Capítulo 3

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Abrí mis ojos lentamente al sentir unos pequeños besos húmedos por todo mi rostro y me encontré con una nariz húmeda, negra y redonda, el cachorro se alegró aún más de verme despierto y comenzó a morder mi nariz de la emoción, solté un quejido cua...

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Abrí mis ojos lentamente al sentir unos pequeños besos húmedos por todo mi rostro y me encontré con una nariz húmeda, negra y redonda, el cachorro se alegró aún más de verme despierto y comenzó a morder mi nariz de la emoción, solté un quejido cuando uno de sus dientes enterró mi piel y lo alejé un poco, ¿qué hora era?

—Bien, con eso el señor Nash se dará por bien servido.

Al escuchar su voz me reincorporé de golpe, un poco asustado pero al ver al chico que estaba en mi cuarto me relajé, aunque no tanto, todavía podía sentir esa pequeña tensión entre nosotros.

—Jay... ¿qué haces aquí?

El vampiro me examinó y sonrió irónico.

—Es hora de ir cambiando esa pregunta, ¿no crees? Compañero.

— ¿Qué?

—Es sorprendente ver cómo el híbrido desarrolló un afecto por ti y apenas ha pasado un día desde que se conocieron, y es más sorprendente ver que el lazo se fortaleció aun cuando le has dado suficientes motivos para que desconfíe de ti, ¿sabes algo? El señor Nash se mostró muy molesto, pero tranquilo. No está molesto con nosotros; está molesto con aquella bestia maldita y ahora está solucionando ese problema, sin contar el cazador no tan cazador.

— ¿D-de qué estás... hablando?

— ¿Cómo te encuentras?

— ¿Qué pasó?

— ¿No lo recuerdas? —Jay ladeó su cabeza y sus ojos rápidamente se volvieron rojo quemado, ¿eso pasaba cada que se inquietaba o irritaba?—. Miserables y lastimosas criaturas, ustedes son tan ignorantes que sólo escuchan y ven lo que les conviene. Dan lástima... pero bueno, anoche, Nash y tú hicieron un pacto.

— ¿Yo... soy c-como... ustedes?

Jay rió y me miró con superioridad, su sordina sonrisa me daba mala espina y me hacía sentir insignificante, él conocía más cosas que yo, entendía más rápido que yo y también conocía a Nash mejor que yo, ¿cómo podía ponerme a su nivel? ¿Cómo podía entender todo lo que estaba pasando? Y sobre todo...

¿Cómo podía enfrentar aquellos desconocidos sentimientos que crecían a una velocidad impresionante?

—Pregúntame lo que quieras —Jay cerró la ventana cuando los primeros rayos de sol comenzaron a iluminar su piel, ¿entonces era verdad que los vampiros no podían recibir los rayos del sol?—. Se me ordenó responder cualquier duda.

— ¿Es cierto que si el sol los toca se desintegran?

— ¿Ah?

—Se dice que los vampiros no pueden salir en el día...

—Ah... no, o sea sí —Jay movió su cabeza ligeramente para quitar el aturdimiento que le había dejado mi pregunta—. Podemos salir en el día, y no nos desintegramos, el único efecto que causa el sol en nosotros es sueño, los vampiros no salen el día porque son más vulnerables. Y porque es molesto.

El destino y la muerte - Alma InmortalDonde viven las historias. Descúbrelo ahora