𝘋𝘰𝘯'𝘵 𝘗𝘭𝘢𝘺

47 3 1
                                    

Frank intentaba concentrarse en lo suyo y no prestarle atención al hombre delante de él. Intentaba no mirarle mientras su trasero estaba alzado y sus piernas se estiraban a uno de los costados, era una vista que jamás había imaginado tener el privilegio de disfrutarla pero comenzaba a hartarse de ese juego en el que el castaño hacía lo que quería con él.

Le coqueteaba deliberadamente cuando estaban a solas y en el escenario hacía este tipo de cosas, era más disimulado, tanto que parecía que simplemente eran coincidencias pero Frank ya no se creía eso, no después de verlo frente a él en aquella posición y usando esa ropa, además de otras cosas más.

Gerard llevaba un par de días comportándose así con él, enviando indirectas con la manera en la que se acercaba a él, sus miradas y algunos comentarios que había hecho. El tatuado había pensado que después de tantos años simplemente se había acabado, había confiado en que ya no había manera en que el más alto le hiciera sentir así, le hiciera sentir eso, lo mismo que había sentido durante gran parte de su vida al estar alrededor de Gerard.

Pero no podía seguir fingiendo que le daba igual, no podía seguir pasando por alto esos comportamientos, las miradas y la manera en la que se acercaba a él. Estaba harto de ese juego y comenzaba a cansarse de que el cantante siempre lo atrapará con la guardia baja, encontraba la manera de hacerlo enloquecer en tiempo récord.

Se movió de su lugar, apartándose de detrás del castaño para dejar de pensar demasiado y poner toda su atención en su guitarra.

Cuándo el concierto terminó, dio las gracias y volvió adentro, buscando algo de agua para poder beber un poco. Intentó no prestarle demasiada atención a su compañero mientras estaban ahí aunque su cabeza no dejaba de buscar una manera de finalmente desquitarse de todo lo que le había estado haciendo.

Se dio un momento para verlo mientras charlaba con uno de los miembros de su equipo y después simplemente se giró sin prestarle atención. Cuándo estuvieron listos los llevaron al hotel en el que pasarían esa noche.

Abrió la puerta de su habitación, dejándose caer en su cama con un profundo suspiro, se sentía bien poder descansar. Cerró sus ojos, estando a punto de quedarse dormido de no ser por los golpes en su puerta.

—¿Frank?—. La voz del de ojos verdes al otro lado lo hizo sentarse en el borde de la cama. —Creo que dejaron una de mis maletas en tu habitación, ¿puedes darmela?—.

El tatuado se levantó y abrió la puerta para dejarlo pasar. —Espero que tengas algo importante ahí adentro como para tocar mí puerta tan tarde—.

—Creí que te gustaban las visitas nocturnas—. Respondió sonriendole con diversión.

Entró y tomó su equipaje para poder llevárselo pero Frank lo hizo detenerse, tomándolo del brazo para acercarlo a él.

—¿Acaso te gusta meterte en mí habitación por las noches para estar solo conmigo?—. Murmuró acercándose a su rostro. —¿O prefieres darme la mejor vista que he tenido de tu trasero en años?—.

—... No sé de que hablas y si estabas viendo mí trasero, bueno, no puedo ayudarte con eso—.

—Basta de tonterías—. Tomó su rostro con ambas manos y lo besó.

Lo besó de manera brusca, mordiendo sus labios y jugando con su lengua dentro de la boca del cantante. Se separó y palmeo su trasero con fuerza.

—Sigue comportandote así y te prometo que la próxima vez terminaré follandote—. Aunque lo dijo a manera de advertencia Gerard lo tomó más como una invitación.

—Bueno, tal vez eso es lo que quiero—. Murmuró llevando las manos debajo de la playera del tatuado, moviéndose más cerca. —Ha pasado mucho...—.

—Sí, ha pasado tanto que creo que olvidaste quién manda aquí—. Retiró las manos del cantante bruscamente, tomándolo por la nuca. —No voy a darte lo que quieres por más que me encantaría—.

—Por favor—. Gerard buscó sus labios, intentando comenzar un nuevo beso.

Frank accedió al beso pero lo separó antes de llegar más lejos.

—Compórtate y me lo voy a pensar—. Dejó otro golpe en su trasero y se separó. 

—No Frank, por favor—. Murmuró tratando de atraerlo de vuelta.

—Solo tienes que dejar de jugar conmigo así y te daré lo que quieras—. Le dio un último beso y después lo hizo salir de la habitación.

Él ya se había divertido bastante, ahora era el turno de Frank. Jugaría un poco con él, tal vez un par de días y después le daría lo que tanto quería para hacerlo feliz un rato.

𝑶𝒏𝒆-𝑺𝒉𝒐𝒕'𝒔 𝑭𝒓𝒆𝒓𝒂𝒓𝒅Donde viven las historias. Descúbrelo ahora