Capítulo 24

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Hace tiempo escuché una expresión de una amiga humana que conocí en una competencia

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Hace tiempo escuché una expresión de una amiga humana que conocí en una competencia.

"Trágame tierra".

Y hoy, justo sus palabras me caían como anillo al dedo cuando vi a ese hombre de cabello rubio y ojos dorados mirarme con seriedad y desaprobación. Estaba cruzado de brazos con ese uniforme blanco y azul más brillante que nunca y me acerqué con cautela hacia él.

—Su Majestad... ¿qué le trae por aquí?

—Eso mismo me pregunto yo.

—Lamento lo que mi padre hizo, no sabía que podía hacer eso, lo siento mucho.

—Sentir que me destrozaron el corazón quizá no fue tan malo —Killian alzó mi rostro—. Gracias a eso ahora sé perfectamente lo que debo hacer.

Tragué saliva cuando recordé lo que había hecho con Killian y desvié la mirada ocultando mi rostro, Dante a mi lado ladró y comenzó a griñirle al Rey quien lo miró con cierta molestia.

—Dante, no hagas ruido en medio del bosque.

—¿Ese perro es tuyo? Logro percibir un poco de sangre de Alis en él.

—Me lo regalaron y se llama Dante.

—¿El Conde que siempre se encuentra contigo?

—¿Y qué si fue él?

—Tengo entendido que ese Conde y tú son cercanos.

—Lo somos, Red ha cuidado de mí de que fui un niño.

—¿Sólo por eso...?

—A Red no le intereso en lo absoluto.

Debía desviar su atención de Red, sabía que Killian solía ser bastante exclusivo con sus juguetes y justo ahora yo era algo de su interés. Si no tenía cuidado podría matarlo y no podía permitir que Red muriera por mi culpa..

—Si dices que no hay anda entre ustedes, confiaré en ti.

—¿Puedo ayudarle en algo?

Killian asintió y se acercó un poco más, casi nada y mi cuerpo respondió con un escalofrío cuando el Rey alzó mi rostro y sus labios rozaron los míos. Giré mi rostro, haciendo que mi mejilla fuera la que recibiera ese pequeño beso y el Rey me observó burlón, ¿sí sabía que no sería tan fácil todo esto, verdad?

—Me gustaría saber por qué te giraste.

—Le dije que no estoy interesado en nada.

—¿Y yo no soy acaso algo?

—En lo absoluto, mi Rey.

—Aun así, me resulta molesto que no aceptes mi petición.

—Si el Rey a quien sirvo lo ordena, entonces usted tendrá toda mi existencia a su disposición. Mientras eso no ocurra, no tengo por qué obedecer a un Rey externo.

El destino y la muerte - Alma InmortalDonde viven las historias. Descúbrelo ahora