, las respuestas serían las mismas. Jugueteó con mi pelo, buscando otra pregunta. Aún quería obtener más respuestas, pero papá evadía mis preguntas, así que decidí cambiar de tema.
-¿Cuándo retomaremos las clases?
Papá me lanzó una mirada rápida, pero volvió enseguida a la pantalla. -No te preocupes por eso, ya he visto escuelas en el área.
-No me refiero a las clases normales -dije, y él me miró, comprendiendo.- Con todo lo que ha pasado en los últimos meses, ya no me has seguido enseñado nada.
-Ya habrá tiempo. Ahora no puedo. Pensé que sería bueno que buscaras hacer otro tipo de cosas más normales, ya sabes, salir, hacer amistades.
¿Amistades? Aquí no conocía a nadie, y ni hablar de cómo era en casa. Tal vez aquí podría hacer amigos de verdad, pero mejor mucho trabajo.
-¡Pero quiero seguir aprendiendo! Ver qué puedo lograr -exclamé-. He intentado hacer rituales simples por mi cuenta, como uno para la buena suerte. Aunque no sé si funcionó, porque nunca vi cambios -murmuré lo último-. Intenté separar mi alma de mi cuerpo, pero mejor no te cuento cómo terminó eso...
Papá negó con la cabeza, ocultando una sonrisa irónica. Fruncí el ceño. Tal vez era principiante, pero hacía lo mejor que podía.
-Pero si se trata de nahuales, sé cómo repelerlos -dije con orgullo.
-Y yo ya dije que no -respondió papá, manteniendo la vista en la computadora-. Hay una razón por la que a veces no te cuento todo, y lo sabes. Tu curiosidad te puede meter en problemas, Mactzil.
La conversación que no me convenía volvió a mí, como una mosca que se va y regresa. Si papá sabía algo y no todo, tal vez sabía de ese "otro". Me estaba haciendo cuentos en la cabeza. Seguía sin lograr nada, y él tampoco me explicaría nada. Si supiera que puedo ayudar en algo, lo haría sin dudar, y él lo sabía.
-Jach ma'óol, papá.
-Es lo mejor, ¿entiendes? Y si sigues, entonces Santiago te seguirá en lo que hagas -me dijo.
¡Ugh! En algo tenía razón. Santiago, como hermano menor, tenía esa tendencia de seguirme en todo, y no tenía cuidado para estas cosas. Me quedé sin argumentos, y si seguía insistiendo, obtendría la misma respuesta. ¿Por qué pensé que me dejaría? Lo miré con el ceño fruncido, pero él no mostró ninguna reacción.
-T'aan u k'i'ik -murmure.
"Una pérdida de tiempo", vine sin nada y obtuve nada.
-"Concuerdo" -me respondió papá en maya.
Resople y me fui, sintiendo que el aire a mi alrededor se llenaba de frustración. Tal vez no había obtenido respuestas hoy, pero eso no significaba que no seguiría buscando.
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Espejo de Obsidiana
FantasíaMactzil creció sumergido en un mundo de mitos y leyendas, donde las historias de su padre danzaban en su mente como estrellas brillantes en la noche. Cada relato lo hacía sentir que era capaz de lo imposible. Su corazón ardía con un deseo inquebrant...