—Duele, Nash... —me quejé por el dolor que invadía mi cuerpo y temblé cuando sus manos acariciaron nuevamente mis muslos, sus dedos tan fríos provocaron un espasmo que se alojó en mi entrepierna y me mantuvo entre sus brazos como si fuera un muñeco de trapo; sin vida y sin voluntad.
—Eso es normal, la transformación se interrumpió.
— ¿Transformación?
Nash asintió y limpió las pequeñas lágrimas que se habían alojado en mis ojos, me cargó y comenzó a caminar hacia mi casa, quería saber más, estaba claro que no era un vampiro pero no entendía qué tenía que ver su sangre en todo esto... escondí mi rostro entre su ropa y me drogué con su aroma a roble, Nash tenía una pequeña medalla y la toqué, era linda.
—Y porque bebí una cantidad considerable de sangre.
— ¿Y qué tiene que ver eso?
—Ustedes son débiles, un empujón y se rompen; física y mentalmente.
Los humanos son débiles...
—No dejaré que nadie te aleje de mí, Kaydenn. Debes saber eso.
— ¿Por qué un noble como tú... me quiere?
Nash no respondió, caminó en total silencio hasta mi casa y forjó la cerradura en total silencio, entramos y nuevamente sin hacer crujir los tablones llegó a mi cuarto, dejó a Jimmy en el suelo y a mí me acostó en la cama, metiéndome debajo de las sábanas y comencé a sentir calor, pero estar demasiado cerca de Nash me hacía temblar y sentir diversos escalofríos, como si mi cuerpo supiera que él no era algo humano.
—Lo sabe —susurró en mis labios y acarició mi rostro—, pero no hace nada, ¿qué espera? Casi te devoro y él se limitó a observar... incluso dejó que lo mirases hablar con el híbrido.
—No entiendo... ¿de qué estás hablando?
—Yo no te lo puedo decir, ángel, aunque ganas no me faltan para acabar con toda esta farsa, pero, esperaré. Dejaré que te des cuenta tú solo, pero date prisa —musitó—. No tengo mucho tiempo...
— ¿Por qué?
Nash sonrió de medio lado y volvió a pasar lentamente sus dedos por mi rostro, se acercó a mí y se acercó a mi cuello. Lo detuve antes de que hiciera algo de lo que posiblemente me arrepentiría más tarde, pero comenzó a pasar su lengua por mi herida piel, gemí cuando sus colmillos rasparon la pequeña herida que me había hecho con sus colmillos y me retorcí en la cama, era peligroso estar a solas con él, era de noche, estábamos solos, ¿qué podía salir de esto?
Seguramente nada bueno.
—Nash, detente...
—Tu sangre es... dulce, pero amarga si se bebe en cantidad —musitó y me incorporé, quedando a escasos centímetros de él, sus ojos estallaron con chispas que tiñeron aquel lila de morado y bajé lentamente mi mirada, estudiando sus facciones con más detalle.
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El destino y la muerte - Alma Inmortal
Wampiry"Pequeño Ángel, si te hago sufrir una vida, ¿podrías perdonarme?"